Esto es lo que esconden las lechugas que tienen manchitas rojas en sus hojas
Las lechugas del supermercado pueden presentar en sus hojas y en el corte del tallo una superficie rojiza extraña, pero que no supone un problema.
26 agosto, 2021 01:25Noticias relacionadas
Mejorar nuestra alimentación es muy sencillo en la teoría: tenemos que comer más frutas y verduras. Sin embargo, poner en práctica este consejo que los médicos y los nutricionistas llevan repitiendo durante años parece algo más complicado. Aunque en España se practica la sanísima dieta mediterránea, no todos comemos la cantidad de vegetales necesaria y de vez en cuando tomamos una ensalada de lechuga para compensar.
Estas hojas son un producto imprescindible en la compra semanal, es un alimento barato y que se encuentra disponible durante todo el año en los supermercados. Con él, se pueden hacer guarniciones muy saludables y también entrantes de ensalada. Ahora bien, aunque comer verde es muy importante para la salud, cuando comemos vegetales debemos procurar que sean de una amplia variedad de colores.
Por sí misma, la lechuga aporta un escaso número de kilocalorías: según la Fundación Española de Nutrición (FEN), aporta sólo 17 por cada 100 gramos que consumimos. Esto sucede porque más del 95% de su composición está formada por agua. De todas formas, no todas las lechugas son iguales y algunas tienen más nutrientes que otras: las más nutritivas suelen ser aquellas que tienen un color verde más intenso.
Manchas rojas
De todas formas, las lechugas tienen zonas más verdes y otras con menos color o, incluso, blancas. Además, muchas veces es posible encontrar pequeñas motas o, incluso, áreas de color rojizo o marrón. Normalmente, se observan con mayor facilidad en las regiones blancas de la lechuga y, aunque puedan hacernos desconfiar, no hay razón para tirar las hojas que presentan algunas de estas marcas.
Según la publicación estadounidense Reader ’s Digest, los chefs profesionales denominan a estas zonas como "óxido" y aparecen por el exceso de humedad durante el almacenamiento de estas hojas verdes. El nivel de humedad es, probablemente, el aspecto más importante en la conservación de la lechuga, pero dar con el valor adecuado es complicado: si falta humedad, la lechuga se seca y marchita; si abunda, la lechuga se echa a perder antes de tiempo.
En el supermercado es fácil encontrar lechugas que presentan zonas rojizas, sobre todo, en el corte del tallo. Esto significa que, antes de llegar al supermercado, han estado expuestas a un ambiente muy húmedo. Esa hidratación provoca una mayor producción de gas etileno que, a su vez, oxida ciertas partes de la lechuga y se tornan de ese color rojizo. Si damos con ellas sólo tenemos que cortarlas, el resto de la lechuga puede tomarse sin problema.
Cómo conservarlas
La conservación de la lechuga no termina en el supermercado, sino que continúa en nuestra propia casa. Si bien los distribuidores suelen someter a las lechugas a altos niveles de humedad, nosotros en casa tendemos a lo contrario. Lo más frecuente es que al llegar a casa guardemos la lechuga en el frigorífico en el envase de plástico en el que lo compramos y, por eso, a los pocos días debemos desechar las hojas más superficiales.
"Uno de los modos más efectivos de almacenar la lechuga es envolviéndola con papel humedecido, lo que permite que se absorba el exceso de agua sin que las hojas lleguen a deshidratarse", explica un artículo de Consumer, la revista de los supermercados Eroski. Este remedio puede contribuir a que las lechugas mantengan por más tiempo una textura óptima, aunque puedan deteriorarse antes.
Consumer recuerda que, a pesar de que los casos de intoxicación con frutas y verduras crudas son escasos, "el riesgo cero no existe". Las manchas rojas, marrones e, incluso, negras de las lechugas pueden cortarse y aprovechar el resto que se mantiene verde sin que esto comprometa nuestra salud. Ahora bien, si se observa que las hojas tienen una textura viscosa hay que desechar esta lechuga porque puede contener bacterias peligrosas.