"Llegará un día en que la raza humana se habrá secado como planta vana [...] Llegará un día en que el enfriado mundo será un silencio lúgubre y profundo". Las imágenes de las zonas de minería ilegal de Madre de Dios recuerdan a las Letanías de la tierra muerta de Alfonsina Storni. Donde antes había selva, hoy sólo queda un terreno yermo. Donde antes había verde, hoy solo quedan cráteres de barro y raíces muertas. Es el triste y desolador paisaje de una región donde la pobreza y la fiebre del oro han terminado por contaminar más de 85.000 kilómetros cuadrados de tierra otrora fértil.
Pero no es sólo tierra lo que muere. El pasado 23 de mayo el Gobierno de Perú declaró el estado de emergencia sanitaria en la región de Madre de Dios. Una decisión que se ha tomado tras la publicación de una serie de estudios que muestran altos niveles de mercurio en la población de 11 distritos de la región, así como en los peces y los sedimentos del río.
La emergencia, que en principio durará 60 días, es el último y tardío intento de abordar el problema de la contaminación causada por extracción de oro a lo largo del río que da nombre a esta zona amazónica. Mientras se mantenga la alerta, los funcionarios públicos proporcionarán comida y ayuda médica a 25 pueblos, donde el gobierno estima que puede haber unas 48.000 personas afectadas, más del 40% de la población de la región.
Una bomba de relojería
El problema de Madre de Dios no es nuevo ni desconocido para las autoridades. Esta región produce en torno a 20% del oro que se explota en Perú, uno de los siete principales productores de oro a nivel mundial. Ya en 2001, un informe elaborado por el Instituto Internacional de Medio Ambiente y Desarrollo alertaba de las consecuencias de la minería artesanal en esta región y se proponían varios proyectos para reducir el impacto ambiental. Pero la crisis y el alza de los precios del oro incrementaron el problema.
Más recientemente, el propio Ministerio de Medio Ambiente de Perú, junto al Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana, elaboró un informe en el que se alertaba de que la contaminación con mercurio de los ríos amazónicos era "una bomba de tiempo química". Según el reporte, publicado en 2011, "los efectos de la contaminación con el mercurio durarán mucho tiempo y serán mucho más significativos en el futuro, tanto en la salud de las personas como en el ambiente". Los investigadores encargados del estudio responsabilizaron al estado por su "inacción durante muchos años y décadas", lo que provocó que "las mafias que se desarrollan en torno a actividades ilegales, se hayan consolidado en esta región".
Un año después de publicarse este informe, la revista PLoS One publicó otro estudio donde se vinculaba por primera vez el mercurio detectado en las poblaciones locales con la contaminación proveniente de la minería y señalaba que el "aumento del consumo de pescado era uno de los indicadores más fuertes del aumento de los niveles de mercurio en la población".
Pero el gobierno nacional se enfrenta a las presiones de los mineros artesanales, generalmente pobres, y a los gobernantes locales, que insisten en que no hay pruebas que determinen la relación entre los altos niveles de mercurio detectados en la población y la actividad minera. "Es cierto que el mercurio surge de forma natural por la erosión de la tierra, pero la mayor parte proviene sin duda de la minería", explica a EL ESPAÑOL el investigador de la Universidad de Duke William Pan.
Este bioestadístico ha liderado un grupo de investigación que ha estado realizando medidas en la región y que publicó un estudio el pasado año en la revista Environmental Science: Processes & Impacts. En dicho trabajo se "demuestra que las comunidades ubicadas a cientos de kilómetros de las zonas de actividad de minería artesanal, incluidos los niños y las poblaciones indígenas no involucrados en la minería, están expuestos a unos niveles de mercurio a través de la dieta que exceden los límites aceptables".
Los resultados de Pan y su equipo han sido en los que se ha basado el gobierno peruano para decretar la alerta sanitaria y coinciden con los de otros investigadores que llevan años alertando de la delicada situación de la región y que piden una nueva regulación de la minería en estas zonas.
La población indígena es la más afectada
En Madre de Dios se producen entre 16.000 y 18.000 kg de oro al año, y por cada kg de oro extraído se utilizan unos 2’8 kg de mercurio, lo que supone que durante los últimos 20 años se han arrojado más de 3.000 toneladas de mercurio a los ríos amazónicos. Una vez en el agua, una serie de bacterias dan lugar a compuestos de metlimercurio que terminan contaminando a las poblaciones humanas a través del consumo del agua y el pescado.
"Los vínculos entre el mercurio y los problemas de salud para las poblaciones humanas son claros y evidentes", afirma Pan. Los efectos de este metal en los seres humanos incluyen daños severos en el sistema nervioso, malformaciones congénitas e incluso la muerte y es uno de los diez productos químicos que plantean especiales problemas de salud pública según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Muchas de las zonas explotadas se encuentran en áreas naturales protegidas o en tierras de pueblos indígenas, el grupo de mayor riesgo, debido a su alto consumo de pescado. Según las estimaciones realizadas por los investigadores, una persona que consuma 2 kg de pescado contaminado a la semana, consumo medio entre las comunidades nativas, estaría superando en más de 24 veces la dosis máxima de mercurio establecida por la OMS.
Según Pan, las medidas tomadas por el gobierno, reducir la ingesta de pescado y sustituirlo por otro alimento, son una "buena medida a corto plazo". Pero señala que no hay "suficientes datos sobre los ríos para predecir cuándo se podría descontaminar la región". Además, este investigador recuerda que "el mercurio no se descompone", con lo que "simplemente se trasladará río abajo hasta Bolivia y Brasil".
Entre las posibles alternativas a medio plazo, los investigadores están tratando de identificar plantas que absorban mercurio de forma natural. "El problema", afirma Pan, "es qué hacer con esas plantas, ya que no se puede quemar y tendrían que ser enterradas".
Minería artesanal: un problema complejo
En Perú la llamada "minería artesanal" es particularmente importante en la región Madre de Dios, donde el ministerio calcula que hay más de 30.000 mineros que trabajan en operaciones mineras "informales". La formalización es un proceso por el cual el gobierno trató de establecer cierto control sobre los mineros artesanales y que les permitiera vender el oro obtenido al estado, evitando así que pasara por contrabando a los países colindantes.
Sin embargo, la medida apenas ha incidido en la minería y según declaró el ministro de Medio Ambiente, Manuel Pulgar Vidal, se calcula que estas operaciones han destruido más de 100.000 hectáreas de bosques, lo que supone que actualmente esta actividad ha suplantado la agricultura como principal causa de deforestación.
El problema es sin duda complejo, ya que gran parte de su origen es la pobreza que aún predomina en el medio rural andino. Pero hasta ahora, los esfuerzos han sido en vano y si el nuevo presidente del país, Pablo Kuczynski, no toma medidas, el mercurio seguirá inundando el país de los incas. "Perú ha estado luchando por regular la minería ilegal desde hace muchos años, pero hasta que ese complejo problema se resuelva, la contaminación por mercurio continuará", sentencia Pan.