Un estudio publicado el pasado año en la revista BMJ Open dio la voz de alarma: la gran mayoría de los yogures que podemos encontrar en el supermercado tiene más azúcar del recomendado (la OMS recomienda no tomar más de 25 gramos al día en una ingesta de 2000 calorías diarias). El estudio salvaba de la quema a los yogures griegos, que tienen una menor cantidad de azúcar y un mayor contenido de proteínas y grasa. También es habitual que esta variedad tenga un menor volumen de lactosa y calcio.
Y sí, hemos dicho grasa. "No sabemos bien por qué la grasa del yogur, a pesar de ser saturada, no presenta efectos adversos. Quizá se relacione con la flora bacteriana o con el tipo de ácidos grasos que contiene. La investigación en este terreno debe avanzar mucho más para poder proporcionarnos certezas", explica Miguel Ángel Martínez-González, epidemiólogo y catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra en su libro Salud a ciencia cierta (Planeta).
Pero, aunque los griegos se salven de la quema en el citado estudio, los más saludables son los yogures naturales (pero naturales a secas, no los yogures azucarados naturales). Por supuesto, tal y como recordaba Martínez-González, el consumo de yogur no puede sustituir o desplazar de ninguna forma al de la fruta. Los lácteos no son imprescindibles en nuestra dieta, pero la fruta y la verdura sí deben formar parte de nuestro día a día. Tu salud depende de ello.
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