Los españoles estamos comiendo peor en esta pandemia, nos hemos vuelto más sedentarios, y al pasar más tiempo en casa nos estamos abasteciendo de productos malsanos a los que recurrimos con frecuencia.
Así lo afirma el dietista-nutricionista y tecnólogo alimentario Aitor Sánchez, codirector del Centro de Nutrición Aleris, y participante en el programa de RNE 'Esto me suena en la cocina' (Harper Collins), que precisamente acaba de publicar un libro con el mismo nombre, junto al director del programa, el periodista 'Ciudadano García' y el chef Sergio Fernández.
Se trata de una obra donde han fundido la cocina tradicional basada en los productos de siempre, pero con un toque de modernidad, con los conocimientos de nutrición para aportar consejos saludables, y con la originalidad de apuntes históricos y anécdotas sobre los alimentos.
"Las propuestas son bastantes fáciles y cercanas de llevar. Son recetas de estar por casa que nos pueden invitar a la cocina", asegura Sánchez, y es que también al pasar más tiempo en casa dice que estamos picando más entre horas, cuando 'per se' esto no debería ser malo, sino que lo convertimos en poco beneficioso para la salud al recurrir a esos productos malsanos, cuando podríamos optar por la fruta o a la verdura.
"Con la gestión de las emociones vemos que mucha gente acude a la comida para regular sus controles emocionales, como vía de escape, es un campo muy complejo y hay gente que acaba o recurriendo a estos productos más intensos para gestionar esas emociones", reconoce el experto.
Para mejorar esta situación, el dietista-nutricionista destaca que podríamos hacer mejor nuestra compra, "la clave más importante para una buena alimentación", porque lo que compramos se acaba comiendo, y especialmente recurrir a los productos de temporada como la alcachofa.
Sánchez prefiere hablar de las propiedades de las verduras en general, recalcando que lo más importante de consumir verdura es que aporta mucha fibra, es un alimento saciante, que nos aporta masticación, a la par que es muy saludable a nivel intestinal.
Con respecto a la alcachofa subraya que "es una de las flores que nos comemos", ya que indica que "botánicamente es una flor", y dice que hasta para esas personas que tienen pereza en pelarla y no saben cuándo parar de cortar las hojas, éstas se pueden hornear enteras y se hacen en su propio vapor en el horno.
Otro de los trucos que debemos conocer sobre las alcachofas, a juicio de Aitor Sánchez, es que para que no se ennegrezcan se deben sumergir en agua, o bien el añadirles limón para que no se oxiden. "Son uno de los alimentos que se oxidan cuando entran en contacto con el oxígeno. Para ello se sumergen en agua, pero si no quieres sumergirlas añade limón", precisa Aitor Sánchez.
A la hora de comprarlas, el tecnólogo alimentario sostiene que es importante que tenga buen aspecto, sin manchas, sea turgente al tacto y que veamos que no están deterioradas las hojas. También como curiosidad señala que el tallo se puede aprovechar, y si se pela un poco y luego se lamina, se puede hacer a la plancha.
Una extraña reacción
En el libro recuerda que 'alcachofa' viene del arabe y recoge una "curiosa reacción" que muchas personas desconocen sobre el consumo de este producto y es que después de comer alcachofas y beber agua a continuación se puede apreciar un sabor dulce "súper notorio".
"El fenómeno ya se empezó a estudiar en los años 70, y se le atribuyó a dos compuestos que encontramos en las alcachofas: el acido clorogenico y la cinarina. Estas sustancias, cuando están en la boca junto con la saliva, lo que hacen es bloquear nuestros receptores del dulce en las papilas gustativas. Podemos decir que mientras estamos tomando alcachofas la percepción de este sabor está disminuida", detalla.
Así, incide en que lo que sucede, por tanto, al tomar un vaso de agua, es que "al igual que si fuese una ola llegando a una playa arrastra a todas esas sales y vuelve a activar los receptores del dulce". Se trata de un estímulo que genera una acción de 'destapar', según indica, y que el cuerpo lo interpreta como un sabor dulce, ya que los receptores vuelven a estar en pleno funcionamiento.
"La distorsión de los sabores también afecta al maridaje. Podrás comprobar cómo el sabor del vino, de la cerveza o de las infusiones se altera después de tomar alcachofas", agregan los autores en el libro. Desde la Fundación Española de Nutrición resaltan sobre la alcachofa que al parecer, su origen se sitúa en el antiguo Egipto, aunque pronto su cultivo se extendió por todos los países mediterráneos.
"Tras el agua, el componente mayoritario de las alcachofas son los hidratos de carbono, entre los que destaca la inulina y la fibra. Los minerales mayoritarios son el potasio y el fósforo. El potasio contribuye al funcionamiento normal del sistema nervioso y de los músculos. En el caso del fósforo, éste contribuye al mantenimiento de los huesos y de los dientes en condiciones normales", detalla.
A su vez, la FEN menciona que es un alimento con muy pocas calorías (44 kcal/100 g alcachofas); y una ración de alcachofas cubre el 20% de las ingestas recomendadas de fósforo para la población de estudio. No obstante, remarca que lo más destacable de su composición son una serie de sustancias que se encuentran en pequeña cantidad (esteroles y cinarina), pero dotadas de notables efectos fisiológicos positivos.