En 1920, la dieta keto o cetogénica comenzó a utilizarse como tratamiento anticonvulsivo, es decir, para reducir las crisis epilépticas. Los fármacos específicos desplazaron su uso, hasta que tuvo un resurgimiento en el grupo de dietas para bajar peso, gracias a la intervención de celebrities como Kim Kardashian.
Esta dieta es baja en carbohidratos y alta en grasas. "La glucosa como fuente de energía para las células se agota rápidamente y el organismo utiliza una vía alternativa, los cuerpos cetónicos provenientes de la combustión de las grasas", explica a EL ESPAÑOL María Carmen Japaz, dietista y nutricionista. Es decir, su objetivo es privar al cuerpo del azúcar para que consiga la energía a través de la quema de grasas.
Google arroja unos 168.000.000 resultados al buscar esta dieta que consiste en limitar la ingesta de hidratos de carbono, que se reduce entre 5 y 10 (azúcares simples y carbohidratos complejos), se ingieren entre un 10 o 20% de proteínas y se incrementa unas 3 veces más el aporte de grasas (todo esto respecto a una dieta normal), gracias a la ingesta de alimentos grasos como aguacate, nueces, almendras, pescado azul o aceitunas.
Aunque hay que destacar que "el azúcar no solo se obtiene de los alimentos que tienen azúcar simple, sino también de los que tienen hidratos de carbono complejos como el pan, el arroz o la pasta", asegura en su web la farmacéutica y dietista-nutricionista Marián García (Boticaria García).
Cuando el organismo se queda sin glucosa en sangre, sin azúcar, empieza a tirar de reservas: el glucógeno, cuya función es el transporte y reserva de glucosa y que la dieta cetogénica también elimina. Cuando este también se acaba, aparece el glucagón, que al igual que la insulina, se produce en el páncreas, sólo que tiene la finalidad contraria.
Esta hormona actúa sobre las reservas de glucógeno, promoviendo su degradación y disminuyendo el empleo de la glucosa para obtener energía, favoreciendo la utilización de ácidos grasos. Estos, al descomponerse forman los cuerpos cetónicos (y el organismo entra en lo que se denomina cetosis), que es de lo que se alimentarán las células al carecer de glucosa y glucógeno circulando por la sangre. El cuerpo continuará en este modo o configuración hasta que se vuelvan a ingerir hidratos de carbono.
De la fatiga a la hipoglucemia
"La cetosis es la responsable de muchos de los efectos adversos de estas dietas: dolor de cabeza, mareos, náuseas y vómitos, cansancio, desmineralización ósea, pérdida de masa muscular, mal aliento, hipoglucemia, deshidratación y déficit de micronutrientes", subraya Japaz.
Hipertrigliceridemia y pancreatitis
La nutricionista advierte que esta dieta, mantenida en el tiempo, supone en personas con predisposición a ello, un mayor riesgo de pancreatitis, una inflamación en el páncreas que aparece cuando las enzimas digestivas se activan antes de llegar al órgano y que pueden dañarlo a largo plazo. También se la relaciona con la hipertrigliceridemia, es decir, un exceso de triglicéridos en la sangre. Asociada además con el síndrome metabólico y con la diabetes, así como con el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Cetoacidosis
Resulta fundamental controlar la cetosis y el estado de salud mientras se sigue una dieta keto para evitar la cetoacidosis. Esta acidificación del organismo a través de la reducción del PH sanguíneo, a causa de una acumulación excesiva de cuerpo cetónicos, viene acompañada de desequilibrios de agua y electrolitos.
Aunque no es habitual, puede ocurrir si se tiene un metabolismo acelerado o no se eliminan correctamente estos cuerpos cetónicos mediante la orina. De ahí la importancia de no caer en deshidratación durante el seguimiento de esta dieta. Además, "la cetoacidosis es una situación de riesgo vital para pacientes con Diabetes Tipo 1 y para enfermos renales", recuerda Japaz.
Durante tiempo limitado
Uno de los puntos débiles de esta dieta es que sólo puede seguirse durante un tiempo limitado, bajo unas determinadas circunstancias y siempre con supervisión profesional. Al descartar un grupo de nutrientes esenciales, los hidratos de carbono, extenderla sin necesidad conlleva riesgos. A largo plazo, dejar de ingerir cereales integrales, frutas y legumbres, con sus vitaminas y minerales, puede tener un impacto negativo para la salud.
Muerte prematura
Diversos estudios recientes llevados a cabo en la Universidad Médica de Lodz, Polonia, y recogidos por la Sociedad Europea de Cardiología, señalan que las personas que siguen dietas bajas en hidratos de carbono durante largos periodos de tiempo, presentan un mayor riesgo de sufrir una muerte prematura. Las causas son accidente cerebrovascular, enfermedad coronaria o cáncer.
"Las dietas bajas en carbohidratos podrían ser útiles a corto plazo para perder peso, disminuir la presión arterial y mejorar el control de la glucosa en sangre, pero a largo plazo están relacionadas con un mayor riesgo de muerte", especifica el autor del estudio, Maciej Banach. La misma investigación señala que la carne roja y procesada, ya se ha relacionado con un mayor riesgo de cáncer. Por lo que la ingesta reducida de fibra y frutas, junto al aumento de la ingesta de proteínas animales, colesterol y grasas saturadas con estas dietas, puede ser perjudicial.
Pacientes con obesidad
Teniendo en cuenta que se recomienda perder peso a las personas con obesidad, ya que su condición eleva el riesgo de sufrir accidentes cardiovasculares y diabetes tipo 2, la dieta keto parece ideal para reducir la grasa corporal. Sin embargo, para las personas que tienen sobrepeso, es clave adelgazar sin deshidratarse, sin perder masa muscular y aportando al organismo las porciones correctas de nutrientes. Algo que esta dieta no asegura. El objetivo es “aprender a comer y mantener a largo plazo pautas nutricionales que no supongan un desequilibrio en su organismo, sin efectos adversos”, sentencia Japaz.