El consumo de café está vinculado con numerosos beneficios de cara a la longevidad: está relacionado con una reducción del riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer, con la protección contra el cáncer, contra problemas metabólicos como la diabetes y con la reducción de casos de párkinson y otras formas de demencia.
Sin embargo, estos efectos positivos podrían verse negados si edulcoramos nuestras bebidas con azúcar de mesa. La tendencia sería similar a la que provocan las bebidas azucaradas, como los refrescos que no son 'sin', 'cero' o 'light', y que están relacionados con toda clase de marcadores de riesgo cardiovascular, del colesterol a la hipertensión.
Ahora, miembros de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA) han realizado un amplio estudio que sugiere que un aumento de 5 gramos al día en la ingesta de azúcares líquidos se asocia con una mayor incidencia de cáncer. Según sus conclusiones, se trataría de un aumento del 8 por ciento de incidencia de cáncer para el azúcar líquido total, del 19 por ciento para la glucosa líquida, del 14 por ciento para la fructosa líquida y del 39 por ciento para la fructosa del zumo de frutas.
El estudio ha sido realizado en el marco del proyecto PREDIMED, sobre una población de 7.056 sujetos (57 por ciento mujeres) de una edad media de 67 años. Estas personas fueron monitorizadas a lo largo de 6 años, en los que se observaron sus hábitos alimenticios.
A lo largo de los 6 años de seguimiento, se registraron en la población estudiada un total de 534 cánceres incidentes, 152 muertes por cáncer y 409 muertes por todas las causas. La mortalidad por cáncer y por cualquier causa aumentó en un grado similar con la ingesta de todos los azúcares en forma líquida, pero no con su ingesta en forma sólida. El riesgo de cáncer se incrementó de forma lineal con la dosis de azúcar líquido ingerido y fue independiente de la ingesta energética y los cambios del índice de masa corporal.
Este análisis reveló que la sustitución isocalórica de los azúcares líquidos por otros nutrientes reduce el riesgo de cáncer entre un 28 y un 36 por ciento, excepto en el caso de los ácidos grasos trans. El riesgo más alto se asocia con el consumo de fructosa procedente de zumo de frutas. Sin embargo, el consumo de azúcar de mesa, que normalmente se utiliza para endulzar bebidas o alimentos semilíquidos, también se asoció a un incremento de la mortalidad.
Así pues, el estudio apunta que una reducción en el consumo de bebidas azucaradas podría ser una medida preventiva eficaz para bajar la incidencia y la mortalidad del cáncer, así como la mortalidad por cualquier causa. El consumo elevado de bebidas azucaradas es negativo en términos generales, ya que produce hiperglucemia inducida por la ingesta de azúcares fácilmente absorbibles en forma líquida y también conduce a hiperinsulinemia y alteraciones metabólicas relacionadas.
Los autores de esta investigación son Juan Carlos Laguna y Marta Alegret, catedráticos de Farmacología en la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Barcelona; así como el equipo de investigadores del proyecto PREDIMED, liderados por Emilio Ros, del Departamento de Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínico de Barcelona.