Natalia Falagán, doctora ingeniera agrónoma por la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), ha sido Premio nacional en Reino Unido. El galardón, otorgado por WES (Women's Engineering Society) y patrocinado por el periódico The Guardian, reconoce en su edición de 2021 a mujeres que han dado solución a un problema en una situación de emergencia.
Falagán está especializada en tecnología postcosecha. Sus investigaciones se centran en evitar el desperdicio alimentario. Se trata de un reconocimiento a su labor desarrollada para la optimización de las cadenas alimentarias.
Profesora titular de Ciencia y Tecnología de Alimentos de la Cranfield University desde 2016, en la UPCT formaba parte del grupo investigación de Postrecolección y refrigeración donde realizó su tesis doctoral, calificada con Cum Laude y que recibió el premio extraordinario de Doctorado en 2015.
También recibió el premio de la Cátedra G's España a la mejor exposición oral de un proyecto de investigación durante el 4º Workshop de Investigación Agroalimentaria, por su trabajo sobre los efectos de estrategias de riego deficitario y estrés hídrico en fruta de hueso.
Natalia Falagán centra sus trabajos de investigación en el control de la maduración y el mantenimiento de la calidad nutricional en la cadena alimentaria de frutas y hortalizas.
Parte de su trabajo, en la actualidad, está centrado en la construcción Centro de Excelencia en Postcosecha y Cadena de Frío en África. El objetivo es reducir el desperdicio alimentario y la huella de carbono de las cadenas alimentarias.
Lo está desarrollando una red integrada por Naciones Unidas, cuatro universidades de Reino Unido y el gobierno de este país. En este Centro, que tendrá su base en Ruanda, participa un equipo multidisciplinar de investigadores de diferentes áreas: Economía, Energía y Agricultura y ha recibido una financiación del gobierno inglés de 2,4 millones de libras.
El coste del desperdicio alimentario
La producción de alimentos tiene una huella de carbono que proviene del uso de terreno y de las emisiones de gases de efecto invernadero, principalmente. Un 22 % de estos alimentos termina en la basura, y con ellos todos los recursos utilizados en el proceso.
La producción mundial de alimentos de origen vegetal es de unos 4.800 millones de toneladas, principalmente cereales, seguidos de verduras, hortalizas y tubérculos. En comparación, la producción de alimentos de origen animal ronda los 1.000 millones de toneladas, que suponen entre el 17 y el 18 % de la producción total de alimentos en el mundo.
El estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura FAO pone de manifiesto que en el mundo se desperdician 1.100 millones de toneladas de alimentos vegetales (un 19 % del total). La mayor parte de este desperdicio ocurre durante la producción y en los hogares a partes iguales. El desperdicio mundial de alimentos de origen animal es de 175 millones de toneladas (un 3 % del total).
Los desperdicios vegetales suponen un 16 % del total de gases de efecto invernadero provenientes de la agricultura, mientras que los productos de origen animal suponen el 7 %. Entre los desperdicios que más contribuyen a aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero están las verduras y hortalizas (7 %), la carne (6 %) y los cereales (5 %).