España cuadriplica, según estimaciones, la recomendación de consumo de azúcares prescrita por la Organización Mundial de la Salud (OMS): los 25 gramos diarios que garantizan una dieta saludable se convierten en más de 100 en la ingesta del día a día en nuestro país. Si pensamos en un desayuno con tostadas de pan blanco y mermelada, zumo de naranja y café edulcorado, muy probablemente ya nos habremos pasado antes incluso de poner un pie en la calle.
Las dos principales dolencias asociados al exceso de azúcares añadidos a nuestra alimentación son la obesidad y la diabetes de tipo 2, consideradas epidemias del mundo moderno. Un peldaño inmediatamente inferior es el conocido como prediabetes: es el diagnóstico que recibe una persona con niveles demasiado elevados de glucosa en sangre. Para combatirlos, el páncreas segrega mayores niveles de insulina, la hormona capaz de descomponer las moléculas de azúcar para metabolizarlo. Pero eso expone al organismo a desarrollar resistencia insulínica, lo que aboca irremediablemente a la enfermedad.
Dado que la diabetes de tipo 2 es adquirida, la situación de prediabetes es un indicativo muy preciso de que el paciente no sigue hábitos de vida adecuados: seguramente sufra sobrepeso y no haga suficiente ejercicio. En Estados Unidos, según datos de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés), un 34% de los adultos la sufre, lo que equivale a más de 84 millones de personas afectadas. Se trata de individuos en riesgo, recuerdan, de desarrollar también enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas como el alzhéimer.
Ahora, investigadores de la Universidad de Illinois (EEUU) ofrecen una agradable noticia para quienes se han propuesto mejorar su salud introduciendo más fruta fresca en su dieta: las frambuesas, el fruto del bosque que acompaña a menudo postres y repostería, es una aliada a la hora de reducir la glucosa en sangre si se consume de forma independiente y al natural. Su trabajo ha sido publicado en la revista Obesity y apunta a un efecto prometedor a la hora de contribuir al freno de la diabetes.
Se trata de un estudio pequeño, sin embargo: consistió en seleccionar a 32 personas entre los 20 y los 60 años que presentaban sobrepeso u obesidad y un estado de prediabetes. Se les ofreció tres tipos de desayunos diferentes en días no consecutivos, con análisis de sangre sistemáticos a las 24 horas de ingerir cada uno de ellos. Cada menú era equivalente en calorías y macronutrientes, pero variaba la cantidad de frambuesas incluida: dos cuencos, uno y ninguno.
Los resultados de los análisis mostraron que a mayor cantidad de frambuesas ingeridas, menor esfuerzo de producción de insulina que tenía que realizar el páncreas para controlar el nivel de glucosa en sangre. De tal manera, la concentración de glucosa observada en sangre era menor después del desayuno con dos cuencos de frambuesas que tras el que no incluía ninguna.
Los azúcares buenos de la fruta
"La gente que está en peligro de desarrollar diabetes escucha a menudo que no deben tomar fruta porque contiene azúcar. Sin embargo, frutos como la frambuesa no solo proporcionan nutrientes esenciales sino compuestos como las antocianinas, que les dan su color rojo natural, elagitaninos, y fibras alimenticias que tienen efectos antidiabéticos", explica Britt Burton-Freeman, director del Center for Nutrition Research de Illinois Tech.
Los datos del trabajo apuntan a que el simple hecho de introducir determinadas frutas en nuestros menús puede aportar beneficios a la hora de reducir los niveles de glucosa en sangre, con indicios también de mejora de la respuesta insulínica, especialmente en individuos que sufren de sobrepeso u obesidad en circunstancias que aparejan un consumo de azúcar por encima de lo saludable.
"Para las personas que están en riesgo diabético, cardiovascular y de salud en general, saber cuáles son las comidas que proporcionan protección ante las enfermedades e incorporarlas a la dieta desde ya puede suponer una estrategia importante para retrasar o incluso revertir la progresión de una dolencia", concluye Burton-Freeman. En ese sentido, las frambuesas son también una generosa fuente de fibra, que ayuda a frenar la absorbción glucémica y a controlar nuestros niveles de azúcar.
Además, las frambuesas son citadas a menudo como fuente de ácido fólico, cuyo incremento está recomendado durante el embarazo. Los frutos rojos poseen flavonoides, compuestos antioxidantes y antiinflamatorios que se relacionan con una mejora de la salud en general. Y, para concluir, son bajos en sodio, lo que les hace apropiados para consumir entre los hipertensos.