Mantener una dieta saludable de forma continuada ayuda a preservar la salud de los riñones y a prevenir las enfermedades renales crónicas. Así lo recoge una revisión a partir de estudios publicados que recoge el Clinical Journal of the American Society of Nephrology.
Hasta ahora, se sabía que realizar determinados cambios en la dieta contribuía a frenar el avance de la conocida como enfermedad renal crónica (ERC), pero no había consenso sobre si los hábitos alimenticios saludables podía tener un efecto protector contra este mal caracterizado por avanzar lentamente.
Para determinarlo, los investigadores procedieron a revisar todos los estudios relevantes al respecto publicados hasta febrero de 2019. Se seleccionaron un total de 18 trabajos, que habían contado con la participación de un total de 630.108 adultos y que habían recibido un seguimiento medio de unos 10,4 años.
Los parámetros alimentarios saludables que se habían prescrito en estos trabajos, recogieron, tendían a favorecer un alto consumo de verduras y hortalizas, frutas, legumbres, nueces, grano entero, pescado y lácteos bajos en grasa. Por el contrario, la ingesta que se restringía era la de carnes rojas y procesadas, de sodio (sal) y de bebidas azucaradas.
Así, estas formar de comer equilibradas se ha podido vincular con un riesgo un 30% menor de desarrollar ERC, con la que los riñones van perdiendo la capacidad de eliminar los desechos y el exceso de líquido del cuerpo, y el paciente se ve abocado a la diálisis o a un trasplante renal.
También se observó un descenso de un 23% en las posibilidades de padecer albuminuria, la concentración de la proteína albúmina en la orina que sirve de indicio temprano de la presencia de daño renal.
"Estos resultados se suman a la evidencia acumulada de los beneficios potenciales que supone adherirse a un patrón dietético saludable, ya sea la dieta Mediterránea, la dieta DASH o las recomendaciones sanitarias oficiales", explica Jaimon Kelly, médico de la Bond University (Australia) y uno de los autores.
¿Mediterránea o DASH?
Tanto la dieta DASH como la Mediterránea encabezan el ránking avalado por Harvard de las más saludables. La base de ambas son las frutas y verduras, las comidas a base de grano entero, el pescado, la carne de pollo, los frijoles y frutos secos como las nueces.
Sin embargo, la DASH aconseja el consumo de lácteos desnatados o bajos en grasa, mientras reduce el sodio, los alimentos con azúcares añadidos y la carne roja. Pensada para pacientes hipertensos, también limita el consumo de grasa saturada y grasas trans, y busca aumentar el potasio, magnesio, calcio, proteínas y fibra.
"Estas dietas contribuyen a la prevención primaria de patologías crónicas como son la diabetes de tipo 2, el deterioro congnitivo, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y la mortalidad prematura en general", añade Kelly.
El investigador señala que, aunque hay nutrientes específicos implicados en la protección de los riñones, es mucho más sencillo para los profesionales sanitarios y los pacientes enfocarse en alimentos completos. "Estos resultados deben servir para desarrollar políticas de salud pública general que prevengan la ERC y que ayuden a mitigar la lacra de esta enfermedad", declara.
Los autores de la revisión señalan qué pasos deberían seguir a partir de ahora: "Son necesarios ensayos clínicos aleatorios con suficiente tiempo de seguimiento para discernir los resultados sobre los riñones y si un cambio en la forma de alimentarse tiene una relación causal con la mejora de la salud renal".
"Mientras tanto, la evidencia fruto de la observación debería ser suficiente como para que los profesionales sanitarios pongan el acento sobre la importancia de los hábitos alimentarios saludables al tratar a sus pacientes, ya estén en riesgo de desarrollar la ERC o se encuentre en buen estado de salud en ese momento", concluyen.
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