Aunque un resfriado puede cogerse en cualquier época del año, el otoño y el invierno son las estaciones en las que alcanza su mayor auge, con el permiso de la gripe y la gastroenteritis. En todos estos casos, las recomendaciones no farmacológicas son siempre las mismas: hidratarse, evitar los cambios bruscos de temperatura y una buena alimentación, ya sea en forma líquida o sólida, dependiendo de la dolencia que se sufra.
No obstante, ante determinadas dolencias no sirve cualquier alimento por muy saludable que sea para el organismo en condiciones normales. De hecho, algunos pueden llegar a empeorar la situación. Estos son alguno de ellos en función de la enfermedad:
Por ejemplo, si se padece un resfriado o una gripe, aunque sus síntomas son muy diferentes, en ambos casos se produce una liberación excesiva de histamina, una molécula que desencadena síntomas similares a los de la alergia (tos, estornudos, congestión y mucosidad). Por tanto, si se padecen estas dolencias, es recomendable evitar alimentos pro-histamínicos.
Las espinacas, aunque no son un alimento rico en histamina, sí pueden ayudar a potenciar su liberación. Así, cuando ya se sufre congestión, las espinacas no serán la mejor opción ya que, en función del individuo, podrían incluso empeorar las cosas. Pasa lo mismo con las fresas, los tomates o los cítricos.
En el caso de los frutos secos, que en general son muy recomendables para una dieta equilibrada, no son la mejor opción cuando se está resfriado o con gripe. Se trata de alimentos cuyo macronutriente principal es la grasa (saludable), pero los hace más difíciles de digerir. Esto puede provocar malestar estomacal y colaborar en empeorar la situación. Así mismo, se sospecha que las nueces ayudan en la liberación de histamina, de forma similar a las espinacas.
El brócoli, un alimento muy recomendable, potencialmente saciante como las verduras en general, además de ser rico en micronutrientres como vitaminas A y C, también es rico en fibra, algo que en un estado de enfermedad puede provocar digestiones pesadas e irritación intestinal. Así, como sucedería también con una gastroenteritis, es más recomendable alimentos bajos en fibra y de fácil digestión.
Alimentos beneficiosos
Los pimientos rojos contienen quercetina, un compuesto antioxidante, con propiedades antivirales y antiinflamatorias, además de ser antihistamínico. Aunque no es la panacea anti-gripe, este compuesto puede ayudar a mejorar un resfriado o gripe, colaborando en la reducción de la inflamación.
Así mismo, los pimientos en general son ricos en vitamina C, un compuesto que, aunque no ha demostrado ser capaz de prevenir el resfriado ni poder evitarlo, sí ayuda a acortar su duración y reducir los síntomas. También, algunos tipos de hongos muy utilizados en la cocina oriental, como el shiitake, reishi y cordyceps, pueden mejorar los síntomas del resfriado. Aunque pasa como con la vitamina C, sí colaboran en suavizar la intensidad de la dolencia.
El caldo de pollo es muy común durante los resfriados y tendría sentido científico. Este alimento tiene efectos antiinflamatorios y contiene determinados compuestos, como la carnosina, que según acreditan estudios como el que se publicó en el American Journal of Therapeutics, serían capaces de mejorar los síntomas en las primeras etapas de una gripe.
Frente al dolor de cabeza
De nuevo, la histamina es una molécula también a tener en cuenta ante el dolor de cabeza. De hecho, como forma de prevención de la migraña, suele recomendarse una dieta baja en alimentos pro-histamínicos, además de evitar las tiraminas, compuestos vasoactivos que colaborarían en un elevado porcentaje de cefaleas y migrañas.
Los quesos añejos o curados son ricos en histamina, tales como el queso Gouda, Swiss o Parmesano. Un elevado consumo de histamina provoca vasodilatación, es decir, aumento del diámetro de los vasos sanguíneos, lo que a nivel cerebral puede provocar dolor de cabeza. Así mismo, estos quesos también se han relacionado con las tiraminas, otro factor a tener en cuenta en el caso de cefaleas y migrañas. Por todo esto, es mejor evitarlos.
Los alimentos fermentados, como el chucrut o el kimchi, son ricos en tiraminas, las cuales a su vez son también compuestos vasoactivos relacionados íntimamente con las migrañas. Así mismo, se sabe que determinados individuos tienen dificultades para descomponer estas sustancias, lo que aumentaría su riesgo de sufrir dolores de cabeza.
