Tus amigos quedan y deciden ir a la hamburguesería o a la pizzería a tomar algo. Tú, que estás a dieta o que has cambiado tus hábitos en busca de la comida real, te echas a temblar. Pero no te preocupes: acudir a estos establecimientos o a otras franquicias presentes en nuestras calles y centros comerciales no tiene por qué ser malo.
No se trata de que ese día hagamos una excepción y nos atiborremos con lo más ultraprocesado que haya. Es saber previamente la alternativa más saludable para pedirla en caja.
Las webs de Starbucks, Taco Bell o Burger King tienen la información nutricional de sus productos: hidratos de carbono, sales, azúcares, etc. Con esto y algo de sentido común (no te pidas el refresco tradicional; eso no te lo tiene que decir ninguna tabla de valores) disfrutarás de estos lugares sin atormentarte.
Starbucks: cruasanes y sándwiches
En la franquicia cafetera triunfan los frapuccinos con caramelo y nata. Estos tienen más de 20 gramos de azúcares en todas sus variedades, según la propia Starbucks. Algunos de ellos incluso superan los 60 gramos, como el coffee frappuccino de bebida de avena tamaño venti, o los 70, como el Espresso Frapuccino de leche desnatada tamaño venti. Y hay ejemplos peores:
Como te imaginarás, mejor si evitas estas bebidas y optas por sus infusiones, que puedes pedir calientes o con hielo: té, manzanilla… Pero si te niegas a ir a Starbucks para beberte una menta (a la que no añadir azúcar, claro), tus opciones son una bebida de almendra de tamaño short (0,90 gramos de azúcar), tall (1,30 gramos) o grande (1,70 gramos). También, un café de filtro, americano o espresso, al que no has de añadir edulcorante. Los espressos macchiatos también son buenas opciones, siempre y cuando no les añadas azúcar y cuides la comida que te vas a tomar como acompañamiento, de la que vamos a hablar ahora.
La comida del Starbucks se ha de examinar con lupa. Los muffins se ponen en casi 40 gramos de azúcares, así que has de evitarlos. Dentro de los bocadillos, la mejor opción es la de jamón ibérico, más por el relleno que por el pan, del que no tenemos información nutricional o de ingredientes en la web. Lo mismo le pasa al sándwich de speck (un tipo de jamón típico del Tirol austriaco, parecido a la panceta) y espinacas, que solo tiene 1,50 gramos de azúcares y uno de los menores valores energéticos de toda la tabla de bocadillos. La ensalada más saludable es la de quinoa y pollo, con solo 2,88 gramos de azúcares y menor carga energética que otras variantes.
Y si quieres un cruasán, elige la opción sin mantequilla ni mermelada, es decir, a palo seco, porque es la que menos azúcares tiene (aunque no sabemos, por la web, la calidad de los otros ingredientes). Si nada de esto te convence, siempre te queda la opción de pedirte el cuenco con piña, quizá lo más saludable de toda la carta.
Telepizza: el secreto está en la masa (y en la tabla nutricional)
Inspeccionar las salsas, quesos, carne picada, embutido… de las pizzas es un trabajo arduo y al que nos sería difícil acceder. Por ello, hemos de consultar las tablas nutricionales de Telepizza para ver cuál es la mejor opción dentro de su menú… y esperar que los ingredientes sean de calidad.
Aquí, nos interesan los niveles de azúcares, sal y grasas saturadas. Aunque no todas estas últimas son malas, hemos de recelar por si se han utilizado algunas perjudiciales, como el aceite de palma u otras grasas vegetales. Y al analizar toda la oferta, la mejor opción es la pizza De la Huerta, con pimiento rojo y verde, cebolla, champiñón y aceitunas negras. Tiene un gramo de azúcar por cada porción de 100 gramos de producto, otros 2,8 de grasas saturadas y 1,8 de azúcares. Si quieres picar algo más, la mejor opción serían las patatas gajo, con niveles muy bajos de estos elementos, pero piensa en cómo puede estar el aceite de la freidora.
Si no, siempre te quedan las opciones de las ensaladas. De acuerdo a la información nutricional, la más saludable sería la mediterránea, también en sus opciones con atún, aceitunas negras o pollo. Si vas a pedir online, personaliza una pizza con ingredientes naturales: pimiento, queso, anchoas, tomate natural, etc.
Taco Bell: buscar la opción con menos sal
La carta parece muy apetitosa, pero no todos los tacos son iguales para tu cuerpo. La información nutricional está muy detallada, con calorías, kilojulios, sodio y sal, entre otros elementos.
Si nos fijamos en el sodio y la sal (que no queremos que la tensión se nos dispare) una de las mejores opciones sería el Crunchy Taco Southwest Grilled Chicken, con 0,6 gramos de sal, 0,3 gramos de azúcares y 6,9 gramos de grasas totales en una porción de 76 gramos. La línea de los Crunchy Taco incluye lechuga y queso cheddar. También hay ensaladas; pero cuidado: con salsas. Y mejor evita los nachos y los postres.
McDonalds y Burger King: más allá de la carne… solo ensaladas
No podíamos dejar dos de las franquicias de hamburguesas más conocidas (y peor vistas). La primera sacó hace poco en Reino Unido un menú vegetariano que no nos debe servir para la dieta: es un wrap sin carne procesada, pero con salsas que no son sinónimo de una dieta sana. Por ello, si acudimos a un establecimiento de los arcos dorados, debemos obviar los menús con carnes procesadas (¿cuánto pollo tendrán los nuggets?) y los refrescos y helados.
La mejor opción es la ensalada de la huerta, a la que añadir el aceite de oliva que nos den al pedirla. Las opciones Mediterranean Tuna o Chicken Apple Cesar son buenas alternativas, pero incluyen trozos de pan tostado o pollo rebozado que nos estropean la dieta.
En cuanto a Burger King, cuya web cuenta con su tabla nutricional (en McDonald’s hay que ir producto por producto viendo los valores), destaca que resalten la nula o escasa presencia de grasas trans hidrogenadas. El contenido en grasas y en azúcares añadidos es muy alto en las hamburguesas. En los entrantes (alitas de pollo o patatas fritas), este segundo concepto no es tan alto, pero hay que tener en cuenta los procesos de fabricación y cocinado. La mejor opción, en definitiva, es la ensalada original, apta para veganos: tomate cherry, lechuga, maíz dulce y pepino, junto a los aliños que te den en caja.
Recuerda que no solo basta con mirar los valores nutricionales, sino los ingredientes. Por ello, hay que preguntarse con qué harinas estará cocinada la masa, si lleva aceite de palma o cuánto tomate habrá en el kétchup. Comer bien en un sitio de comida rápida es posible si encuentras la mejor alternativa.
[Más información: El peligroso síndrome que se esconde detrás de la comida basura]
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