La diarrea puede arruinarnos unas vacaciones. Algo que es muy común en los meses de verano y puede ser debido a intoxicaciones alimentarias a diferentes virus o incluso por culpa de una intolerancia o sensibilidad a ciertos alimentos.
Pero la pregunta del millón es: ¿qué puedo y que no debo comer cuando tengo diarrea? Cuando voy reduciendo mis deposiciones, ¿qué alimentos puedo ir introduciendo? En una dieta astringente (aquella dieta recomendada para frenar las diarreas y sus síntomas) hay muchos más alimentos que podemos tomar, más que el mítico jamón york o el arroz blanco. Pero antes de empezar comer, lo primero es hidratarnos bien.
"Las diarreas y la gastroenteritis constituyen un problema de salud bastante frecuente. Producen irritación y cambios en la mucosa digestiva que dificultan la absorción de nutrientes y conllevan una pérdida importante de agua y electrolitos, lo que puede provocar deshidratación", explica a EL ESPAÑOL Marisa Barroso, enfermera de Blua de Sanitas. "Por eso, es importante saber qué comer y beber para no empeorar y aportar el líquido y los iones que el cuerpo ha perdido".
Hidratarnos bien
En primer lugar, en las primeras 12-24 horas desde la aparición de los síntomas, señala la experta, es importante beber suero de rehidratación oral, cada poco tiempo, a pequeños sorbos y a demanda. Como señala también el portal de Pacientes de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria es importante ir bebiendo pequeñas cantidades de líquidos (los más recomendados son el agua y el suero oral) de forma regular. Por otra parte, no se debería tomar ni bebidas azucaradas ni isotónicas, "ya que el azúcar que contienen puede empeorar el cuadro diarreico", apunta Barroso. Ni tampoco bebidas con cafeína, "porque aumentan la emisión de orina (deshidratan) y pueden aumentar del número de deposiciones", ni tampoco debemos tomar refrescos con gas "porque lesionan aún más la mucosa", añade.
No sólo arroz y jamón york
Una vez pasado ese primer periodo, es importante ir poco a poco introduciendo "algún hidrato de carbono seco (pan tostado, colines, etc) para que se asiente el estómago, e infusiones o caldo clarito desgrasado", continúa Barroso. Debemos ir poco a poco, "reintroduciremos los sólidos cocinados con poca sal y con poco aceite, de forma suave, para facilitar su digestión y masticación". Por ejemplo: puré de patata o zanahoria, sopa de pescado o pollo, arroz hervido, carne y pescado blancos, etc). "Todo ello en pequeña cantidad y sin forzar. Si reaparecen los síntomas dejaremos de tomarlos y nos limitaremos a beber unas horas más".
Porque, como hemos comentado ya, en una dieta astringente caben muchos más alimentos que lo típico que hemos oído de toda la vida, (arroz blanco, jamón york…) La lista de alimentos es mucho más amplia.
Así y según explica este artículo de Lina Robles, jefa del Servicio de Nutrición y Dietética en el Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela, los alimentos recomendados son: yogur natural; las carnes como el pollo, el pavo, la ternera, o el jamón cocido; los pescados blancos como la merluza o el lenguado; las verduras como las zanahorias y las patatas cocidas; los hidratos de carbono (arroz, pasta y pan blanco) y las frutas astringentes como la manzana. Según indica esta nutricionista, "una dieta astringente se basa en la combinación de alimentos astringentes, es decir, que estriñen o estrechan los tejidos. Se trata de recomponer nuestro sistema digestivo".
Por su parte, en una dieta astringente se deben evitar los alimentos rebozados, los alimentos con fibra como son por ejemplo, la mayoría de las frutas, los alimentos picantes, grasos, embutidos, margarinas o leche con lactosa. En cuanto a los huevos y los lácteos, "se pueden tomar a partir del tercer día", expone Barroso.
Recomendaciones generales
Ante un cuadro de diarrea, es importante tener en cuenta algunas recomendaciones. Las más importantes -señala Barroso- son: fraccionar las tomas a lo largo del día, tomar menos cantidad de alimento pero más a menudo; comer despacio y masticar bien; y beber abundante líquido hasta estar del todo recuperado. Por otro lado, es importante evitar temperaturas muy frías o calientes; evitar el consumo de estimulantes, té, especias o salsas; evitar el consumo de lactosa e introduciendo los alimentos enteros y sólidos progresivamente -siguiendo las pautas anteriores- hasta llegar a una alimentación normal.
Evitar intoxicaciones alimentarias
Una de las causas más comunes de las diarreas, en verano, son las intoxicaciones alimentarias. Esta misma semana, la Organización de Consumidores y usuarios (OCU) ha publicado algunos consejos para evitarlas. La OCU advierte que "las altas temperaturas en verano favorecen el crecimiento de microorganismos en los alimentos, además la cadena del frío se puede romper más fácilmente, provocando que los alimentos se estropeen con más rapidez".