• 1 de 10

    Buitre negro.

    Un ejemplar se alimenta en uno de los muladares creados por la FNYH y en los que depositan carroña para ayudar a la estabilización de la especie.

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    Buitre negro y leonado.

    El buitre leonado cría antes que el negro y puede desalojarlo de sus nidos en los árboles. La FNYH crea plataformas arbóreas para que puedan nidificar y tener sus polluelos.

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    Ciervo rojo.

    El ciervo es una especie endémica de la dehesa, al igual que el cerdo ibérico, pero sus excrementos provocan una menor acidificación del suelo. Es por eso que reintroducirlo ayuda a la conservación del ecosistema.

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    Galápago europeo.

    Para la conservación de esta tortuga, es indispensable crear lagunas y vallarlas para evitar que otros animales se coman a los ejemplares cuando son demasiado pequeños. Una continuidad de varias generaciones de galápagos indica que la población no está en riesgo. 

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    Charcas ganaderas.

    La FNYH trabaja con los ganaderos en crear charcas que no solo les protegerán de la sequía y que serán focos de biodiversidad, sino que protegerán a sus animales de las enfermedades. Los rebaños orinan y defecan en la misma agua que beben, y los vallados ayudan a purificarla.

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    Conejo de monte.

    El humilde conejo estuvo prácticamente extinguido del Oeste Ibérico, quedando reducido a pocas poblaciones. Los esfuerzos de conservación han conseguido darle densidad, algo indispensable ya que es el alimento principal de los carnívoros.

  • 7 de 10

    Gineta.

    Pequeños mamíferos como la gineta o el gato montés de hábitos nocturnos proliferan ahí donde se crean cercados para conejos, al verse atraídos por su principal pieza de caza.

  • 8 de 10

    Zorro.

    La conservación de los carnívoros más grandes como el zorro y el lobo ibérico es más complicada ya que intervienen factores como la caza y el daño a los ganaderos, que la FNYH considera que deberían pagar los cotos de caza.

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    Rabilargo.

    Pájaros como el rabilargo o el herrerillo y aves mayores como la cigüeña negra se benefician de la proliferación de insectos y anfibios que se produce en las lagunas que crea la FNYH, lo que contribuye a su recuperación.

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    Caballo.

    La ganadería es fundamental para la preservación del Oeste Ibérico, pero también lo es el evitar la saturación del territorio mientras se trabaja en la diversificación, introduciendo vacuno y equino. Si no se enfoca de forma sostenible, la dehesa puede desaparecer.