Durante muchos años, el consumo de huevos fue considerado perjudicial. Nuestras madres y abuelas nos recomendaban no abusar de este alimento rico en proteínas porque era "malo para el colesterol" y, por ende, para nuestra salud cardiovascular. El origen de esta creencia viene de los años 70, cuando la enfermedad cardiovascular irrumpió como importante causa de morbilidad y mortalidad y se identificó el colesterol como un factor de riesgo asociado a esta patología. Fue entonces cuando muchas instituciones y profesionales de la salud recomendaron limitar el consumo de huevo y de otros alimentos.
Las cosas han cambiado. Durante todo este tiempo, los científicos no han dejado de estudiar las propiedades de este ovoide y los efectos que tiene su consumo para nuestro organismo. Y se ha hecho tan a fondo que asociar el consumo de huevos a un aumento de colesterol se ha convertido en un mito. Una idea desterrada por la evidencia científica. Sin embargo, de vez en cuando se publican estudios observacionales en los que se vuelve a relacionar el consumo de huevos con el colesterol y con una mayor mortalidad. Ocurrió el año pasado con un trabajo científico publicado en la revista JAMA, y ha vuelto a ocurrir ahora con una investigación publicada en la revista PLOS Medicine.
El nuevo trabajo, realizado con datos de 521.120 participantes, con edades comprendidas entre los 50 y los 71 años y seguidos a lo largo de una media de 16 años, puede parecer alarmante. Durante este periodo de tiempo, se contabilizaron 129.328 muertes. "La ingesta de huevo entero y colesterol se asoció positivamente con todas las causas, enfermedad cardiovascular y mortalidad por cáncer", escriben los investigadores. Así, según esta investigación, una ingesta de 300 miligramos adicionales de colesterol en la dieta (un huevo contiene alrededor de 200 miligramos) se asoció con un aumento del 19% en la mortalidad por todas las causas. Además, el consumo de medio huevo entero adicional al día se vinculó a un aumento de 7% más en la mortalidad por todas las causas.
Paradójicamente, la investigación señala que estos efectos no se relacionan con el consumo de claras de huevo. De hecho, tomar exclusivamente esta parte se relaciona con una menor mortalidad, según explican los autores del estudio. Miguel Ángel Martínez-González, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra, es una de las personas que mejor conoce en España la cohorte que se ha utilizado para elaborar este estudio observacional. Martínez-González señala que conviene interpretar los resultados con muchísima cautela, ya que la muestra sobre la que se ha realizado la investigación incluye única y exclusivamente personas mayores, todas ellas de Estados Unidos.
"La investigación tiene un problema de diseño", explica a EL ESPAÑOL el epidemiólogo. "Cuando hacemos estudios en los que queremos ver el efecto de un alimento sobre una enfermedad, incluimos tanto los casos que han muerto como los que han sobrevivido, recorremos la historia de la enfermedad; y aquí sólo se cuentan las personas fallecidas", señala. El otro problema en el diseño tiene que ver con las características de los sujetos que participan en el estudio. "Han analizado la mortalidad en gente ya mayor. Es probable que algunos sujetos, si han tenido un amago de infarto, hipertensión o diabetes, se les recomendara no tomar huevos. Además, la gente que consume menos huevo y tiene una menor mortalidad suele ser gente cumplidora, que hace caso al médico, tiene un estilo de vida más saludable y se expone menos".
El profesor de la Universidad de Navarra también apunta que otro importante factor de confusión que puede pervertir los resultados del estudio es el patrón dietético norteamericano. "En los Estados Unidos no se sabe desayunar si no es con huevo, a base de revueltos, tortillas… Pero el problema es que los huevos no se comen solos, sino que se consumen con beicon y alimentos similares perjudiciales para la salud".
Lo cierto es que en los últimos tiempos se han publicado multitud de trabajos científicos que han desmontado los perjuicios del huevo para la salud. Uno de los últimos, un metaanálisis con 23 estudios prospectivos y más de 1.400.000 participantes, fue publicado el pasado mes de diciembre en la revista The American Journal of Medicine. Los resultados son claros: el consumo de un huevo al día no solo no es perjudicial a nivel cardiovascular, sino que es un factor de protección ya que tenemos una menor probabilidad de sufrir algún tipo de enfermedad arterial coronaria.
No es ni mucho menos el único trabajo científico que se ha publicado este año y que apunta en este sentido. El pasado mes de agosto, otro metaanálisis realizado por un equipo de investigadores internacional, en el que participó el propio Martínez-González, concluía que "no hay evidencia concluyente sobre el papel del huevo en el riesgo de enfermedades cardiovasculares". Lo mismo ocurre con otro trabajo científico publicado en 2019 en la revista Journal of the American College of Nutrition, que apunta que no hay "ningún vínculo entre la cardiopatía coronaria y la mortalidad total relacionada con el consumo de huevos". En cambio, sí se observa "una asociación inversa entre la ingesta de huevos y la mortalidad por accidente cerebrovascular".
Sea como fuere, parece que la evidencia científica más robusta apunta que los huevos no sólo no son perjudiciales para la salud, sino que su consumo aporta numerosos beneficios. Tal y como ha demostrado la ciencia a lo largo de todos estos años, el efecto del consumo de huevos en el colesterol en sangre es mínimo si se compara con el efecto de grasas trans y saturadas.