El aceite de oliva es uno de los productos típicos de la gastronomía de España que goza de fama internacional. Nuestro oro líquido es conocido en todo el mundo por sus beneficios: su consumo se ha relacionado con la prevención de enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas e, incluso, oncológicas gracias a su perfil de grasas y de antioxidantes. Es fácil encontrar un buen aceite de oliva en los supermercados españoles.
De hecho, dos certámenes internacionales han premiado con su medalla de oro a uno de los aceites de oliva virgen extra que se venden en Mercadona. Se trata del aceite de Casa Juncal Cosecha Temprana, que se produce en Jaén y que se ha alzado victorioso en dos competiciones: la New York International Olive Oil Competition (Nyiooc) y la London International Olive Oil Competition (London IOOC).
Según recoge Mercadona en su página web, los jueces expertos del concurso destacaron que este aceite "cuenta con un intenso aroma a aceituna verde y a hierba recién cortada. Posee aromas herbáceos y afrutados de gran complejidad a tomate de vid, alcachofa, tirgo verde y almendra. En boca, este aceite sorprende con un delicado gusto inicial, retrogusto de almendras y finaliza con un agradable y equilibrado picante".
Olivos de Jaén
Aceites Oro Bailén Galgón 99 SLU es la empresa que produce este aceite para los supermercados Mercadona. Se elabora con aceitunas procedentes de olivos picuales en regadío y que se sitúan en la Sierra de Andújar, en Jaén. Estas aceitunas son recogidas entre finales de octubre y la primera quincena de noviembre, cuando se encuentra en un estado de maduración óptimo para conseguir un buen aroma y mantener sus beneficios.
Los precios del aceite de oliva virgen en el supermercado pueden ser muy dispares, pero los más baratos suelen rondar los 4 euros por cada litro, y los más caros, unos 9 euros. El aceite premiado de Casa Juncal se puede comprar en Mercadona en botellas de medio litro por 3,95 euros; es decir, que el litro de este aceite supone 7,90 euros. Por lo tanto, este aceite premiado no destaca por ser excesivamente caro.
Este aceite de oliva está recomendado para utilizar en carnes, ensaladas, pasta o, incluso, sobre un trozo de pan. Normalmente, los aceites más caros —y suele coincidir que estos sean los de oliva virgen— suelen utilizarse crudos en la cocina para apreciar mejor su sabor. Aunque muchas personas pueden considerar que freír con ellos es un desperdicio, en realidad, el aceite más apropiado para freír es el de oliva virgen extra.
¿Demasiado bueno para freír?
Cuando freímos con aceite, su composición química puede variar. Según este artículo de EL ESPAÑOL, las temperaturas demasiado altas pueden hacer que los triglicéridos se transformen en acroleína —una sustancia tóxica— y, sobre todo, que aparezcan radicales libres. Por esta razón, lo mejor es elegir un aceite para freír con una buena estabilidad: es decir, que mantenga su composición a altas temperaturas.
Aunque el aceite de girasol tiene fama de ser una buena opción para freír, la composición del aceite de oliva resiste a temperaturas superiores. Concretamente, el aceite de oliva puede alcanzar los 150 grados sin descomponerse, aunque la temperatura a la que se suele freír en cocina no sobrepasa los 130 grados. De todas formas, los antioxidantes del aceite de oliva sí que se ven afectados por el calor.
La función de los antioxidantes es, precisamente, la de transformar los radicales libres para que no dañen a las células. Cuando el aceite de oliva se utiliza para saltear alimentos, su perfil de antioxidantes se mantiene. Sin embargo, pierde un 40% de antioxidantes cuando alcanza los 120 grados y hasta un 70% si llega a los 170 grados. Por eso, además de elegir aceites estables, no debemos emplear temperaturas muy altas en la cocina.