La fibra de los alimentos produce ciertos beneficios en la salud humana. En primer lugar, mejora el estado de la flora intestinal, lo que incide en la función del aparato digestivo. Pero, además, evitan la entrada en el cuerpo de otros microorganismos que pueden hacernos enfermar. Además, consumir alimentos con fibra tiene efecto saciante: reduce la sensación de hambre en mayor medida. El consumo de fibra, además, está asociado, según este estudio del Hospital Universitario 12 de Octubre, a un menor riesgo de sufrir enfermedad cardiovascular.
Sin embargo, la fibra también puede ocasionar molestias abdominales provocadas por gases. Este fenómeno se conoce como meteorismo. De todas formas, los gases intestinales no son malos para la salud y no tienen por qué ser siempre molestos. Se producen de manera natural. La fibra no se descompone en las primeras etapas del sistema digestivo y, por tanto, la flora intestinal la degrada por fermentación bacteriana. En este proceso, se generan los gases. Por esta razón, los alimentos que más fibra contienen son los que provocan más gases.
Para reducir las probabilidades de que ciertos alimentos nos produzcan gases, es importante masticarlos bien y ensalivarlos. De esta manera, el coste de la fermentación de la flora intestinal será menor: se producirán menos gases porque el proceso de fermentación será más breve. Además, en el sistema digestivo también se pueden originar al tragar aire. Por ello, fumar, mascar chicle o hablar demasiado durante las comidas puede agravar el problema.