Lo que sí es recomendable frente al dolor de cabeza son las carnes magras. Esto es, carne de pollo, pavo o ternera, ricas en riboflavina y coenzima Q10, las cuales se habrían relacionado con mejoras en los síntomas de los dolores de cabeza y migrañas en general. Sin embargo, el mecanismo por el cual sucede esto aún es desconocido.
Los pepinos, sandía y alimentos ricos en agua en general ayudarían a mejorar e incluso prevenir el dolor de cabeza, dado que la deshidratación en general se ha relacionado con esta dolencia. Mantener una hidratación adecuada mejoraría la situación, aunque de nuevo, no es algo curativo.
Frente al dolor de garganta
Durante una faringitis o inflamación de la garganta sin otros síntomas asociados, los alimentos de textura irregular o difíciles de tragar pueden colaborar en la irritación general, siendo poco recomendables en ese momento en particular, aunque beneficiosos y saludables en cualquier otro momento.
Las verduras crudas y frutas cítricas son producto a evitar ante el dolor de garganta. Por un lado, las verduras crudas son ásperas e irregulares, colaborando en la dificultad para tragar y la irritación. Por otro lado, las frutas cítricas y su acidez característica también colaborarían en aumentar la irritación circundante, a pesar de su riqueza en vitaminas y minerales, que ayudarían a mejorar el cuadro clínico.
Se recomienda comer huevos, ya que son fáciles de tragar, ricos en vitamina D y zinc, micronutrientes que colaboran con el buen funcionamiento del sistema inmune. Además, dada su riqueza en proteínas de alto valor biológico, los huevos colaboran en el recambio de los anticuerpos del sistema inmune y otras proteínas asociadas.
Aunque no es aconsejable excederse en el consumo de miel, dada su riqueza en azúcar (a pesar de ser un alimento natural y no procesado, como ya explicamos en EL ESPAÑOL), su textura puede aliviar el dolor de garganta y la dificultad para tragar, además de aliviar la tos en algunos individuos. Sin embargo, la evidencia científica es escasa respecto a dicho alivio sintomático.
Ante la gastroenteritis
Durante una gastroenteritis no importa una fácil masticación de los alimentos, sino una fácil digestión de los mismos, siendo conceptos totalmente diferentes, aunque suelen usarse erróneamente como sinónimos. En este caso, algunos alimentos son más difíciles de digerir que otros de forma habitual, siendo más complicados si cabe en momentos de irritación intestinal como es el caso de una gastroenteritis.
La leche y derivados contienen lactosa en mayor o menor cantidad, la cual se descompone en el estómago gracias a la enzima lactasa procedente del intestino. Sin embargo, durante una gastroenteritis, sobre todo en casos de diarrea, esta enzima no funciona correctamente e incluso tiende a agotarse temporalmente dada la inflamación e irritación de la pared intestinal.
Por ello, consumir lácteos durante un cuadro de gastroenteritis podría incluso empeorar la situación, aunque algunos alimentos como el yogur y similares (fermentados) sí pueden llegar a tolerarse mejor, dada su escasa cantidad de lactosa en comparación a la leche.
Por una parte, el salvado es rico en fibra insoluble, la cual no se absorbe a nivel intestinal y suele desecharse en las heces. En el caso de una gastroenteritis, donde la diarrea es bastante común, no es el momento ideal para consumir un alimento con estas características, siendo los alimentos integrales poco aconsejables en general en este caso.
Por otro lado, las legumbres suelen ser alimentos de difícil digestión, caracterizados por provocar irritación estomacal y gases incluso en individuos sanos. Durante una gastroenteritis, los azúcares característicos de estos alimentos, como la alfa-galactosidasa, tienden a irritar el tubo digestivo en general, empeorando la situación.
Alimentos beneficiosos
La avena es un alimento poco irritante, rico en fibra soluble, lo cual puede colaborar en regular el ritmo intestinal y reducir síntomas como la diarrea. Además también es un alimento rico en selenio y zinc, ambos micronutrientes que colaboran en el buen funcionamiento del sistema inmune.
El arroz blanco es uno de los alimentos más recomendados durante un estado de gastroenteritis, dada su facilidad para ser digerido. Además, es un buen primer paso para volver al consumo de alimentos sólidos inicialmente ante un cuadro de estas características.
El plátano maduro y las compotas de fruta en general son muy recomendables ante un estado de gastroenteritis, sobre todo cuando se producen vómitos, un estado donde la pérdida de potasio es muy característica. En este caso, esta fruta procedente de las Islas Canarias, sobre todo en su estado maduro, son de fácil digestión y una conocida fuente de potasio de rápida absorción.