Lo que pasa en Doñana no se queda solo en Doñana: el deterioro de la marisma afecta ya a las aves de toda Europa
- La reducción de la marisma por la sequía en el entorno debilita a los ejemplares que van a pasar el invierno, mueren más y se reproducen menos.
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El Parque Nacional de Doñana lleva décadas sufriendo un declive y un deterioro que parecen imparables. Los efectos de la sequía y el cambio climático, sumado a la contaminación por fitosanitarios y el impacto de cultivos de regadío en la zona lo han llevado a una situación límite. Los científicos llevan años advirtiendo sobre este proceso y la importancia de proteger este entorno natural. Ahora, una investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha visto que lo que pasa en Doñana no se queda ahí y repercute en las aves acuáticas de toda Europa.
La investigación revela que la población de 9 de las 15 especies que han sido analizadas se han visto reducidas en los últimos 40 años. Esto se debe al mal estado en el que se encuentra Doñana y a la reducción de su marisma, asegura Miguel de Felipe, investigador en la Estación Biológica de Doñana (EBD- CSIC) y autor principal del estudio. "Cada vez se inunda menos, más tarde y produce menos alimento".
Carlos Dávila, responsable de la Oficina Técnica de SEO/BirdLife en Doñana, subraya que el artículo publicado por la EBD-CSIC recalca algo que ya se sabía desde hace tiempo. "Constata la importancia de Doñana y que su mal estado no es algo solo regional, afecta a toda Europa".
Si el parque nacional no cuenta con buenas condiciones las aves acuáticas no se alimentan adecuadamente y esto puede repercutir en su mortalidad. Su condición física empeora y pueden fallecer en el trayecto de vuelta a su zona de cría. También puede afectar directamente a la reproducción, de forma que no lo hagan o lo hagan a un nivel menor que si se dieran las condiciones normales.
El grupo liderado por De Felipe también ha observado que se ha producido un cambio en las especies que invernan en Doñana. Hace cuarenta años predominaban especies como el ánsar común, el pato silbón y la cerceta común, que están estrechamente relacionadas con niveles de inundación y de productividad vegetal más altos. Ahora, las aves más abundantes son el pato cuchara y el pato rabudo, ambos procedentes del norte de África.
Este cambio se debe al cambio climático y la elevación de temperaturas que ha provocado. Las primeras especies nombradas ya no acuden a Doñana, o no lo hacen tanto, porque ya no cumple con las condiciones adecuadas para ellas, pero sí lo hace para las segundas.
Los humedales al norte de África que solían frecuentar han sufrido sequías desde las últimas décadas y en ellos hace más calor, por lo que prefieren quedarse en Doñana, explica de Felipe. "Ya no quedan más humedales al sur a los que ir".
Doñana es insustituible.
La importancia del parque natural andaluz es enorme: es el único humedal europeo capaz de soportar los cientos de miles de aves que acuden en busca de temperaturas menos frías. Esto no es algo nuevo, señala el experto. En los años 80, los primeros ornitólogos de la EDB-CSIC vieron que el 80% de los gansos, que tienen el área de cría en países como Alemania, Suecia o Dinamarca, migraban a Doñana para pasar el invierno. Fue el germen de la preocupación por su conservación. Si no pueden ir ahí, se quedan sin opciones.
El investigador de la EDB-CSIC advierte de que el parque nacional no se puede reemplazar con ningún otro humedal en miles de kilómetros. No solo atañe a las aves que ha estudiado su equipo, también hay otras especies migratorias que utilizan el entorno como lugar de paso por su posición estratégica entre dos continentes. "Si eliminas Doñana, eliminas el último punto de repostaje antes de atravesar el Sahara para las aves que migran a Sudáfrica", detalla.
Dávila cuenta que la reducción de la invernación en Doñana ya es más que notable. Este 2024 se han registrado 122.000 ejemplares que han acudido al parque en busca de temperaturas más elevadas, según el censo de Wetlands International, un programa de monitoreo que opera en 143 países. "Es el peor dato de toda la serie histórica del parque nacional".
El caso más paradigmático, según el ornitólogo, es el de los gansos. Era una especie muy abundante, pero su presencia se ha visto muy disminuida en el entorno. En las últimas décadas, se ha pasado de registrar unos 40.000 ejemplares cada invierno a censar 4.200 el pasado enero, continúa.
En Doñana, explica el ornitólogo de SEO/Bird Life, actúan dos factores. Por un lado, el cambio climático, que eleva las temperaturas y reduce las precipitaciones, disminuyendo la inundación de la marisma. Por el otro, a su mal estado ecológico se une la sobreexplotación de los acuíferos debido a la agricultura intensiva de regadío.
Un cálculo complejo
Evaluar las variaciones de la estación y el impacto en las especies no es una tarea sencilla, resalta De Felipe. La variabilidad es la norma en estos entornos: "Unos años llueve más y otros lo hace menos". Eso dificulta detectar las anomalías y comprobar cómo afecta a los animales que habitan el Parque Nacional.
Para llevar a cabo el estudio, el equipo de EBD-CSIC ha analizado los datos de 38 años de censos de aves en Doñana y el Paleoártico Occidental. Además, también consultó observaciones históricas de aves de las oficinas de anillamiento de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, de la ICTS Doñana y de la SEO/Bird Life.
Dávila subraya que contar con una serie de datos tan larga aporta una "información trascendental" que permite conocer y abordar el problema en su totalidad. El hecho de que sea a largo plazo también supone una herramienta muy importante para poder conservar todas las especies. "Tiene una aplicación inmediata".
La importancia de la cooperación
De Felipe recalca que este estudio sobre la influencia del deterioro de Doñana también muestra la importancia de la cooperación. En Centroeuropa, los países ya están destinando fondos para proteger a las aves acuáticas. Si el parque nacional no está en buenas condiciones, ese dinero cae en saco roto. "De nada sirve si en Doñana se mueren de hambre o por las malas condiciones", lamenta.
Aun así, el experto de la EBD-CSIC no quiere ser pesimista y cree que todavía hay futuro. "Aún no se ha extinguido ninguna especie". Para poder preservar el entorno, "hay que devolverle el agua a Doñana", algo que pasa por la necesidad de hacer aportes exertes no de agua.
Dávila sostiene que salvar el parque nacional "es una obligación". Si no se actúa para frenar el desastre, es muy probable que la sequía incremente en periodo corto de tiempo, argumenta. Esto lo convertiría en un hábitat hostil para la invernada y la cría y se aceleraría la extinción de las especies. "Doñana es muy importante para la supervivencia del Paleártico".
De Felipe lamenta que los expertos como él llevan décadas advirtiendo del riesgo, pero no les ha dado resultado. Aun así, no está todo perdido y cree que este es el mejor momento para actuar. "Hay futuro si se actúa, pero tiene que ser ya", sentencia.