Más allá de Greta Thunberg, que enloquece a la prensa allí por donde pasa, hay multitud de jóvenes implicados en la lucha contra la crisis climática. La activista sueca de 16 años, además de inspirar a miles de chicos, ha conseguido que el ojo mediático repare en algo con tan poco gancho como el ecologismo. Tiene mérito, sí, pero esta "primavera verde" solo sirve si están juntos. "Todos son necesarios. Todos son bienvenidos. ¡Únete a nosotros!", dijo Thunberg este noviembre. La movilización global de los jóvenes, con marchas masivas como la del pasado viernes, sirve para presionar a los casi 200 países que negocian estos días en la cumbre del clima de la ONU en Madrid.
Ante el vaticinado fracaso de la COP25, por la dudosa voluntad de los gobiernos para fijar planes ambiciosos de recorte de emisiones, según ecologistas experimentados, la protesta de estos chicos y chicas parece más necesaria que nunca para apretar las tuercas a los políticos. EL ESPAÑOL ha reunido a algunos de estos jóvenes activista de España y de Chile, país que rechazó ser la sede de la cumbre por las protestas sociales que sacuden al país. No hay duda de que tienen ilusión y fuerza, y prometen que han llegado para quedarse. Estas son algunas de sus fórmulas para atajar el cambio climático y sus críticas al sistema:
Ángela Valenzuela (25) Fridays for Future Chile
Esta joven chilena llegó a la capital para protestar contra el calentamiento del planeta pero también para denunciar la crisis social que vive su país. La represión policial "excesiva" contra manifestantes en Chile ha dejado al menos 220 personas con lesiones oculares y miles de heridos, según Human Rights Watch. Greta celebró el pasado 26 de octubre la gran movilización de Santiago de Chile, de más de un millón de personas, para exigir igualdad a todos los niveles. "Mis pensamientos están con la gente de Chile. Horrible seguir los desarrollos de los últimos días", dijo a través de Twitter.
Sobre la capacidad que tienen los ciudadanos para luchar contra la crisis climática, Ángela quiere dejar una cosa clara: separar los envases en el contenedor amarillo o moverse por la ciudad en bicicleta es importante, pero no va a transformar nada. Valenzuela, graduada en Ecología Humana, trata de ser consecuente a diario. Es vegana, recicla en casa, no quiere ni oír hablar de los coche y hace compostaje. "Es importante la reducción del consumo lo máximo posible, por ejemplo con la ropa", cuenta. Pero no tiene duda de que lo que haga cada uno casa, no sirve si no va acompañado de cambios estructurales. Para explicarlo, se le ocurre un ejemplo.
Cuenta que la ministra chilena de Medio Ambiente, María Carolina Schmidt, también presidenta de la COP25, lanzó este año una campaña para invitar a los chilenos a ducharse en tres minutos ante la grave crisis hídrica que azota al país. "Pero realmente es la minería y el monocultivo lo que se está saqueando el agua de las comunidades. No es un tema de sobreconsumo de las personas, sino del sobreconsumo de la industria", denuncia Ángela. A esto se suma el cambio climático y que el agua del país está privatizada, es decir, que el Estado tiene poco que decir en cuanto a su gestión, una herencia de la dictadura de Augusto Pinochet. "Entonces cuando se les dice a las personas que anden en bicicleta, que vayan y hagan sus acciones individuales, resulta bastante inconsecuente", sentencia.
Juan Aguilera (23) Fridays for Future Madrid
Desde el pasado 27 septiembre, cuando una marcha contra el calentamiento del planeta movilizó a miles de personas en España, este joven estudiante de ingeniería Química y Ambiental pasó a formar parte de Fridays for Future Madrid. No puede estar más satisfecho. Para él, más allá que el uso de transporte público o de reducir el consumo de carne, como recomendó recientemente el IPCC, lo definitorio para hacer frente a la crisis climática desde la ciudadanía es el activismo.
"Me parece que participar activamente en un movimiento ambientalista es más importante que estos detalles, que son importantes, pero las movilizaciones masivas son lo único que va a concienciar a la gente", apunta. Al tratar de localizar el origen del panorama catastrófico que prevén los científicos si el mundo sigue emitiendo CO2 al ritmo actual (con una subida de las temperatura de tres grados, respecto a niveles preindustriales, para 2100), Juan apunta: "El capitalismo está muriendo de éxito. Se produce, se vende y se consume tanto que se va a agotar. Se le van a agotar las pilas".
Aura Leirós (17) Fridays for Future Vigo
Esta gallega, estudiante de bachillerato tecnológico, cogió un tren esta semana y se plantó en Madrid. No quería perderse la manifestación, ni la organización de la misma. "Ha sido un no parar desde la manifestación del 27-S, hasta cuando nos enteramos de que la COP25 iba a ser aquí", cuenta. El pasado jueves, ilusionada, ultimaba los detalles de la marcha junto a decenas de chavales en la sede de UGT, en la Calle de Hortaleza, centro de operaciones de la movilización. Este espacio también ha sido la casa de activistas como ella que llegaban desde otras ciudades. Como su compañero de Fridays for Future, opina que el activismo es la mejor herramienta que tienen y aboga por un consumo responsable, por ejemplo, llenar la cesta de la compra en cooperativas locales.
Aunque Aura solo tiene 17 años, le sobran argumentos y datos para poner contra las cuerdas a las eléctricas, las empresas más contaminantes de España. También tiene para dar y repartir a los políticos. No puede dejar de denunciar las luces de navidad que tanto celebra Abel Caballero, el alcalde de su ciudad, Vigo, o los cañones de nieve artificial que ha instalado y que emitirán toneladas de dióxido de carbono. "Las luces son muy bonitas y ayudan a que la gente se sienta mejor, lo entiendo, pero se instalan con el pretexto de incentivar el consumo. Es una locura que se fomente esto desde un Ayuntamiento", se queja la activista tras apuntar que el municipio declaró recientemente la emergencia climática.
Javier de la Casa (22) Extinction Rebellion
"Esta ola de activismo me está saturando la vida pero de una forma muy grata", comenta entre risas este joven graduado en Biología y estudiante de un máster de Restauración de Ecosistemas en la Complutense. Uno de los cambios que Javier ha incorporado a su vida es, por ejemplo, no viajar en avión si no es "super necesario". En Europa, el movimiento "vergüenza de volar", que llama a replantearse la necesidad de viajar en avión por los altos niveles de dióxido de carbono que emite este medio de transporte, no deja se sumar fuerza. Una de las impulsoras es Greta Thunberg, que ha llegado a Madrid desde Estados Unidos moviéndose en barco, tren y coche eléctrico.
Pero este joven coincide con el resto en que el cambio llegará si se va más allá de las pequeñas acciones individuales. "Hay que denunciar las incoherencias que vienen de arriba y buscar que eso cambie", señala. Por eso se unió el pasado abril a Extinction Rebellion, un grupo que utiliza la "desobediencia no violenta" para exigir medidas "reales" contra el calentamiento del planeta. Una de sus acciones tuvo lugar esta semana, en el marco de la cumbre del clima, en una tienda de Zara en la Gran Vía de Madrid. Los activistas se pegaron con ventosas al cristal del escaparate y denunciaron en un comunicado: "No hay solución posible con la complicidad de los grandes contaminadores".
Ellos lo tienen claro. Les avalan los informes científicos y no van a parar de pelear hasta que los gobiernos actúen. Habrá que cruzar los dedos hasta el próximo 13 de diciembre, cuando se espera que los países den por concluida la cumbre del clima y anuncien si hay acuerdo para atajar esta crisis global.