"Vivimos en una situación de desesperación porque desde hace dos años nos están arrancando los árboles". Con esta frase resume Francisco Molines, agricultor de la provincia de Alicante, lo que se está viviendo en 50 municipios de su región, donde se han llegado a destruir hasta 320.000 árboles por orden la Unión Europea (UE), para combatir a la Xylella fastidiosa. Se trata de una bacteria patógena sin cura conocida, también conocida como el ébola de los almendros, que está devorando nueve especies vegetales de tres comarcas alicantinas.
En concreto, se está atacando a tres especies de cultivo: almendro (al que está afectando especialmente), ciruelo y albaricoquero. El resto son ornamentales y sotobosque (vegetación formada por matas y arbustos que crece bajo los árboles de un bosque) como el romero. Para erradicar a la Xylella, la UE establece que cada vez que se detecta un árbol enfermo se eliminen todos los almendros en un radio de 100 metros, sin importar su estado. Esto está afectando profundamente a los agricultores, ya no solo por los árboles infectados (la bacteria se alimenta de la savia de los árboles hasta obstruir los vasos conductores de los mismos y provocar que se sequen), sino también por la destrucción de los cercanos sanos.
El caso de Molines, que también es vicepresidente de la Plataforma de Afectados de la Xylella Fastidiosa (Axfa), es solo un ejemplo de los muchos que se están viviendo en la zona: "Tengo varias parcelas con almendros. A día de hoy me han arrancado 300 y tengo el 90% de los que quedan en el corredor de la muerte". Para el agricultor, los árboles son parte de su sustento, que compagina con otras actividades económicas para poder vivir. Pero en estos pueblos no solo se está produciendo este perjuicio económico al campo en sí: "La floración de los almendros es uno de los pocos recursos para el turismo rural de muchos pueblecitos de montaña; si se destruyen la gente no viene".
"También hay un gran problema medioambiental. Si se arranca todo, ya no se va a resembrar aunque haya un plan para ello, porque la gran mayoría de sus dueños es gente mayor". "Esas parcelas quedarán abandonadas y el día de mañana será perfectas para que se originen incendios", vaticina el agricultor.
Además, en estos tiempos en los que la España vaciada está tan presente en todas las campañas políticas, el agricultor apunta a que la gente joven de estos pueblos que se dedica al campo se marchará: "Si les arrancas las parcelas se van a ir, porque no tienen nada que hacer".
Cambio de estrategia
El plan de erradicación que se está llevando a cabo en las zonas alicantinas es el que contempla la legislación europea, pero no es el único que existe para frenar a la bacteria. Tres zonas de la UE (donde su presencia es muy fuerte) han aplicado un plan de contención: La Puglia (Italia), Islas Baleares y Córcega. En estos lugares se ha llevado a cabo una estrategia por la que solo se arrancan los árboles infectadosy se establece una gran zona de cuarentena. Siguiendo este ejemplo, desde la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) de Marina alta y Marina baja, piden que se lleve a cabo un plan de este estilo, aunque la ley no lo contemple para estos territorios.
La portavoz de Asaja de esta zona, Teresa Alemany, apunta a que "es inviable arrancar todas las parcelas cultivadas para eliminar la bacteria, porque la zona donde ha salido es muy montañosa y abrupta". "Queremos que se pase a un plan de contención, que pase por destruir solo los infectados o sospechosos de infección y llevar un control exhaustivo de las plantas de alrededor", explica. Una petición con la que coinciden desde Axfa.
Por su parte el director general de Agricultura de la Generalitat de Valencia, Roger Llanes, explica a EL ESPAÑOL que no existe como tal la posibilidad de llevar a cabo el plan de contención que plantean porque no se encuentra establecido en la citada legislación.
Asimismo señala que en la zona de La Puglia, "como consecuencia de no haber intentado la erradicación con suficiente decisión, tienen un problema enorme que aumenta cada año que pasa", apunta como un ejemplo del fracaso de esta estrategia. Respecto a las islas españolas y Córcega explica que la situación también es complicada, ya que cuando se detecto, ya había afectado a gran parte del territorio: "La erradicación era muy difícil, pero cabe destacar que son islas por los que tienen un factor geográfico que impide que se extiendan más". "En estos tres sitios donde se ha permitido la contención los resultando han sido devastadores", insiste.
Llanes también explica que la situación es distinta que en estos lugares porque en Alicante solo hay una subespecie de Xylela, que afecta especialmente al almendro: "En los otros lugares eran muchas más especies, además no tenemos el mar que evite la extensión, por lo que tenemos que tomar estas otras medidas".
"Sabemos que las medidas son drásticas y dolorosas, pero creemos que no hay otra solución", explica el especialista haciendo mención a informes de la Unión Europea. "Desde la administración no queremos destruir árboles, sino intentar atajar el problema para que no tengamos una destrucción mayor y proteger el patrimonio de todos los valencianos", sentencia.