Beberse un jugo de de hierba por la mañana para depurar y poner a funcionar nuestro cuerpo a pleno rendimiento es algo que en España todavía no ha calado mucho. Aquí somos más del zumo de naranja, pero a lo mejor cambiamos de idea después de conocer las propiedades y los múltiples beneficios de la hierba de trigo. Llamado también pasto de trigo o wheatgrass empleando la fórmula inglesa, se trata de una de las últimas incorporaciones al selecto (y cada vez más amplio) grupo de los superalimentos. En esta ocasión hablamos de las hojas recién brotadas de la planta del trigo común, tras 10 o 12 días de germinación, que suele tomarse en fresco o liofilizada. ¿Su mayor virtud? Su extraordinario contenido en clorofila.
El pigmento responsable del color verde y brillante de la hierba, que permite a las plantas absorber la energía solar y transformarla en nutrientes, produce en nuestro organismo un efecto antioxidante y depurativo que supone el bien más preciado de este alimento para sus fieles consumidores. Contiene un 70% de esta sustancia que favorece la oxigenación de la sangre. Con propiedades antiinflamatorias y desintoxicantes, es uno de los 50 alimentos que mejoran nuestra salud. La hierba de trigo es rica en minerales, sobre todo en magnesio, hierro y calcio, de modo que se trata de un potente agente alcalinizante que contribuye a rebajar los niveles de acidez y toxinas del cuerpo, especialmente elevados en dietas donde abundan los azúcares y los alimentos refinados.
Diversos estudios también le otorgan utilidad para mejorar la respuesta inmune y eliminar bacterias intestinales dañinas. Otra de las propiedades más celebradas del pasto de trigo es su contribución a la formación de glóbulos rojos, un efecto que se multiplica cuando se toma acompañada de otra fuente de vitamina C. No obstante, este alimento en sí mismo tiene varias vitaminas en grandes cantidades. De hecho, presume de aportar el doble de vitamina A que la zanahoria y de superar en vitamina C a las naranjas. Contiene también un número nada desdeñable de enzimas esenciales, las proteínas que nuestro cuerpo precisa para realizar la mayor parte de los procesos biológicos.
Cómo tomar la hierba de trigo
Hay múltiples formas de incorporar la hierba de trigo a la alimentación, tanto como un suplemento como en su versión fresca. Lo más sencillo es encontrarla en polvo en tiendas especializadas y mezclarla con alimentos que ya se consuman en la rutina diaria, como el agua, batidos, zumos o yogures. Eso sí, siempre siguiendo las instrucciones del fabricante y cumpliendo escrupulosamente con las cantidades diarias recomendadas. Para potenciar sus cualidades está recomendado que se tome con el estómago vacío.
No obstante, las propiedades del wheatgrass conservan una mayor cantidad de nutrientes si se consume la hierba fresca, que se puede triturar o moler para obtener el jugo. Esta opción implica necesariamente, en la mayoría de los casos, que seamos nosotros mismos los que cultivemos los brotes. ¿Cómo se cultiva la hierba de trigo? Pues, para empezar, nos hacen falta 300 gramos de semillas ecológicas de trigo, tres bandejas con agujeros en el fondo para filtrar agua, sustrato universal ecológico, bolsas germinadoras, bolsas con precinto y agua.
Dejaremos las semillas a remojo toda la noche y, por la mañana, las lavaremos y las traspasaremos a una de las bolsas germinadoras o, en su defecto, a un bote de cristal. Deben estar un día sin luz. Pasado ese tiempo las añadiremos a una capa de sustrato de 1 o 2 centímetros que habremos puesto en las bandejas y regaremos. Apilamos las bandejas y tapamos la superior con un paño de cocina. Reposarán lejos de la luz y el calor durante tres días manteniendo la tierra húmeda. Cuando empiecen a surgir los brotes, separaremos las bandejas y las dejaremos a la luz, pero nunca de forma directa y siempre con humedad. A partir del décimo día cortaremos los brotes y los guardaremos en bolsas con precinto para que se conserven mejor hasta que las usemos.
Los efectos secundarios
Aunque se trata de un alimento seguro, no todas las personas están preparadas para introducirlo de sopetón en sus dietas porque puede provocar molestias estomacales, diarrea, náuseas, dolor de cabeza o alergias. Se trata, en todo caso, de síntomas temporales; pero lo más recomendable es empezar con poca cantidad e ir aumentando poco a poco para que nuestro organismo se acostumbre. Conviene tener en cuenta que las personas con alergia o intolerancia al gluten o al trigo no deben consumir esta hierba.
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