Carne, carne y más carne. Los españoles somos unos grandes consumidores de este alimento que juega un papel muy importante en nuestro menú diario. Prueba de ello es que cada ciudadano de nuestro país consume de media 46,6 kilos de carne al año, según la base de datos de consumo en hogares que elabora el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Dentro de las carnes podemos encontrar dos tipos y cada uno con distinta fama: la roja (vaca, cordero, caballo, cabra y la mayor parte del cerdo) y la blanca (pollo, conejo, pavo, cordero lechal, cochinillo y solomillo de cerdo). A esta última siempre se le han otorgado propiedades que la hacen mejor que la carne de vaca. Pero ahora, un estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition señala que no es tan maravillosa como todos creíamos.
La investigación, realizada por el Children's Hospital Oakland Research Institute (CHORI) y la Universidad de California en San Francisco, señala que consumir cantidades similares de carne roja o blanca aumentaba de forma parecida los niveles de colesterol denominado "malo", el LDL.
"Cuando nos planteamos hacer este estudio, esperábamos que las carnes rojas presentaran efectos adversos en los niveles de colesterol en sangre de mayor magnitud que las carnes blancas", explica el autor principal del estudio, Ronald Krauss. "Nuestra sorpresa fue mayúscula cuando comprobamos que no era así", indica el investigador, que también es profesor de medicina en la citada universidad americana.
De la investigación estadounidense se deben remarcar dos puntos. El primero de ellos: el estudio excluye las carnes procesadas como las salchichas o el beicon. Tan solo analizaron carne de ternera para las carnes rojas. Técnicamente parece que han planteado una batalla vaca vs. pollo.
En segundo lugar, el estudio señala que el consumo de altas cantidades de grasa saturada aumenta las concentraciones de partículas de LDL. Pero cabe destacar que, las carnes rojas tienen una grasa intramuscular que en gran parte es saturada, mientras en la blanca esta presencia es menor, como explicamos en este artículo de EL ESPAÑOL.
Mejor consumir proteínas vegetales
Los investigadores estadounidenses, además de comprobar que consumir cantidades comparables de carne roja o de pollo aumentaba de forma similar los niveles de colesterol, señalan que esta molécula tan temida no aumentaba de la misma manera si se ingería la misma cantidad de proteínas de origen vegetal, sobre todo de la soja.
Hasta ahora no existía una comparación completa de los efectos de la carne roja, la carne blanca y las proteínas vegetales en el colesterol en sangre, según Krauss. Las proteínas que no proceden de la carne, como los vegetales, los productos lácteos y las legumbres, serían las más recomendables.
Por ello, los investigadores señalan que para reducir el colesterol en sangre lo interesante sería consumir proteínas de origen vegetal, no animal. Los resultados muestran que restringir la carne por completo (roja o blanca) es más recomendable para disminuir los niveles de colesterol en sangre de lo que se pensaba anteriormente.
Ante el revuelo que puede causar esta investigación, Krauss señala que "los consejos actuales para restringir la carne roja y no la blanca no deben basarse únicamente en sus efectos sobre el colesterol en la sangre". "De hecho, otros efectos del consumo de carne roja podrían contribuir a enfermedades cardíacas, y dichos efectos deberían explorarse con más detalle en un esfuerzo por mejorar la salud", añade.
[Más información: Esta es la única carne que puedes comer a menudo: engorda menos y es más sana].