La contaminación de las ciudades daña la salud de las personas por lo que es probable que también aumente la tasa de mortalidad del nuevo coronavirus, según concluyen los expertos.
Como ya es sabido, el aire contaminado causa daños pulmonares y cardíacos y es responsable de al menos ocho millones de muertes tempranas al año. De esto se desprende que las enfermedades respiratorias, como el Covid-19, pueden tener un impacto mayor sobre habitantes de grandes ciudades.
Sin embargo, las estrictas medidas de confinamiento de China, donde comenzó el brote de coronavirus, de Italia, la nación más afectada de Europa, y ahora también d eEspaña, han provocado la caída de la contaminación a medida que se coge menos el coche o que disminuyen las emisiones industriales.
Un cálculo preliminar realizado por un experto de EEUU sugiere que la mejor calidad del aire de estos últimos días en China ha podido evitar decenas de miles de muertes prematuras por contaminación, mucho más que las 3.227 muertes registradas en este país por el Covid-19, según informa The Guardian.
Pero, para que no haya lugar a dudas, los expertos enfatizan que nadie afirma que la pandemia pueda considerarse buena para la salud. De hecho, esta crisis del coronavirus está provocando otros impactos indirectos sobre la salud, como la pérdida de ingresos de los ciudadanos y la falta de tratamiento para otras enfermedades.
Más riesgo en las ciudades
"Los pacientes con enfermedades pulmonares y cardíacas crónicas causadas o empeoradas por la exposición a la contaminación del aire a largo plazo tienen menos capacidad para combatir las infecciones pulmonares y tienen más probabilidades de morir. Este probablemente también es el caso del Covid-19", explica Sara De Matteis, miembro del comité de salud ambiental de la Sociedad Respiratoria Europea.
"Al reducir los niveles de contaminación del aire, podemos ayudar a los más vulnerables a luchar contra esta y cualquier posible pandemia futura", añade la experta.
Hay evidencia sobre otros brotes de coronavirus que corrobora que las personas expuestas al aire contaminado tienen más riesgo de morir. Los científicos que analizaron el brote de SARS-CoV en China en 2003 descubrieron que los infectados que vivían en áreas con más contaminación tenían el doble de probabilidades de morir que aquellas residentes en lugares más limpios.
La investigación sobre el brote de MERS-CoV, identificado por primera vez en Arabia Saudí en 2012, apuntó que los fumadores tenían más probabilidades de contraer la enfermedad y de morir. La investigación preliminar sobre Covid-19 sugiere que los fumadores y ex fumadores son más susceptibles al virus. Pero hay una diferencia, parece que el Covid-19 tiene una tasa de mortalidad general más baja que SARS o MERS.
"Con lo que sabemos ahora, es muy probable que le vaya peor a personas que están expuestas a una mayor contaminación del aire y que fuman, en caso de que se infecten, que a aquellas que respiran aire más limpio y que no fuman", señala Aaron Bernstein, de la Escuela de Salud Pública de Harvard TH Chan al The Washington Post.
Previsión ante futuras epidemias
En las últimas semanas, se han registrado reducciones en la contaminación del aire en el norte de Italia, el centro del brote de esa nación. La contaminación también cayó bruscamente en China en las cuatro semanas posteriores al 25 de enero, cuando hubo cierre de regiones en respuesta al brote. El nivel de PM2.5, pequeñas partículas contaminantes, cayó en un 25%, mientras que el dióxido de nitrógeno, producido principalmente por vehículos diésel, cayó en un 40%.
El vínculo entre estos contaminantes y las muertes tempranas es bien conocido y Marshall Burke, de la Universidad de Stanford en Estados Unidos, utilizó los datos para estimar los impactos de la contaminación del aire sobre la mortalidad. Los jóvenes y los mayores son los más afectados por el aire sucio y, utilizando supuestos conservadores, Burke calculó que el aire más limpio pudo haber evitado 1.400 muertes prematuras en niños menores de cinco años y 51.700 muertes prematuras en personas mayores de 70 años.
"Es claramente incorrecto y temerario concluir que las pandemias son buenas para la salud", dijo Burke. "Pero este cálculo es un recordatorio útil de que las consecuencias para la salud, a menudo ocultas, del statu quo, es decir, los coste que tiene sobre nuestra salud y medios de vida nuestra forma de hacer las cosas".
Sascha Marschang, secretario general interino de la Alianza Europea de Salud Pública, dijo: "Una vez que termine esta crisis, los responsables políticos deberían acelerar las medidas para sacar los vehículos contaminantes de nuestras carreteras. La ciencia nos dice que las epidemias como Covid-19 ocurrirán con frecuencia creciente. Por lo tanto, limpiar las calles es una inversión básica para un futuro más saludable".
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