Dicho todo esto, ¿hay alguna variedad de todas las disponibles en el súper que sea más interesante para la salud? Vamos a empezar por separar la paja del trigo, más allá de los nombres que hablan del color (la sal negra) o de lugares de origen (sal del Himalaya), la legislación española reconoce diferentes tipos de sal en función de su forma de extracción y sus características:
Se diferencia entre sal gema (procedente de minas de sal), sal marina, sal de manantial y sal refinada (que puede ser de los tres tipos anteriores). También las sales refinadas a las que se les añade yodo, flúor, o ambos.
En cuanto a la sal marina, hay dos tipos que se puede decir que son más naturales o que no se someten al proceso de refinado: las denominadas sal marina virgen y flor de sal, que se recolectan de forma artesana y no se les añade ningún ingrediente.
Pero, ¡ojo!: el hecho de comprar sal marina no significa que sea más natural, no. Como hemos señalado, hay sal marina refinada. La mejor forma de salir de dudas es mirar la información del dorso del envase.