El café es la bebida estimulante más conocida y consumida en todo el mundo y una de las más populares en España. De hecho, el pasado 1 de octubre se celebró el Día Internacional del Café, y no es para menos, dado que se calcula que se consumen alrededor de dos mil millones de tazas de café en todo el mundo cada día.
Aunque hay gente que consume café a cualquier hora del día sin sufrir efectos adversos, la realidad es que no es aconsejable consumirlo más allá de las cinco o seis de la tarde, dado el peligro de acabar sufriendo insomnio por sus efectos estimulantes. Por ello, el desayuno suele ser el momento donde más café se consume de forma habitual en casi cualquier parte del planeta. Sin embargo, no es bueno cualquier momento de la mañana, pues el café puede tener importantes efectos sobre el metabolismo del azúcar corporal.
Ahora, un nuevo trabajo publicado en The British Journal of Nutrition ha indagado al respecto: no es lo mismo consumir café solo tras una mala noche de sueño, que consumirlo tras tomar algún alimento. El impacto metabólico en general es significativamente diferente.
Antes o después del desayuno
En este caso, los investigadores del Centro de Nutrición, Ejercicio y Metabolismo de la Universidad de Bath (Reino Unido) analizaron el efecto de un café en los marcadores metabólicos sanguíneos tomado tras una noche de sueño interrumpido.
Si bien es cierto que una noche puntual de sueño deficiente tiene pocos efectos sobre el metabolismo, intentar paliar el cansancio con café puede tener efectos negativos en el control de la glucosa o azúcar de la sangre, según los investigadores. Esto, a largo plazo, podría aumentar el riesgo de acabar padeciendo enfermedades cardíacas o diabetes.
Para el estudio, los investigadores sometieron a 29 hombres y mujeres sanos a tres experimentos diferentes en un orden aleatorio:
- En un experimento, los participantes tuvieron una noche de sueño normal, y omaron una bebida azucarada al despertarse por la mañana.
- En otro de los experimentos, los participantes experimentaron una interrupción del sueño nocturno (los investigadores los despertaron cada hora durante cinco minutos), y posteriormente se les dio una bebida azucarada al despertar.
- En el tercer experimento, los participantes experimentaron la misma interrupción del sueño, pero al despertar se les ofreció café solo 30 minutos antes de consumir una bebida azucarada.
En todos los experimentos se tomaron muestras sanguíneas tras el consumo de la bebida azucarada, la cual contenía un nivel calórico similar a un desayuno estándar.
Según sus hallazgos, una noche de sueño interrumpido puntual no empeoraba las respuestas de la insulina para procesar el azúcar en comparación a una noche de sueño normal. Sin embargo, en investigaciones anteriores sí se habría sugerido que perder muchas horas de sueño durante una o varias noches puede empeorar el metabolismo. Pero, según estos hallazgos, una sola noche puntual no daría lugar a estos efectos.
Pero, por su parte, el consumo de café sí tendría cierto efecto: consumir café antes de desayunar aumentaba signitivativamente la respuesta de la glucosa sanguínea, aumentando sus niveles hasta un 50%. Por tanto, y aunque el café se usa como solución para la somnolencia tras una mala noche de sueño deficiente, consumirlo justo antes de desayunar podría crear un nuevo problema asociado al alterar la tolerancia al azúcar.
Se trata de un hallazgo llamativo y especialmente importante, dado que gran parte de la población tiene como constumbre consumir café nada más despertarte. Y, cuanta más somnolencia se nota, más potente suele ser el efecto del café. Pero sería una mala opción, dado que dicha costumbre a su vez alteraría el control del azúcar sanguíneo incluso a corto plazo.
La solución, según los mismos investigadores, sería fácil: desayunar primero, y tomar café después. Y no al revés.