El 99% del agua corriente en España es potable y apta para el consumo, según confirmaba a EL ESPAÑOL Julio Barea, geólogo especializado en hidrogeología y portavoz de Greenpeace. Un reciente estudio, que vincula 1.500 casos anuales de cáncer de vejiga en España y 6.500 en toda Europa a la presencia de unos productos químicos, los trihalometanos (THM), en el agua de grifo, no cambia esta realidad: el agua de grifo sigue siendo la mejor opción para beber.
Que haya trihalometanos en el agua es, de hecho, el mal menor: se trata de cuatro compuestos (el cloroformo, el bromodiclorometano, el dibromoclorometano y el bromoformo) que se forman por la interacción del cloro y la materia orgánica durante el proceso de desinfección del agua. Se trata por ejemplo de los pequeños restos de vegetación que han sido arrastrados desde ríos, embalses y canales, pero también de microorganismos patógenos: bacterias nocivas, virus, parásitos...
La desinfección por cloro, por tanto, es esencial para evitar brotes epidémicos de enfermedades como el cólera o la fiebre tifoidea que todavía ocurren en los lugares en los que no se garantiza la salubridad y la higiene del agua. Sin embargo, el potencial carcinógeno de los trihalometanos es conocido desde hace tiempo, por lo que la Unión Europea obliga a limitar su concentración a 100 microgramos por litro (μg/L).
La norma se sigue, aunque en España, según los autores del estudio, estamos ligeramente por encima (29 µg/l) de los países que los mantienen al mínimo de 11,7 microgramos por litro. La razón, según explicaba la coordinadora del trabajo, Cristina Villanueva, a EL ESPAÑOL, es que "España es un país con escasez de agua" y "la calidad de la que se destina al consumo es diferente que la de Dinamarca o Países Bajos". Esto, sumado a que la incidencia del cáncer de vejiga es superior en nuestro país por motivos no relacionados, pone los 1.500 casos a la cabeza de Europa.
Esto no significa que haya que dejar de embotellar el agua de grifo para beberla. En primer lugar, porque los THM ocupan el escalón más bajo en los factores a prevenir para evitar el cáncer: mucho más apremiante es evitar el tabaquismo o la obesidad. Para personas preocupadas por una predisposición al carcinoma de vejiga, sin embargo, los trihalometanos se evaporan fácilmente, por lo que una buena estrategia es la de quitar el tapón y airear y el contenido de la botella unas horas antes de consumirla.
Este es el consejo que han prodigado en redes sociales tanto el investigador Moisés Canle como los divulgadores Gemma del Caño (@farmagemma) y Miguel Ángel Lurueña (@gominolasdpetro) en las redes sociales, añadiendo que el mejor lugar para realizar este proceso esto es la nevera, y no durante un tiempo excesivo, porque el cloro también se evaporaría y una exposición ambiental permitiría a los microorganismos patógenos reproducirse y colonizar el agua que vamos a beber.
Por otra parte, las jarras purificadoras también pueden contribuir a eliminar los THM pero a cambio de usar con abundancia filtros de calidad o cuando usan procedimientos como la ósmosis, que es costosa en precio y derroche de agua. En realidad, como precisaba J.M. Mulet, investigador y profesor de Biotecnología a este diario, la principal función de estas jarras es cambiar el sabor del agua, "quitarle la dureza y algún mineral", que no está demostrado que sea "perjudicial para la salud".