El triclosán, un ingrediente típico de las pastas de dientes, detergentes y algunos productos de limpieza, no está pasando por su mejor momento. Hace unos años un estudio ya relacionó esta sustancia con alteraciones de la flora intestinal. Otro trabajo anterior relacionó al triclosan con un mayor riesgo de sufrir obesidad y diabetes al acabar con bacterias beneficiosas para el intestino humano.
Ahora, un nuevo trabajo llevado a cabo por un equipo internacional de investigadores de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, la Universidad de Massachusetts Amherst y la Universidad Baptist de Hong Kong ha vuelto a poner al triclosán en su punto de mira: este antimicrobiano es capaz de provocar inflamación intestinal, y se ha podido demostrar.
Como bien recuerdan los autores del nuevo estudio, el triclosán se encuentra en miles de productos actualmente, incluyendo juguetes. Ahora, en su nuevo estudio publicado en Nature Communications, han logrado identificar tanto enzimas como bacterias específicas que darían lugar a la reacción nociva de esta sustancia. Y también habrían descubierto cómo bloquear este daño intestinal.
El triclosán solía usárse ampliamente en jabones antibacterianos comerciales, al menos hasta 2016, cuando la Foods & Drugs Administration (FDA), agencia reguladora de Estados Unidos, ordenó la retirada de esta sustancia en dichos productos con el objetivo de evitar posibles resistencias bacterianas.
Aún así, el triclosán sigue siendo un ingrediente presente en cosméticos, colchonetas de yoga y equipos deportivos, con el objetivo de funcionar como antimicrobiano. Se sigue usando en pastas de dientes, dado que su uso previene la gingivitis. Este uso también está aprobado en la Unión Europea y por ende en España, como recordaba la OCU, aunque algunas empresas como Colgate se han comprometido a abandonarlo.
Sin embargo, el triclosán parece absorberse fácilmente por el tracto gastrointestinal, motivo por el cual ya son varios los estudios que han sugerido evitar su uso en determinados productos en contacto con el microbioma humano.
En estudios previos ya se habría demostrado esta potencial toxicidad del triclosán, pero no las causas ni cómo funcionaría dicho perjuicio. En este nuevo trabajo se ofrece una visión más cercana de los cambios causados por esta sustancia a nivel microscópico.
En este caso los investigadores realizaron el estudio con ratones. Conectaron enzimas microbianas intestinales específicas, concretamente proteínas microbianas beta-glucuronidasa (GUS) intestinales, con triclosán, demostrando que estas enzimas son lascausantes de que este antimicrobiano produzca inflamación intestinal.
Sabiendo qué proteínas bacterianas eran las que desencadenaban el proceso, los investigadores usaron un inhibidor selectivo para bloquear el procesado del triclosán en el intestino. Dicho bloqueo en ratones evitó daños en su colon y los potenciales síntomas de colitis, un tipo de enfermedad inflamatoria intestinal.
De hecho, este trabajo proporcionaría pistas sobre nuevas terapias contra las enfermedades inflamatorias intestinales, cuya prevalencia no ha parado de crecer en los últimos años. En muchas ocasiones estas enfermedades se controlan durante largos periodos de tiempo, hasta que se desencadena una crisis sin claro origen aparente ni cambios dietéticos; el triclosán, entre otras sustancias, podría ser una explicación.
Por ello, los autores del trabajo sugieren que existe una clara necesidad de mejorar la comprensión de los productos químicos ambientales sobre la salud intestinal. Pero, como siempre, habrá que seguir investigando.