Digámoslo claro: el turrón, ya sea blando, duro, o con chocolate, es un dulce tradicional de Navidad que no es bueno para nuestra salud. Se trata de un producto que aporta alrededor de 500 kilocalorías de media por cada 100 gramos debido a que, básicamente, es grasa y azúcar. Sin embargo, lo que puede marcar la diferencia para que un turrón sea menos malo que otro es la cantidad de almendras que se utilice para su elaboración. Éstas harán que su grasa sea de más calidad que si se utiliza en una menor cantidad.
Aprovechando la cercanía de las fiestas navideñas, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha analizado 20 turrones duros a la venta en supermercados de nuestro país, 19 de calidad suprema y uno de calidad extra. Tal y como explica la organización, "se trata de dos variedades que están elaboradas a base de almendras en un porcentaje no inferior al 60% (si pertenecen a la categoría suprema) y al 64% si llevan además la Indicación Geográfica Protegida (IGP) de Turrón de Alicante".
En el caso de la categoría extra, la normativa establece que contenga al menos un 46% de almendra. "Todos incorporan de manera tradicional una mezcla de miel, azúcar y clara de huevo, con una cobertura de oblea elaborada con fécula de patata".
Los resultados del análisis se han basado en la valoración nutricional de los turrones, la calidad de los ingredientes, la presencia de aditivos y la información del etiquetado, además de las calificaciones de degustación de un panel de expertos pasteleros. De hecho, según la OCU, "es precisamente en este último criterio en el que destacan las mejores tabletas, tanto por la presencia de almendras enteras, como por el reparto homogéneo de los ingredientes, su textura firme, el dulzor adecuado y la ausencia de sabores amargos".
En este caso, la mejor tableta de turrón duro de los supermercados españoles es Dor Turrón Duro Calidad Suprema, que comercializa Lidl por 2,29 euros/envase de 250 gramos. A juicio de los expertos, este producto tiene a su favor su excelente nota en degustación (5/5), la buena calidad de los azúcares, y su precio, uno de los más bajos del mercado. En contra, un etiquetado más que mejorable.
Los resultados del estudio, dice la OCU, son en general positivos: "La degustación es como mínimo aceptable para todos los turrones y no se encontraron aditivos". No obstante, "13 de los 20 fabricantes abaratan costes sustituyendo parte de la miel y el azúcar por jarabes de glucosa y azúcares invertidos, un recurso penalizado por OCU, ya que es posible elaborar turrones con ingredientes tradicionales por un precio razonable".
Por último, la organización recuerda que lo ideal es guardar el turrón en un lugar fresco y alejado de la humedad, también cuando se haya abierto y aunque se encuentre envuelto. "La nevera no es un buen sitio para guardarlo: además de absorber olores extraños, la almendra puede coger humedad y reblandecerse". Además, la OCU recuerda que se trata de un alimento muy calórico, que contiene alrededor de 550 kilocalorías por cada 100 gramos, “por lo que debería ser un producto de consumo ocasional”.