La periodontitis o inflamación periodontal, una patología típica de las encías, es una enfermedad que provoca en los que la padecen problemas estéticos, fonatorios e incluso funcionales, además de ser las principal causa de pérdida de piezas dentales en España.
Está causada por ciertas bacterias específicas que provocan una intensa respuesta inflamatoria local y afectan especialmente a personas susceptibles genéticamente y a los que siguen ciertos estilos de vida, incluido el tabaquismo y los malos hábitos de higiene bucodental.
Pero el papel de la genética en la enfermedad periodontal no es el mismo que en otras enfermedades raras; aquí no hablamos de una o unas pocas mutaciones que provocan una patología, normalmente una enfermedad rara, sino de cómo el organismo de cualquier persona es más o menos susceptible a esta dolencia según sus polimorfismos o variaciones del código genético.
Durante los últimos años, como recuerda un reciente informe publicado en la revista Nutrients, los diversos estudios se han centrado en estudiar estos factores de susceptibilidad que facilitarían el desarrollo de enfermedades periodontales.
Especialmente, sería la respuesta inmune y su proceso inflamatorio los que desempeñarían un papel clave e incluso podrían dar lugar a manifestaciones graves de la enfermedad.
Qué comer
Según el nuevo informe, las variaciones genéticas serían las principales responsables de favorecer o ralentizar la progresión de la periodontitis, provocando la repetición sostenida de episodios de inflamación de las encías, seguidas de "curaciones espontáneas".
En todo ello tampoco hay que olvidar la importancia de la flora bacteriana bucal, las cuales también influirían en la inflamación de las encías. Destacarían hasta siete familias de bacterias en especial: Streptococcus sp, Ruminococcaceae sp, Haemophilus sp, Veillonella spp, Actinomyces odontolyticus y Gemella haemolysans.
Todas estas especies de bacterias se verían afectadas por el consumo de determinados agentes naturales y nutracéuticos, como es el caso del té oolong, el cual otorgaría beneficios para reducir el riesgo o la progresión de la periodontitis.
Por su parte, y dado que la destrucción ósea alveolar dental sería clave en la enfermedad, el receptor de vitamina D (VDR) también tendría un protagonismo clave, y se consideraría un factor de susceptibilidad. En este caso se podría barajar la hipótesis de que mantener unos buenos niveles de vitamina D sería beneficioso en esta situación, pudiendo obtenerse la misma de forma mayoritaria gracias a la exposición solar o bien consumiendo alimentos como leche y cereales fortificados, pescados grasos (caballa, salmón, atún, sardinas, hígado vacuno, yema de huevo o queso.
El estilo de vida
Por su parte, el estilo de vida sería un pilar clave en la prevención de la periodontitis: el tabaquismo los hábitos de higiene bucal, los tratamientos de ortodoncia o las maloclusiones explicarían gran parte de los casos de peridontitis. Todos ellos son factores modificables si se tienen en cuenta.
Así mismo, padecer o no enfermedades crónicas también alterarían la salud bucodental: sufrir diabetes mal controlada aumentaría hasta tres veces el riesgo de periodontitis, en comparación a un individuo sano.
Por su parte, los nutracéuticos o suplementos dietéticos, usados con el objetivo de osteointegración tras un implante dental, tendrían un beneficio limitado. Lo que sí se habría objetivado es que una deficiencia de vitamina D sí reduciría la osteointegración, aumentando el riesgo de fracaso tras un implante dental, motivo por el cual se aconseja una suplementación adecuada en este caso.
Por tanto, como conclusión, los autores del nuevo informe destacan la necesidad de conocer la predisposición genética de cada individuo con el objetivo de diagnosticar y tratar de forma más específica a los pacientes que sufran una enfermedad periodontal, siendo dicha predisposición genética clave en el pronóstico de la enfermedad.