Son invisibles a los ojos de los bañistas y velan por su seguridad, son los auténticos vigilantes de la playa. Antes de que comience la temporada de baño, que en nuestro país se sitúa en marzo para las playas o mayo para las zonas de baño interiores, enviados del ministerio toman muestras del agua. Luego seguirán haciéndolo mes a mes hasta finales de noviembre para comprobar que las olas, además de salitre, no traigan cantidades demasiado altas de bacterias como la Escherichia coli o los enterococos fecales, los principales microorganismos que se buscan en estas pruebas por su potencial para transmitir enfermedades. Si alguna vez, estando de vacaciones en la playa, ha sufrido alguna otitis o cistitis, ya sabe a qué puede atribuir la infección.
Tras finalizar la temporada de baño de 2015, la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA) identificó 383 playas europeas con aguas de calidad pobre. España es el tercer país de la unión con más playas que no pasan los controles, 58, después de Italia y Francia con 95 cada una.
Situada en Sueca, la playa de Motilla y la Gola de Mareny es una de las más habituales en las alertas por contaminación. Sus aguas superaron los valores establecidos de enterococo intestinal y E. coli en 2011, 2012 y 2015, según el balance anual. En cinco de los 42 muestreos realizados entre junio de 2013 y septiembre de 2015 se recomendó no bañarse por posible contaminación microbiológica del agua.
Agustín Genovés, de 61 años y presidente de la asociación de vecinos de la zona, recuerda cuando era joven y podía cruzar la Gola a nado. "Entonces estaba el agua casi cristalina, pero a mis hijos ya les prohibí nadar allí cuando eran pequeños y ahora a los hijos de mis hijos tampoco les dejo ir", dice a EL ESPAÑOL.
El principal problema allí es la Gola, una gran acequia a cuyo paso hay una estación depuradora, un camping y, sobre todo, muchas parcelas de arroz. Por la Gola fluyen productos fitosanitarios que el Garbí, un viento sur tradicional en la zona, acaba llevando hasta la playa, dejando un rastro de peces muertos por el camino que acaban arrastrados por la arena.
En total, las playas insuficientes en España sólo suponen un 2,6% del total, aunque es representativo que, entre 2014 y 2015, España también liderara la lista de países con más playas que han pasado de calidad "suficiente" a "pobre". En el otro lado hay que señalar que un 83,2% de las playas españolas el año pasado alcanzaron la calificación de "excelente", una cifra por debajo del 84,4% de la media europea o de países mediterráneos como Italia o Grecia, con un 90,5% y un 97,2% de playas excelentes, respectivamente.
Más preocupante aún es la situación de 34 playas europeas, para las que, tras haber incumplido durante cinco años seguidos la Directiva Europea 7/2006 de Aguas de Baño, la EEA pide, para la temporada 2016, una prohibición permanente de bañarse o, al menos, una señalización advirtiendo del peligro de hacerlo en esas aguas. De estas 34 playas o zonas de baño, 31 son españolas.
¿Quién se atreve a cerrar una playa?
Sin embargo, la aplicación de esta norma es bastante laxa. De esta treintena de zonas de baño que esta temporada deberían permanecer prohibidas a los bañistas, sólo tres (el río Alberche a su paso por Escalona, Toledo, el río Aguascebas a su paso por Villacarrillo y la playa balear de Cala Pedrera) aparecen como zonas donde no se recomienda el baño en Náyade, el Sistema de Información Nacional de Aguas de Baño facilitado por el Ministerio de Sanidad.
Algunos casos, como la parte alta del río Tormes a la altura de Horcajada, aparecen como "zona apta para el baño" pese a haber obtenido una calificación insuficiente en pasados cursos.
Otros casos, como la playa de Arealonga en Pontevedra aparecen "sin cambios" en la lista de playas controladas oficialmente, pero eso no ha hecho que desaparezcan los problemas, al contrario. El pasado 24 de junio, el Concello de Redondela ordenó el cierre "temporal" de la playa por un vertido de fecales. Arturo González, concejal de la localidad, declaró al Faro de Vigo que los vecinos del pueblo no hacen caso de las advertencias y se bañan con normalidad, dado que la situación se repite desde hace años. En la última medición hecha por la Consellería de Sanidade el pasado 12 de julio, los niveles de E. coli y enterococos en Arealonga seguían superando ampliamente los valores mínimos.
Como dice Genovés sobre la situación en la playa de Motilla, donde no ha habido ningún tipo de clausura en los últimos años, "no hemos sufrido cierres, y no porque no estuvieran para cerrar, sino porque el alcalde no se atrevía", apunta, y añade "a ver quién es el guapo que prohíbe bañarse: no vuelve a salir elegido en la vida".
Además del ministerio, las comunidades autónomas realizan también análisis de microorganismos en el agua. Durante la temporada de baño, la Generalitat Valenciana realiza seguimientos quincenales. Según estos controles, en la última semana del 18 al 24 de julio, la calidad del agua y la arena en la playa de Motilla han sido buenas. Los antecedentes, sin embargo, no invitan a la relajación.
"Antiguamente todo esto era Albufera, pero ahora todo son campos de arroz y no hay ni una playa decente en la zona", dice Genovés. "El arroz es el cáncer de Sueca".