Si bien es cierto que el consumo de vegetales, fácilmente adquiribles a buen precio en países como España, se habría relacionado con un menor peso corporal y menor IMC en general, aún no están claras las interacciones genéticas que podrían colaborar para conseguir estos efectos saludables.
Por ello, los investigadores de las universidades de Nigata, Toyama y Tsukuba (Japón) han querido indagar sobre la posible relación entre genética, vegetales y obesidad, detectando un vegetal en concreto asociado a un menor peso e IMC. Sus hallazgos se han publicado recientemente en la revista Nutrients.
Para el estudio, los investigadores usaron datos de clientes del servicio japonés de análisis genético directo al consumidor, HealthData Lab, a cargo de la empresa Genequest Inc. y Yahoo! Japan Corporation. En total se obtuvieron datos de 12.225 participantes de entre 18 y 90 años, que participaron en una encuesta online sobre la frecuencia de consumo de alimentos como zanahorias, brócoli, espinacas y otras verduras verdes (pimiento verde y judías verdes), calabaza y repollo.
Además, también se obtuvieron otros datos como la altura y el peso de los participantes, a partir de los cuales se calculó su IMC. En total, el 32,3% de los participantes varones sufrían obesidad, mientras que solo el 17,3% de las mujeres llegaba a estos parámetros.
Con todos estos datos, los investigadores realizaron una búsqueda de polimorfismos de un solo nucleótido o SNP asociados a la ingesta frecuente de vegetales y al IMC o la obesidad. Se realizó un análisis de asociación de todo el genoma para evaluar las posibles interacciones genéticas entre la ingesta de determinadas verduras y un menor IMC.
Según los resultados del estudio, una elevada ingesta de zanahoria, brócoli, espinacas y otras verduras verdes, y de calabaza, se asociaría con un menor IMC. No hubo ninguna asociación con el repollo en especial.
Pero también se detectó una asociación genética: había una interacción significativa entre el alelo G del SNP rs4445711, la ingesta frecuente de zanahorias y un menor nivel de IMC y de obesidad. No se detectó tal asociación con ningún otro de los vegetales estudiados, ni tampoco con otras zonas del genoma.
En anteriores investigaciones se habría sugerido que el consumo de vegetales podría reducir el IMC posteriormente. En niños habría trabajos que sugerírian una relación entre el consumo de vegetales tres veces o más a la semana y un menor IMC, pero otros trabajos no han observado asociaciones entre el consumo de verduras y el riesgo de sobrepeso en niños en los países occidentales. En general, estos trabajos sugieren que debería tenerse en cuenta la interacción entre genes y medio ambiente, junto a la frecuencia del consumo de vegetales.
Las zanahorias en especial destacan por su elevado contenido en antioxidantes carotenoides, y algunos de ellos, como el beta-caroteno, se habrían relacionado con una menor incidencia de diabetes tipo 2, cáncer y mortalidad general, además de menores niveles de inflamación sistémica corporal y mejor sensibilidad a la insulina. En conjunto, todos estos beneficios para la salud contribuirían a un menor nivel de IMC y un menor riesgo de obesidad.
Finalmente, como limitaciones, los autores carecen de información sobre la ingesta total de zanahorias de los individuos encuestados. Además, los datos sobre IMC fueron autoinformados, y no calculados por parte de los propios investigadores. Por su parte, se sabe que las personas que comen más zanahorias suelen tener también un estilo de vida más saludable en general, algo que podría dar lugar a sesgos.
Por otro lado, aunque se han ajustado los posibles factores de confusión, los autores estiman que sería posible que algunos datos puedan haber fallado. Finalmente, en el estudio no se obtuvieron niveles de carotenoides en sangre, aunque sí se hipotetiza que estos compuestos antioxidantes tengan la clave en la relación entre zanahorias y obesidad.