Algunos escarabajos tienen el pene más grande que su cuerpo. Hasta ahora no se sabía mediante qué mecanismo conseguían copular estos insectos, pero la británica Sociedad de Biología Experimental ha encontrado una respuesta que podría resolver la incógnita. El nuevo estudio indica que los escarabajos macho, una vez introducen el pene en el conducto de la hembra, mantienen la rigidez de manera gradual, de manera que en la punta se mantiene suave, lo que les permite aumentar la rapidez para lograr el coito.
Igualmente, apunta el estudio, el macho cuenta con músculos especiales alrededor del miembro que le proporcionan la fuerza necesaria para llevar a cabo una penetración rápida y precisa.
Este resultado revela propiedades físicas de los tejidos reproductivos que pueden ser de crucial importancia en el estudio de la evolución de los genitales.
Según Yoko Matsumura, especialista en Biología Evolutiva en la Universidad de Kiel en Alemania, un beneficio encontrado en otros insectos con gran pene es que "el macho es capaz de 'rasgar' el conducto de la hembra cuando está libre de esperma de otros machos, lo que dificulta que el resto compita con él".
Por su parte, la hembra tiene su organismo adaptado al gran tamaño mencionado. En este sentido, Matsumura añade que "el conducto de la hembra tiene que ser largo para asegurar que sólo los penes grandes puedan fertilizar sus huevos".
Penes curiosos
Si hay un mito sexual dentro del mundo animal, es el del percebe. A este pequeño crustáceo se le ha atribuido un pene 40 veces más grande que su cuerpo, sin embargo en 2007 un grupo de biólogos de Aquarium Finisterrae, un centro de divulgación científica de A Coruña, demostraron que en realidad es "sólo" una vez y media más grande que su cuerpo. Aunque también descubrieron que practican sexo en grupo.
Otro aspecto sorprendente de la vida sexual de los percebes es que en algunos casos los espermatozoides confían su destino a las corrientes marinas. Un grupo de biólogos marinos de la Universidad de Alberta (Canadá) explicó en la revista Proceedings of the Royal Society B que los percebes, o bien se autofecundan, o lanzan el esperma al mar en busca de la procreación, debido a que permanecen en las rocas, lejos de sus posibles parejas.
Aunque más pequeños, también hay penes ruidosos, como es el caso de la chinche acuática Micronecta Scholtzi. Científicos del Museo Nacional de Historia Natural de París publicaron en la revista PLOS One los resultados de las mediciones que llevaron a cabo, en las que descubrieron que, en relación a su tamaño, son los animales más ruidosos de la naturaleza.
Pero lo sorprendente de esto es que lo hacen frotando su pene contra el abdomen con el objetivo de atraer a la hembra. Lo que sigue sin explicarse es cómo consiguen emitir un sonido a tanta potencia, de hasta 99,2 decibelios, similar al ruido que emite un taladro eléctrico.
Otros animales corren peor suerte por el ruido que provocan. Un grupo de investigadores del Instituto Max Planck de Ornitología, tras estudiar una colonia de murciélagos ratoneros grises y otra de moscas, llegó a la conclusión de que el acto sexual de dichos insectos provoca tal estruendo que los mamíferos los localizan para atacarlos y devorarlos, algo que habitualmente no sucede ya que su sistema de ecolocalización no las percibe.