La navidad ya está aquí y con ella las comidas copiosas y el exceso. El exceso de comida, de dulces, de carne y de salsas. Una época para disfrutar y no tener preocupaciones, ni siquiera de la dieta. Lo cierto es que antes de las comilonas de Navidad, Nochevieja y Reyes, aunque pudiera parecer aconsejable hacer dieta previamente, anticipándose al posible aumento de peso, ayunar o cambiar la dieta habitual puede ser contraproducente.
Puede provocar ansiedad
En estas fechas, a pesar de contar con días libres, es normal que mucha gente sienta ansiedad, por las reuniones familiares, por la falta de alguien cercano, son días complicados. Por eso, sumar a este estrés el de intentar compensar atracones, ayunando previamente, lo que puede provocar es justo lo contrario; que los atracones derivados de la ansiedad hagan acto de presencia antes de las comidas familiares, por lo que cuando se vuelva a la rutina, se habrán cogido aún más kilos.
Por eso, lo aconsejable sería llevar una dieta equilibrada e incluso permitirse algún capricho como alimentos placenteros en pequeñas cantidades, que puedan ayudar a aliviar el estrés. De esta forma podrás llegar a la cena de navidad sin hambre acumulada y con el apetito más controlado.
Aumenta el desequilibrio alimentario
"Hay que tener en cuenta que una comida navideña podría suponer entre 2.000 y 2.500 kilocalorías, cuando lo ideal sería consumir entre 450 y 750 kilocalorías. Por lo que llegar sin hambre puede ser clave", explica a EL ESPAÑOL Noelia García, nutricionista especializada en diabetes.
Los errores que se cometen en estas fechas son la ingesta descontrolada hipercalórica y derivadas de ella, las digestiones lentas y pesadas. "La combinación es ‘matadora’, comidas copiosas con muchas calorías y postres llenos de azúcar", añade la nutricionista. Encima se practica menos deporte, se come de más, se abusa del dulce, se bebe menos agua y más alcohol. Un cambio drástico en la rutina que puede pasar factura.
García recomienda planificar con antelación los menús, para hacerse una idea de la cantidad de comida que es y sus ingredientes, para así tener tiempo suficiente como para realizar algunos cambios que hagan los platos más saludables. Se pueden añadir primeros de cremas caseras o caldos, que son saciantes, saludables y además cumplen la función de dejar menos espacio para poder atiborrarse con el segundo plato.
También se puede optar por formas de preparado más saludables como ingredientes hervidos, al horno, a la plancha o salteados. Del mismo modo, habría que evitar abusar de salsas, mantecas, mayonesas y rebozados.
Cuantas más restricciones, más excesos
Hacer ayunos o mantener una dieta estricta antes de las fechas señaladas, es decir, de las reuniones precisamente para comer en cantidad, está muy extendido y es una práctica habitual para compensar los posibles excesos. Es cierto que, en el caso de tener un exceso de peso, las dietas equilibradas y siempre con supervisión de un experto, de bajada de peso son una opción saludable para la disminución de triglicéridos, la disminución del colesterol malo y el descenso de la presión arterial.
Sin embargo, estas dietas están planteadas para ser una rutina y no para un ayuno ocasional preatracón. Es decir, el ayuno sería saludable si está en el patrón alimentario, pero en el caso de no estar programado ni valorado por un profesional, haciéndose con una finalidad purgativa, no es una práctica recomendable. Llevar una dieta estricta puede conducir a atracones y comilonas aún más copiosas e incluso de peor calidad.
"Lo ideal sería llevar a cabo una alimentación antes, durante y después de las fiestas. No hace falta privarse de alimentos sabrosos en estas fiestas. Se puede reducir la cantidad de comida o incluso tirar por recetas con menos grasa o más saludables", subraya García. La clave está en seguir el patrón alimentario, ni por encima ni por debajo.
Algunas de las recomendaciones de la especialista son consumir al menos dos raciones al día de verduras y hortalizas; escoger siempre las variedades integrales de pan, pasta y cereales; incluye en tu dieta frutos secos, lácteos, pescado, huevos, fruta y aceites vírgenes; opta antes por carne magra que por carne roja y sobre todo, reduce al máximo los alimentos procesados como galletas, bollería, refrescos, salsas o precocinados. “Ya que normalmente en estas fechas es habitual tener días libres o vacaciones, sería ideal aprovechar para hacer ejercicio y mantenerse activo", añade García.