Fue en 2017 cuando una investigación, publicada esta en la revista científica Thorax, demostró la relación entre una buena salud pulmonar y una alimentación en la que las frutas y las verduras tuvieran un papel protagonista. Si bien es cierto que, de esta forma, es posible afirmar que existen alimentos que de forma clara pueden tener unas repercusiones muy positivas en este aspecto, también los es que algunos alimentos pueden tener los efectos opuestos, es decir, resultar perjudiciales para mantener en buen estado estos importantes órganos.
Por tanto, es aconsejable que aquellas personas que, por desgracia, sufren algún tipo de problema o dolencia pulmonar, o las que simplemente quieren cuidar el funcionamiento de su aparato respiratorio, traten de evitar el consumo, al menos excesivo, de determinados alimentos.
Algo que, si tenemos en cuenta que el mundo todavía está lidiando con una pandemia que, entre otros, puede causar graves problemas respiratorios, puede ser una inmejorable idea.
Alimentos y bebidas ácidas
Al final del esófago, podemos encontrar un músculo con forma de anillo que forma una especie de válvula. Si este músculo no actúa correctamente y no se sella como debiera o se abre frecuentemente en momentos que no son los adecuados, pueda dar lugar a que el ácido del estómago acabe por pasar al esófago. La consecuencia es bien conocida: la aparición de la desagradable acidez estomacal.
Si esto ocurre de forma frecuente, puede ser un síntoma de sufrir enfermedad por reflujo gastroesofágico. Su relación con la salud de los pulmones, es que las personas que sufran alguna enfermedad pulmonar pueden encontrar que el reflujo ácido aumenta o incluso empeora los síntomas que sufre como consecuencia de ella, lo que, al fin y al cabo, puede acabar complicando la situación o, al menos, aumentando el malestar la sensación de malestar.
Bebidas carbonatadas
Las bebidas carbonatadas, ya sean con alcohol o sin él, suelen aparecer en las listas de alimentos más perjudiciales. Y, en este caso, no son una excepción. La realidad de este tipo de bebidas es que, salvo determinadas versiones, contienen una muy alta proporción de azúcar, calorías vacías y mucha carbonatación.
Esto significa que contribuyen al aumento de peso y al aumento de la hinchazón por los gases. En ambos casos, puede significar un aumento de la presión sobre los pulmones, generando problemas, en especial a quienes ya sufren algún tipo de dolencia.
Embutidos
La mayoría de las carnes curadas como el tocino, fiambres, jamón y perritos calientes contienen aditivos llamados nitratos. Los productores de estos alimentos pueden agregar esta sustancia por diferentes motivos, como para dar o potenciar un determinado color o para extender su vida útil.
En este sentido, destaca un estudio del European Respiratory Journal que ha llegado a sugerir, que los nitratos agregados aumentan el riesgo de recaídas relacionadas con la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, más conocida como EPOC.
Verduras crucíferas
Al contrario que con las bebidas carbonatadas, puede ser sorprendente encontrar alimentos como el brócoli en una lista de alimentos no recomendables. Pero como se suele decir, las estadísticas están para romperlas.
En realidad, la causa de esto lo encontramos en que este tipo de alimentos pueden generar gases y una cierta hinchazón, que en ambos casos pueden dificultar la respiración de las personas con enfermedad pulmonar. Las verduras crucíferas, como el repollo, el brócoli, los rábanos y la coliflor, están llenas de nutrientes y fibra, es cierto, pero en algunas ocasiones, prescindir de ellas no es una mala decisión.
Productos lácteos
Consumir productos lácteos por parte de personas con alguna dolencia pulmonar, pueden generar un empeoramiento de los síntomas. La causa no es otra que su contenido casomorfina, que es un péptido que se libera a partir de la caseína del queso, que es un grupo de proteínas propias de la leche. Se sabe que su consumo puede generar un aumento excesivo de la mucosidad intestinal.
Pues bien, se da el caso que muchas enfermedades respiratorias, incluida la EPOC, están asociadas con una mayor producción de moco de un tipo similar en glándula en el pulmón durante los períodos de inflamación. Por ello, algunos estudios señalan que el consumo de leche puede estar relacionado con este incremento de mucosidad, lo que, obviamente, no es lo mejor para quienes sufren algún tipo de enfermedad pulmonar.
Sal
Otro de los frecuentes entre las listas de los menos sanos. El sodio, componente principal de la sal, se relaciona con muchas enfermedades, si bien no hay que olvidar que en dosis adecuadas es imprescindible para el buen funcionamiento de nuestro organismo.
En cualquier caso, un consumo excesivo de sal puede hacer que las personas retengan agua, y el exceso de agua puede causar problemas respiratorios. Por tanto, para evitarlo, es conveniente cambiar la sal por otros productos sustitutos, entre los cuales se encuentras diferentes hierbas y especias, mucho más saludables.
Fritos
A su bien conocida relación con el aumento de peso, con el incremento de los niveles de colesterol malo y del riesgo de enfermedades del corazón, del mismo modo que ocurre con las verduras crucíferas, los alimentos fritos pueden causar hinchazón e incomodidad al presionar el diafragma, lo que dificulta y dificulta la respiración.
Además, no hay que olvidar que un aumento de peso puede significar un aumento de la presión sobre los pulmones. Por tanto, se mire como se mire, nuestros pulmones agradecerán que los fritos sean una apuesta muy esporádica.
Por supuesto, la mesura y el equilibrio son factores fundamentales. Por tanto, esto no significa que debamos dejar de consumir totalmente estos alimentos, pero sí que si sentimos molestias o problemas respiratorios, seamos conscientes de que unos pequeños cambios en nuestra alimentación, pueden ayudar a mejorar.