La dieta mediterránea cuenta con un ingrediente estrella que convierte a los hogares de España en la envidia nutricional del planeta: el Aceite de Oliva Virgen Extra, AOVE por sus siglas. Esta última denominación no es un moda frívola, sino que sirve para identificar la grasa extraída del olivo con el mejor perfil saludable. Así, hay hasta seis calidades diferentes de aceite de oliva, siendo el AOVE la superior y como tal, la más cara en la cesta de la compra.
Lo que define un auténtico AOVE, recuerda la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), es la materia prima: un 100% de zumo de aceitunas sin defectos y recogidas en su momento óptimo de maduración. Esto da una acidez máxima de 0,8 gramos por cada 100, cuando el aceite virgen -que también es 100% oliva - puede alcanzar el 2%.
Además, ambos se elaboran con procedimientos mecánicos tradicionales: prensado, lavado, decantación, centrifugación y filtración. Al contrario, el aceite de oliva sin más denominaciones mezcla refinados industriales y puede usar frutos que hayan sufrido algún daño en la recolección.
Distinguir entre un aceite virgen y uno virgen extra, por tanto, es una operación muy sutil: distinguirlos requiere del paladar entrenado de un catador que detecte los posibles defectos en el aroma y sabor que lo descalificarían para la mejor puntuación, y un análisis de laboratorio que determine la acidez.
Aunque el consumidor no la note, la diferencia importa, recuerda la OCU: solo el AOVE genuino garantiza los efectos cardio y neuroprotectores que se asocian a su consumo, así como su la reducción del riesgo de sufrir cáncer, y que justifican que la botella cueste unos 50 céntimos más de media.
Con este objetivo, la Organización ha realizado su sexto gran análisis sobre 39 importantes marcas comerciales de Aceite de Oliva Virgen Extra. El último se realizó en 2018 y fue, como recuerdan, "polémico", ya que destapó que, de 41 marcas analizadas en aquella ocasión, "la mitad de las muestras analizadas" no cumplían "los requisitos de la norma europea que regula la comercialización del aceite para ser consideradas aceite de oliva virgen extra". Eran simplemente "aceite de oliva virgen (AOV), una categoría inferior, más barata".
En ese sentido, la buena noticia es que en estos años los productores se han 'puesto las pilas': únicamente dos marcas han fallado el test. En cualquier caso, aclaran, "ninguno de los 39 aceites lleva mezclas con aceites más baratos de semillas, oliva refinado u orujo". Es decir, que "no hay adulteración", y es únicamente en el apartado de las cualidades organolépticas en las que se ha detectado el problema.
Para los 37 restantes, los resultados son notables: todos ellos obtienen una puntuación de "muy buena calidad". La OCU destaca que "la cuantificación en el laboratorio de esteres etílicos y metílicos nos indican que se han utilizado aceitunas de buena calidad y que el proceso de extracción ha sido bueno".
Esto también lo confirma el grado de acidez por debajo de los 0,8 grados, que solo garantizan las olivas "sin heridas en las que puedan crecer las bacterias". Por último, "todos están bien en peróxidos, lo que significa que el aceite no es viejo ni está oxidado y ha estado almacenado lejos de la luz y el calor".
Pero una clasificación tiene que tener un podio, y éste lo ocupa el aceite Oleoestepa, con Denominación de Origen de Estepaque que elabora una cooperativa de 7.000 familias de la región. "Obtiene una calificación muy buena, con una puntuación de 89 sobre 100 en su presentación en botella de PET de 1 litro, con un precio de referencia está en los 4,99 euros/litro", explica la OCU. Obtiene la máxima puntuación en todas las calidades, salvo la del etiquetado.
Oleoestepa reaparece en la tercera posición con su versión en botella de vidrio de 750 ml, que "ofrece también muy buena calidad, aunque no tanto (85 sobre 100), y es mucho más cara". Esto permite a una marca blanca colocarse en la segunda posición con una nota de 86 y un precio ligeramente inferior al de Oleoestepa en envase PET: el Aceite de Oliva Virgen Extra de Auchan.