Producir, usar y tirar. Es el modelo económico lineal que nos ha llevado a necesitar el equivalente a 1,75 planetas para regenerar todos los recursos que la Tierra puede producir naturalmente en un año, según los datos de la organización medioambiental Global Footprint Network. Al mismo tiempo que consumimos más de lo que podemos generar, se incrementa peligrosamente la cantidad de residuos: se calcula que aumentará un 70% respecto de las 2010 millones de toneladas registradas en 2016, tal como señala un informe publicado por el Banco Mundial.
Teniendo en cuenta la cantidad de residuos generados y el alto coste de producir nuevos materiales, la sostenibilidad del sistema económico lineal está en duda. ¿La alternativa? Un modelo circular en el que todos los materiales se reintegran en la cadena de producción. El principal beneficio de este modelo es que no se desperdicia ningún recurso, de manera que se reducen los residuos, se recuperan los materiales y se impulsa al máximo el reciclaje.
En el camino de transición hacia la economía circular cada gesto cuenta, desde los hogares a las grandes empresas. Implicándose a fondo, Coca-Cola ha fijado tres objetivos para el año 2030: recoger y reciclar el equivalente a todos los envases que comercialice a nivel global, que todos sus envases sean 100% reciclables y que contengan al menos el 50% de material reciclado.
Como parte de este compromiso con la cultura del reciclaje y la gestión de residuos, el año pasado la compañía puso en marcha Mares Circulares, un proyecto de colaboración con más de 170 ONG ambientales y entidades locales públicas y privadas para impulsar la economía circular. El programa se basa en la recogida de residuos en costas y mares, campañas de sensibilización para la población y la búsqueda de soluciones a la contaminación marina desde el ámbito académico y empresarial.
Limpieza de costas
La primera acción de Mares Circulares consistió en la retirada de residuos en playas y entornos acuáticos. En 2018 se limpiaron 76 playas en España y 6 en Portugal (se recogieron 26.171 kilos de desechos) gracias a la participación de 5.000 voluntarios y la colaboración de la Fundación Ecomar y la Asociación Chelonia. También se contribuyó a la conservación de las 10 reservas marinas existentes en España y de el Área Marina Protegida Isla de San Miguel, un entorno natural de Portugal.
Si bien los residuos en playas y costas son la cara más visible de la contaminación de los mares, el fondo marino también está seriamente dañado por los desechos vertidos y que son, en su mayoría, plásticos. Con la ayuda de 70 barcos de cofradías pesqueras de 12 puertos de España y Portugal se extrajeron en 2018 miles de kilos de basura del fondo, de los que se hizo cargo la Asociación Vertidos Cero. Como novedad, “este año vamos a seguir actuando en fondos marinos y vamos a ampliar a tres puertos más llegando hasta 15”, cuenta Ana Gascón, Directora de Responsabilidad Corporativa de Coca-Cola Iberia. También se han añadido tareas de preservación en 10 hábitats marinos de la Red Natura 2000, una organización europea de conservación de entornos naturales.
En la lucha contra la contaminación de los océanos, las campañas de sensibilización son otra de las prioridades de Mares Circulares, por lo que en 2018 se instaló una jaima sostenible en 12 playas de España y Portugal en la que se repartieron materiales formativos y se celebraron talleres de reciclaje y economía circular. Esta jaima recorrerá de nuevo este año las playas más transitadas de la península ibérica para educar en la cultura del reciclaje.
En la segunda edición de Mares Circulares, que tendrá lugar durante los próximos meses, se espera al menos repetir el éxito del primer año. “En 2019 podemos aprender de cómo lo hicimos, podemos mejorarlo y sobre esa base, crecer y llegar a más gente”, pronostica Theresa Zabell, Presidenta y Fundadora de la Fundación Ecomar.
Soluciones para el futuro
Los residuos en los mares y costas nos advierten de una problemática mayor: la gran cantidad de basura que generamos. Actividades como la limpieza de playas pueden atajarlo en momentos concretos y fomentar la sensibilización de la población, pero también es necesario mirar hacia el futuro y sentar las bases de un cambio de modelo económico. “Con Mares Circulares hemos puesto el foco en segregar bien los residuos, en clasificarlos, reciclarlos y valorizarlos”, explica Ana Gascón. Estas acciones se llevarán a cabo mediante la incorporación de los plásticos PET recogidos en la fabricación de nuevos envases o para artículos de merchandising, dándole así una segunda vida al plástico rescatado del mar.
Por otro lado, Mares Circulares también manifiesta su compromiso con la investigación científica, clave en materia de medioambiente, ya que durante la retirada y gestión de los residuos se aplicó la metodología de los convenios de Barcelona (para la protección del mar Mediterráneo contra la contaminación) y OSPAR (para la protección del medio marino del Atlántico Nordeste). Todos los datos recogidos están en bases públicas a disposición de los investigadores para contribuir al estudio del impacto de la contaminación en los océanos. Una muestra más de este apoyo es que Mares Circulares, a través de la Asociación Chelonia, respaldó el año pasado tres estudios en la Universidad de Valencia, la Universidad San Pablo CEU y la Universidad de Cádiz y en 2019 se añadirán tres investigaciones más.
Tan esencial como la investigación científica es la creación de un tejido empresarial dedicado a solucionar el desafío de los residuos. Por esta razón, la Asociación Chelonia y Mares Circulares pusieron en marcha el concurso Mares Circulares -que tendrá una segunda convocatoria en 2019- para impulsar iniciativas empresariales que aporten soluciones innovadoras basándose en el modelo de economía circular.
PlasticFam fue el proyecto ganador en la primera edición por su propuesta para integrar la vegetación marina -praderas de posidonia- de la Bahía de Cádiz en la economía circular, utilizándola como barrera natural en la recolección de basuras plásticas. Un proyecto que, como Mares Circulares, busca resolver el problema de los residuos marinos e impulsar la economía circular.