Junto a las castañas, las nueces son uno de los frutos secos de temporada por excelencia del otoño-invierno, y un bocado tradicional en la gastronomía navideña. Es, de hecho, uno de los excesos que podemos permitirnos estas fiestas: investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red Fragilidad y Envejecimiento Saludable (CIBERFES) han demostrado que un alto consumo de nueces puede ayudar a proteger contra el deterioro cognitivo a mayor edad.
En el trabajo, publicado en la revista Molecular Nutrition & Food Research, los investigadores del grupo que lidera Cristina Andrés Lacueva en la Universidad de Barcelona examinaron si una dieta rica en nueces podría ayudar a proteger contra el deterioro cognitivo relacionado con la edad durante un período de tres años.
Para ello, seleccionaron a 119 participantes de 65 años o más con demencia de la cohorte 'InCHIANTI', un estudio representativo basado en la población de residentes de edad avanzada de Chianti (Italia). Los participantes fueron seleccionados en función de su consumo de nueces: entre los que no eran consumidores y los que tenían un consumo regular de nueces (2,9 g/día).
La exposición a las nueces se midió al comienzo del estudio a través de un cuestionario de frecuencia alimentaria validado o con una herramienta analítica para la caracterización de compuestos fenólicos. Por otra parte, el deterioro cognitivo se midió mediante la prueba de 'Mini-Mental State Examination', que se utiliza habitualmente como parte del proceso cuando se considera un diagnóstico de demencia.
Los investigadores encontraron que 38 participantes experimentaron un deterioro cognitivo, 28 del grupo de no-consumidores de nueces y 10 del grupo de consumidores. El consumo de nueces estimado por el marcador dietético o por el modelo de marcador urinario se asoció en ambos casos con un deterioro cognitivo menor.
"El uso de un panel de metabolitos proporciona información precisa y complementaria sobre la exposición a las nueces y refuerza los resultados obtenidos con la información dietética", explica Cristina Andrés-Lacueva, jefa de grupo del CIBERFES en la Universidad de Barcelona, investigadora ICREA Academia y autora principal del estudio.
Otros beneficios de las nueces
En realidad, hay multitud de razones para consumir nueces y otros frutos secos, y ninguna pega salvo que se padezcan alergias o intolerancias alimentarias. El reproche más común que reciben es que "engordan", pero eso no es cierto: son alimentos ricos en grasas poliinsaturadas como el ácido linoléico o linolénico, con un alto aporte en fibra y con poder saciante. El truco está en usarlas para sustituir otras comidas con peores grasas, como la carne roja y procesada.
Al contrario, se le atribuye la propiedad de ayudar a controlar el peso. Esa era una de las conclusiones que alcanzó una investigación publicada 2010 en el Asia Pacific Journal of Clinical Nutrition, por lo que sugería el consumo rutinario de nueces se asocia con mayores niveles de gasto energético mientras se descansa.
Algo parecido a lo que señaló otro estudio, esta vez publicado en el American Journal of Clinical Nutrition, que observó que las mujeres que declararon comer raramente nueces sufrieron un mayor aumento de peso durante un período de 8 años que aquellas que consumieron nueces dos veces por semana o más.
Entre los múltiples efectos saludables observados en las nueces, también se han demostrado efectos positivos en relación con enfermedades de los cálculos biliares, que su alto contenido en calcio puede favorecer la salud ósea, o que el manganeso que posee puede ayudar a combatir la epilepsia
"Las nueces contienen una compleja variedad de compuestos naturales y fitoquímicos que exhiben una amplia gama de beneficios para la salud, incluida la protección contra la inflamación y el cáncer de colon", afirmaba un estudio llevado a cabo por el Centro de Salud de la Universidad de Connecticut y la Universidad de Texas A&M en Estados Unidos, y publicado en la revista Nutrients.
Otra investigación, esta vez realizada por la Universidad Estatal de Pensilvania y publicada en el Journal of the American Heart Association, concluyó que comer nueces puede ayudar a reducir la presión arterial en personas con riesgo de enfermedad cardiovascular.
Los investigadores examinaron los efectos de reemplazar algunas de las grasas saturadas en las dietas de los participantes con nueces. "Cuando los participantes comieron nueces enteras, vieron mayores beneficios que cuando consumieron una dieta con un perfil de ácidos grasos similar a las nueces sin comer la nuez", señaló Penny Kris-Etherton, profesora de nutrición en esta institución.
"Las nueces contienen ácido alfa-linolénico -ALA- un omega-3 de origen vegetal que puede afectar positivamente a la presión arterial", afirma. En consecuencia, parece que es posible afirmar que consumir nueces de forma regular es una forma útil de reducir los riesgos de sufrir enfermedades cardiovasculares.