Los veterinarios José María Rodríguez y Melody Cortés regresaban el pasado domingo de un congreso internacional celebrado en Alicante. Lo hacían con prisa y destino a su lugar de trabajo, el parque Oasys MiniHollywood de Tabernas (Almería). El motivo no era para menos. Después de más de cinco años trabajando con una pareja de avestruces de cuello rojo, iban a presenciar el primer huevo que tenían en sus instalaciones de esta especie.
La puesta se produjo alrededor de las 9.00 horas. Pero la alegría no llegó ni siquiera a la tarde: entre las 14.30 y las 15.00 horas ya había desaparecido el huevo. O mejor dicho, lo habían robado. "Debe haber sido una persona ágil y fuerte porque ha tenido que saltar un muro de dos metros", sospecha Cortés. De hecho, cree que en el robo participaron varias personas: "Mientras alguien distraía al macho, el otro saltó".
La única prueba con la que cuentan por el momento son las huellas de unas zapatillas en el muro. Esto no ha impedido que los veterinarios hayan puesto una denuncia ante la Guardia Civil. "Los agentes ya han venido, han inspeccionado la zona y han hecho fotografías de las pisadas", explica Cortés a EL ESPAÑOL.
Este hecho podría haber quedado en una mera anécdota si el avestruz de cuello rojo o avestruz del Sáhara (Struthio camelus camelus) no se encontrara en peligro crítico de extinción. En el mundo sólo quedan unas 40 parejas de esta especie, que es la más amenazada de las cuatro razas de avestruz que existen.
No obstante, los veterinarios no creen que los supuestos ladrones fueran conscientes de esta situación. De haberlo sido, tampoco hubieran obtenido un importante lucro económico: "El huevo no tiene valor en el mercado". Entonces, ¿quién puede estar detrás de esta sustracción?
Un acto de valentía
"Presumiblemente, lo habrán hecho como un acto de valentía, tratando de impresionar a alguien", apunta Cortés. Lo que sí tiene más claro es que no han sido conscientes de su peligrosidad: "Estamos hablando de animales con más de dos metros de envergadura. Con una patada podrían haber matado a alguno". De hecho, el macho (de nombre François) se muestra más agresivo al estar la hembra, Carlota, con su huevo.
Cortés, que conversa con este periódico pasadas apenas 48 horas desde el robo, no ha perdido la esperanza de que puedan recuperarlo: "Lo único que pedimos es que lo devuelvan, que hagan una llamada anónima. No habrá represalias, y nos podemos dirigir a cualquier sitio".
Esta veterinaria no exagera al especificar que no tienen inconvenientes en trasladarse "a cualquier sitio". Y es que el pasado domingo visitaron el Oasys MiniHollywood más de 1.000 personas. "Puede que alguno fuera de la provincia. Pero al ser fin de semana, también viene gente de Murcia, Jaén, Córdoba, Granada o Málaga".
En el momento del robo no había ningún responsable del parque que estuviera vigilando a la pareja de avestruces. Aun así, debió realizarse a una gran velocidad: "No creo que llegara a los cuatro minutos".
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Las autoridades están revisando todas las cámaras del recinto. "Puede que en alguna se vea a una persona entrando con una mochila vacía y a la salida tuviera un bulto que presentara la evidencia de que el huevo estaba en el interior", anhela Cortés. Un huevo de esta especie puede llegar a pesar entre 1,5 y 2 kilogramos.
Con una resolución cobarde
La valentía que presuntamente trató de mostrar quien robó el huevo puede que haya desaparecido una vez que se ha dado a conocer la noticia en medios locales: "Con la difusión que está teniendo, se habrá asustado y lo más probable es que lo haya tirado".
En el supuesto de que no se haya enterado de nada, el desenlace puede haber sido aún peor: "Si no lo ha visto en las noticias, probablemente se haya hecho una tortilla", señala Cortés. Un sólo huevo de avestruz de cuello rojo es como si se utilizaran 25 ó 30 huevos de gallina a la vez.
Hay una tercera opción que tampoco se descarta a estas alturas: que siga con vida. Tal y como explica la veterinaria, si lo ha mantenido a temperatura ambiente o si lo ha metido en la nevera, el huevo sería viable en los cinco o seis días posteriores a la sustracción del mismo.
Primero... ¿Y último?
Puede que no haya nadie como José María Rodríguez y Melody Cortés que comprenda mejor la trascendencia que tiene la primera puesta que se produjo el domingo: "Era un huevo muy importante porque llevábamos más de cinco años trabajando con la pareja esperando a que llegaran a la madurez sexual".
Los veterinarios habían tenido problemas en este sentido porque el macho había llegado un poco antes a Almería, procedente de un zoológico francés, y la hembra no entendía muy bien lo que pasaba.
La semana pasada, François consiguió cubrir a Carlota, por lo que lo más probable es que el huevo estuviera fértil. La hembra, de hecho, había empezado a tener un comportamiento maternal, haciendo un nido y golpeándolo a modo de cuidado.
El robo va más allá de la pérdida de un huevo. Y es que, como explica Cortés, puede que a la hembra se le haya cortado el celo y ya no ponga más huevos porque considera que el espacio no es seguro para ella. François ha reaccionado con un comportamiento similar, mostrándose más agresivo cuando se acerca la gente.
Aun así, Cortés mantiene la esperanza de que la hembra recupere la confianza con el lugar: "Ojalá sea capaz de volver a poner otro huevo y no termine el celo después del esfuerzo que hemos realizado y la inconsciencia de esta persona, que no sabe la barbaridad que ha hecho".
La única salvación posible
Carlota y François se hallan en el parque Oasys Minihollywood como parte de un programa creado por la EAZA (Asociación Europea de Zoos y Acuarios) para tratar de evitar la desaparición de esta subespecie. Se estima que ha desaparecido del 99,8% de su hábitat (ubicado principalmente en varios países del norte de África).
Es difícil entender la caída de esta especie desde un punto de vista europeo: "En un país africano, si tienes que alimentar a tu familia y pasa un avestruz delante de tu casa, pues te lo comes", advierte Cortés. También ha afectado, al igual que en otros casos, la caza indiscriminada y el robo de sus enormes huevos.
El enclave almeriense no es el único en España que pertenece a esta iniciativa. En el Zoobotánico de Jerez ya se han registrado siete nuevos nacimientos de esta especie amenazada desde el año 2022. "Al final, la única vía posible para aumentar el número de estos animales es la cría en cautividad", indica Cortés, "si no fuera por los zoológicos, esta especie ya no existiría".