Entre diciembre y enero tiene lugar uno de los principales maratones gastronómicos del año en España. Entre las celebraciones con los compañeros de empresa, entre amigos y con los familiares, los españoles podemos llegar a engordar hasta tres kilos en quince días. Uno de los motivos es que en esta época abusamos de dulces, carbohidratos y alimentos grasos, damnificando a la fibra alimentaria, la gran olvidada de la Navidad.
Recuperarla es indispensable para reducir la glucemia -pico de azúcar- de las fiestas y ayudar a controlar el peso, y no hace falta recurrir para ello a la moda de las cestas veganas que recoge Consumidor Global. Aunque hay pocas frutas de cercanía y temporada específicas del invierno, la tradición incluye frutas desecadas en las comidas, que en épocas pretéritas se preparaban con antelación para ayudar a pasar la carestía del campo en los meses fríos.
Al contrario que la fruta escarchada o en almíbar, otras formas tradicionales de conservación que incrementan enormemente su contenido en azúcar añadido, la fruta seca o deshidratada es una alternativa saludable. Se trata de un proceso que elimina el agua que contienen en gran cantidad, preservando y concentrando sus nutrientes. El único problema es que sacia menos que la fresca y, si nos excedemos en su consumo, el aporte calórico puede ser excesivo.
Tomándolas de forma controlada y como sustituvo de otros dulces, sin embargo, podemos lograr no solo no engordar en Navidad, sino incluso perder peso. Es lo que afirman investigadores de la Universidad de Liverpool (Reino Unido), presentando un ingrediente típico de las fiestas en Inglaterra: las ciruelas pasas. "Pueden inducir saciedad e incorporarse a las dietas de control de peso", valora el Profesor Jason C G Halford, presidente de la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad (EASO) y uno de los investigadores, en el estudio publicado en el Nutrition Bulletin de la Fundación Británica para la Nutrición.
Para llegar a esa conclusión, se diseñó un estudio en dos fases. En la primera, los investigadores compararon los índices de saciedad, apetito e ingesta calórica entre los participantes que tomaron un aperitivo a base de uvas, ciruelas o gominolas, todos ellos con una suma calórica equivalente. Sin embargo, los que tomaron las ciruelas hicieron un consumo inferior de calorías en comparación con los dos otros grupos cuando tomaron las siguientes comidas del día. En consonancia, reportaron mejores niveles de saciedad, menores de hambre, y una mejor sensación de control a la hora de comer.
En la segunda fase, los investigadores se centraron específicamente en la pérdida de peso. Los participantes fueron divididos en dos grupos. En el primero, siguieron un programa de 12 semanas para perder peso que incorporaba ciruelas, y en el segundo, se pautó una ingesta calórica similar junto con unas intrucciones generales para tomar aperitivos saludables. Pasado el periodo de estudio, las personas en el primer grupo habían logrado perder 4,4 libras (dos kilos) frente a las 3,4 libras (kilo y medio) del segundo. Además, informaban de una mayor satisfacción con su alimentación, y mayor adherencia a la dieta.
"Este estudio revela que las ciruelas, nutricionalmente densas, pueden proporcionar una ventaja sobre otros aperitivos debido a sus efectos favorables sobre la saciedad y el control del apetito", valora el Dr. Andrea N. Giancoli, asesor del estudio. Como todo el mundo sabe, sin embargo, el consumo de ciruelas tiene consecuencias gastrointestinales, pero deberían poder tomarse sin temor. "Estos datos demuestran por primera vez que el consumo de ciruelas como parte de una dieta de control de peso ayuda a adelgazar sin provocar efectos negativos", insiste Halford.
"Ahora que los consumidores se adentran en la época festiva, puede que quieran plantearse tomar un puñado de ciruelas para cumplir sus objetivos saludables de cara a Año Nuevo", concluyen los autores.