Cualquier persona que se cuide ha experimentado alguna vez la orfandad hidratante, algo que se podría definir como la sensación de abandono cuando se llega a un bar ´-léase también chiringuito, restaurante o cualquier otro sinónimo- y los acompañantes se disponen a pedir bebidas. En pleno verano, y con la primera ola de calor recién acabada, se escucharán términos como cerveza, Coca-cola, Fanta, tinto de verano o bebidas energéticas, entre otras muchas opciones.
Si alguien opta por no beber alcohol -una medida de salud pública que ayuda a prevenir enfermedades-, las opciones se reducirán considerablemente, pero aún se podrán pedir algunas bebidas. Pero si de lo que se trata es de reducir o evitar la obesidad, nos quedamos prácticamente sin posibilidades, sobre todo si se trata de refrescarse y no se puede, por ello, pedir una infusión.
Una opción que a priori podría parecer muy saludable son los zumos de fruta, tanto envasados como naturales, pero la ciencia se ha encargado de demostrar que los últimos engordan y los primeros también, además de tener otros efectos negativos para la salud.
Así, la tendencia natural serían los refrescos sin azúcar, las versiones light de nuestras bebidas sin alcohol favoritas. Pero un estudio reciente asociaba su consumo a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, aunque reconocía que no engordaban.
También es creciente la evidencia científica que desaconseja, en general, el uso de edulcorantes artificiales, componente habitual de este tipo de bebidas y de otras más clásicas como la gaseosa, habitual en los combinados de tinto de verano.
Así las cosas, ¿qué opciones le quedan a quien quiera tomar un refresco y ni poner en riesgo su salud ni ver cómo aumenta la cifra de su báscula. La realidad es que existe una única alternativa, lo que se podría calificar del único refresco saludable que se puede pedir en los bares. Y no es otra cosa que el agua con gas.
Hay quien dirá que esto no es un refresco, sino simplemente agua -sin duda, la bebida más saludable- carbonatada. Pero el BOE del 19 de mayo de 2011 despeja las dudas. "A los efectos de la presente disposición se entenderá por bebidas refrescantes las bebidas analcohólicas, carbonatadas o no, preparadas con agua de consumo humano, aguas preparadas, agua mineral natural o de manantial (en lo sucesivo agua), que contengan uno o más de los siguientes ingredientes: anhídrido carbónico, azúcares, zumos, purés, disgregados de frutas y/o vegetales, extractos vegetales, vitaminas y minerales, aromas, aditivos autorizados u otros ingredientes alimenticios", reza la definición.
El mejor refresco
En la mayoría de las aguas con gas comercializadas, el listado de ingredientes se reduce a dos: agua mineral y gas carbónico añadido. En algunos casos se pueden ver los minerales incluidos en el agua que se gasifica.
La ciencia ha dictaminado que este refresco es muy bueno para la salud, al igual que el agua sin gas. Un estudio publicado en 2007 en International Journal of Sports Medicine demostraba que hidrataba exactamente igual que la normal.
Aunque otro estudio demostró que el agua con gas podría erosionar ligeramente el esmalte de los dientes, el daño es mínimo en comparación con el de los refrescos azucarados, 100 veces superior.
Otros estudios han demostrado que el consumo de agua con gas mejora la capacidad de tragar en pacientes con problemas en este sentido, así como aumentar la sensación de saciedad.
Otro trabajo demostró la capacidad de este refresco para mejorar el estreñimiento -aunque el estudio se hizo en pacientes afectados por un accidente cerebrovascular.
Se ha investigado la capacidad del agua con gas para mejorar la salud ósea y existen ciertos indicios de que lo consigue. Sin embargo, no se ha logrado demostrar otro reclamo de este refresco, que mejora la salud cardiovascular. Se necesita más investigación al respecto.
En España, también se han investigado las bondades del agua con gas. En un trabajo llevado a cabo por un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y publicado en la revista Nutrients, se demostró que su consumo -el trabajo se hizo con una marca concreta, Vichy Catalán- aporta grandes beneficios para la salud de las personas, disminuyendo el riesgo de padecer enfermedades metabólicas crónicas, ayudando a reducir la acidez de estómago durante la digestión y mejorando el metabolismo de los lípidos.
Eso sí, a pesar de lo beneficioso que es el agua con gas para la salud, no se trata de un refresco muy consumido en España. Según el Informe del Consumo Alimentario en España 2018, sólo un 3% del agua embotellada que se bebe en España es con gas y su consumo ha disminuido en el último año.