La comida nunca ha sido tan segura en España como ahora, pero ¡ojo! porque todavía sigue siendo fundamental tomar todas las precauciones posibles a la hora de conservar y cocinar alimentos. Según advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS), en toda Europa mueren cada año cerca de 5.000 personas tras haber consumido comida contaminada. En este sentido, las infecciones por culpa de la comida más frecuentes en nuestro país son la salmonelosis y la listeriosis.
A pesar de que estos fenómenos no sean el pan nuestro de cada día y la mayoría tienen un buen pronóstico si se atienden como es debido, de vez en cuando se popularizan casos impactantes. Uno de los más impactantes fue publicado en The New England Journal of Medicine y tuvo lugar en 2021 en la ciudad de Boston (Massachusetts, Estados Unidos), pero se ha viralizado ahora tras la publicación de un vídeo en YouTube que narra el caso. Por desgracia, al protagonista de este caso tuvieron que amputarle las piernas por debajo de las rodillas y parte de todos los dedos de sus manos para salvarle de una bacteria.
Todo comenzó cuando un joven de 19 años decidió comerse las sobras que un amigo había dejado tras haber ido a un restaurante. A su amigo no le había sentado muy bien esta comida —de hecho, según la descripción del caso, vomitó poco después de haber tomado algo—, pero, por alguna razón desconocida, conservó lo que quedaba. Si bien el protagonista también presentó vómitos poco tiempo después de haber consumido el plato, sus síntomas fueron aumentando exponencialmente en las horas siguientes.
La aparición de síntomas
Poco tiempo después de devorar las sobras, que según el informe eran de arroz, pollo y un plato chino a base de tallarines conocido como lo mein, empezó a sentir un ligero dolor abdominal y náuseas. Después empezaron los vómitos, los escalofríos y la sensación de debilidad, a los que se les añadió un progresivo dolor de músculos, dolor en el pecho y dificultades para respirar, dolor de cabeza, rigidez en el cuello y visión borrosa. De todas formas, el paciente no acudió entonces al hospital.
Unas 15 horas después de haber ingerido el plato contaminado el paciente empezó a manifestar manchas moradas en la piel. En ese momento fue cuando el amigo lo llevó al servicio de Urgencias de un hospital para determinar qué le pasaba. Durante este primer reconocimiento, el paciente volvió a vomitar y cuantificó en un 8 sobre 10 la intensidad del dolor que sentía en sus músculos. Los médicos describieron su aspecto como pálido, ansioso y moderadamente angustiado; respondía a las preguntas y estaba orientado.
Sin embargo, mientras los médicos realizaban pruebas sobre el estado de sus órganos su estado empeoró: se produjo un aumento de la frecuencia respiratoria, la presión parcial del oxígeno en la sangre arterial descendió y su piel empezó a ponerse azulada debido a la falta de oxígeno en sangre. A pesar de suministrarle los medicamentos indicados, el paciente tuvo que ser trasladado en helicóptero hasta el Hospital General de Massachusetts donde le sedaron con fármacos.
'Neisseria meningitidis'
Finalmente, el paciente fue diagnosticado con un shock séptico y un fallo multiorgánico y el causante fue la infección por una bacteria: Neisseria meningitidis. La infección por este microorganismo originó meningococemia, o púrpura fulminante, y, durante el ingreso, este paciente sufrió varias complicaciones entre las que destaca la necrosis de brazos y piernas y la gangrena, que fueron finalmente la causa por la que tuvieron que amputarle las extremidades inferiores por debajo de la rodilla y parte de los dedos de las manos.
Los médicos descubrieron que, mientras que se recomiendan tres dosis de la vacuna del meningococo C, el paciente sólo había recibido una de ellas. Esto puede explicar el hecho de que el amigo sólo padeciese unos vómitos frente a los terribles síntomas del paciente que protagoniza el caso. De todas maneras, se trata de un caso extraño porque la Neisseria meningitidis se suele transmitir por la saliva y otras secreciones respiratorias. En cualquier caso, es muy extraño encontrar estas bacterias en la comida.
Es importante que ante un alimento que ha podido sentarnos mal, como al amigo del protagonista de esta historia, lo tiremos en vez de conservarlo. A pesar de que la bacteria que produjo la púrpura fulminante a este paciente es difícil de encontrar en los alimentos, existen otras igualmente peligrosas que pueden originarse en el mismo tipo de alimentos. Es el caso del Bacillus Cereus que en el año 2008 causó la muerte de un estudiante en Bélgica que comió unos espaguetis con tomate que habían estado cinco días a temperatura ambiente, como se recoge en este artículo de EL ESPAÑOL.