La semana pasada el Mar Menor se despertó con una postal desoladora. Peces, anguilas, cangrejos y crustáceos agonizaban en la orilla de varias playas de la Región de Murcia. Buscaban desesperadamente una vía de escape ante la falta de oxígeno del agua, pero finalmente murieron horas después. Se han recogido tres toneladas de peces asfixiados. Ante las impactantes imágenes, las autoridades murcianas se apresuraron a responsabilizar de la catástrofe a las reciente lluvias torrenciales de la gota fría o DANA. Una justificación que rechazan de lleno los ecologistas. Estos señalan la complicidad de las instituciones con el sector agrario como los únicos responsables. Entonces, ¿se podría haber evitado este lamentable suceso?
Primero un poco de contexto. El Mar Menor, la mayor laguna de agua salada de Europa, enfrenta desde hace años una grave situación ecológica. Uno de los factores que ha desencadenado esta situación es la saturación urbanística a causa del turismo masivo de las últimas décadas. Una realidad que ha alterado las condiciones naturales del terreno, con la invasión de edificios, caminos e infraestructuras.
Por otro lado, la laguna salada recibe vertidos de aguas fecales y metales pesados procedentes de los municipios costeros -sobre todo de la Rambla del Albujón -además de productos contaminantes derivados de una agricultura intensiva "despiadada", en especial nitratos y fosfatos, según denuncian los ecologistas, que fomentan la proliferación de las algas que asfixian las aguas de la albufera.
Así las cosas, organizaciones como Asociación Meteorológica del Sureste (AMETSE) y Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE) denuncian la irresponsabilidad del Gobierno regional por apresurarse a echar la culpa del desastre a un fenómeno natural como la DANA. Según explica el portavoz de Ecologistas en Acción, Pedro Belmonte, es importante distinguir entre la causa que desencadenó la muerte miles de peces y la causa fundamental, que se remonta décadas atrás, que ha provocado esta crisis ecológica, ya que las riadas no son un fenómeno natural extraño en la zona del Mar Menor.
Los ecologistas explican que en las últimas décadas el sector agrícola se ha industrializado fuertemente y ha intensificado su producción, algo que ha transformado drásticamente el paisaje. La utilización de grandes cantidades de fertilizantes en el regadío intensivo es la principal causa de la crisis eutrófica que sacude al Mar Menor. Todo esto, según explican, bajo una actitud cómplice y facilitadora de la Confederación Hidrográfica del Segura y el Gobierno regional, que no han cumplido, ni han hecho cumplir, la normativa vigente en el Mar Menor y su entorno.
La crisis llega a los tribunales
Tras el escandaloso episodio que dejó miles de peces muertos, el fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de la Región de Murcia, José Luis Díaz Manzanera, ordenó abrir una investigación y pidió los atestados que realizaron el Seprona y agentes medioambientales en la zona afectada, en la playa de Villananitos de Lo Pagán, en el término municipal San Pedro del Pinatar, así como en la zona de La Mota y La Puntica. Pero no es la primera vez que este asunto llega a los tribunales. Manzanera ya había abierto un proceso de investigación por la vía penal por el deterioro ambiental del Mar Menor. En la querella, presentada en 2017, acusaba a políticos, agricultores y empresarios de haber sido conscientes de esto sin hacer nada para evitarlo.
En solo dos meses, esta es la cuarta crisis ambiental que afecta al Mar Menor, que está incluido en la lista Ramsar de humedales de importancia internacional. El 4 de septiembre un grupo de quince investigadores del Instituto Español de Oceanografía, de las universidades de Murcia y Alicante, así como del CEBAS-CSIC, que forman parte del comité de asesoramiento científico de la laguna, ya criticaron al Gobierno regional que forman PP y Ciudadanos, por realizar "afirmaciones oportunistas e improvisadas", informa desde Murcia el corresponsal de EL ESPAÑOL, Jorge García Badía.
Este grupo de investigadores y científicos firmó un duro comunicado: "En este bucle de declaraciones irresponsables se ha llegado a transmitir la idea de que el Mar Menor está mejor que nunca y que todo está controlado, en lugar de reconocer que es un ecosistema profundamente degradado y desequilibrado muy lejos de su recuperación, sometido aún a la múltiples presiones antrópicas que lo llevaron al colapso".
Todos los firmantes concluyen que el color verde del agua "es fruto de un proceso cuyo motor principal es el exceso de nutrientes de origen tanto externo como interno. Hay datos más que suficientes para asumir que hemos pasado de un estado oligotrófico (pobre en nutrientes) a otro eutrófico (rico en nutrientes) cuya reversión es muy complicada, e imposible a corto plazo".
La segunda crisis ambiental tuvo lugar el 12 de septiembre, cuando las lluvias torrenciales de la DANA arrastraron todo tipo de residuos agrícolas y urbanos hasta el litoral marminorense. El tercer capítulo preocupante para el futuro del Mar Menor tuvo lugar en la Asamblea Regional, el 2 de octubre, cuando PP, Ciudadanos y Vox votaron en contra de la moción del PSOE para elaborar una ley integral de protección del Mar Menor. La cuarta crisis puede ser la puntilla a tenor de las imágenes que muestran el estado de anoxia (falta de oxígeno) del agua de la laguna salada.
Por ahora, fuentes de la Fiscalía Superior informan de que están a la espera de los resultados de las muestras tomadas por el Seprona, aunque precisan que "no se descarta nada". Mientras los vecinos planean movilizarse en las calles. Diferentes colectivos vecinales han convocado una manifestación el próximo 30 de octubre bajo el lema: SOS Mar Menor. "Ecocidio es la destrucción del medio ambiente, en especial de forma intencionada. Ven a denunciarlo", dice en su perfil de Facebook la plataforma Pacto por el Mar Menor para promocionar la marcha.