La testosterona es una hormona androgénica que por mucho que se ligue a los hombres, no es exclusiva de estos. Al igual que hombres y mujeres comparten el cromosoma X, los ovarios y las glándulas suprarrenales de las mujeres también producen testosterona, aunque en menor cantidad. Es la hormona masculina más importante, influye en el mantenimiento de músculos y huesos, en la producción de glóbulos blancos y espermatozoides, afecta a la libido (también en mujeres) aumentando el deseo sexual.

Los niveles de esta hormona producida en los testículos de los hombres y el déficit de la misma es algo que preocupa desde hace años. Con el paso del tiempo, su producción va disminuyendo de forma progresivamente, es algo natural. A pesar de que se relacione esta disminución con los problemas de erección, Gema López, sexóloga, explica que hay otros factores, tanto orgánicos como psicológicos, que pueden afectar a la calidad de la erección.

"Aunque es cierto que, si se detecta un déficit de testosterona, tanto el mantenimiento de las erecciones como el rendimiento sexual en general, pueden verse afectados, ya que afecta directamente a la libido, es decir, influye en el deseo sexual", añade la experta. La alimentación puede mejorar los niveles de esta hormona, pero no hay que caer en fantasías como los afrodisíacos y mitos similares, según subraya Concepción Martínez, nutricionista deportiva.

Los niveles que se consideran normales oscilan entre 300 y 1.000 nanogramos por decilitro de sangre. Los altibajos, siempre que sean entre ese rango, apenas tendrán impacto en el impulso sexual, sin embargo, si descienden de los 300 puntos, es probable que aparezcan síntomas como disfunción eréctil, bajo estado de ánimo, fatiga y pérdida de masa muscular, en lo que se conoce como hipogonadismo. A partir de los 40 años, en los hombres, los niveles empiezan a descender un 1% al año, aunque es una cifra variable y hay excepciones.

La alimentación afecta a la fertilidad

La dieta sí puede influir directamente en la calidad del semen, es decir, en la cantidad de espermatozoides que se producen y la movilidad de estos. Es cierto que los alimentos individuales tienen un impacto limitado sobre los niveles de testosterona, pero algunos cambios en la dieta pueden cambiar radicalmente sus valores.

Por ejemplo, perder peso, en el caso de tener sobrepeso, puede ayudar ya que la obesidad es la principal causa de niveles bajos de testosterona. En una revisión sobre las alternativas a la terapia con testosterona, Alexander Pastuszak, profesor adjunto de urología y cirugía de la Universidad de Utah en Salt Lake City, EEUU, afirma que, si un paciente no tiene sobrepeso, "no le pondría una dieta específica para aumentar la testosterona basándose en los datos que se tienen actualmente".

Alimentos grasos y carne

Sin embargo, una revisión que agrupó datos de más de 200 voluntarios, reveló que los hombres con dietas altas en grasas, tenían de media niveles de testosterona 60 puntos más altos que los hombres con dietas bajas en grasas. Al igual que los voluntarios que siguieron una dieta vegana presentaron unos 150 puntos menos que los que tuvieron una dieta rica en grasas y carne. Aunque destacan que ninguno de los participantes padecía sobrepeso. Por lo que Martínez subraya que nunca recomendaría una dieta rica en grasas a no ser que tuviera los niveles de testosterona bajos, siendo este un resultado obtenido en un laboratorio y no en una consulta de un nutricionista o por una mera percepción.

El huevo es clave

El huevo es un alimento muy completo nutricionalmente. Contiene proteínas de origen animal, vinculadas a un aumento de los niveles de testosterona (o el mantenimiento de los mismos si se está en un rango cercano a los 1.000 puntos), y vitamina D.

Un estudio elaborado en la Universidad Médica de Graz, en Austria, relaciona la vitamina D con la regulación del metabolismo androgénico masculino. Revelando que consumir más vitamina D, aumenta los niveles de testosterona en sangre.

El ajo

Al mejorar la circulación sanguínea y regular la prensión arterial, el consumo de ajo puede influir en la calidad y el mantenimiento de las erecciones. Además, una investigación llevada a cabo en la Kobe Women’s University, en Japón, relaciona el compuesto disulfuro de dialillo del ajo con la liberación de la hormona luteinizante, que provoca un aumento de la producción de testosterona en los testículos.

Ostras

Las ostras son ricas en zinc, un nutriente relacionado directamente con la producción de esperma. Además, este compuesto inhibe la aromatasa, que transforma la testosterona en estrógenos.

Nueces

Por último, este fruto seco es rico en vitamina E pero también en selenio, un nutriente que según Martínez, es un mineral que influye en los niveles de testosterona y mejora la movilidad de los espermatozoides, un efecto que también se puede conseguir con los piñones, las castañas y los champiñones.

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