El parlamento catalán aprobó esta semana por unanimidad admitir a trámite la Ley de Cambio Climático. Josep Rull, consejero de Territorio y Sostenibilidad del Gobierno catalán, presentó a los diputados la nueva normativa, que, entre otras medidas, prevé reducir las emisiones de efecto invernadero un 25% en los próximos cuatro años o gravar con un impuesto a los coches más contaminantes. Por ejemplo, un todoterreno matriculado en Cataluña que emita 235 gramos de dióxido de carbono por kilómetro -casi el doble que un turismo- tendrá que pagar anualmente 84 euros. El ejecutivo regional ha calculado que estos impuestos les ayudarán a recaudar 75 millones cada año, que irán a parar a un fondo contra el cambio climático.
Que algo, por fin, haya logrado poner de acuerdo a partidos tan habitualmente enfrentados bastaría por sí solo para ser noticia. Sin embargo, lo que más trascendió de la jornada fueron los comentarios a la ley realizados por la diputada del PP catalán Marisa Xandri, acusada en la propia cámara de negacionismo climático por la parlamentaria de la CUP Mireia Boya.
Éstas son las declaraciones de Xandri y, a continuación, lo que dice la ciencia al respecto:
"Esta ley parte de la evidencia de que los cambios en el clima tienen una correlación directa con la actividad humana, y es cierto que hay multitud de estudios que avalan esta información, pero es igual de cierto que siempre han sucedido cambios climáticos en la Tierra y el actual comenzó antes de que los humanos contaminasen la atmósfera".
El argumento de que el clima ha cambiado antes es uno de los más usados por los escépticos del calentamiento antropogénico, es decir, el provocado por la actividad humana. Esencialmente es cierto: a lo largo de la historia del planeta ha habido aumentos en las temperaturas derivados del aumento de CO2. Los dos problemas de este razonamiento es que es una falacia non sequitur: si ha ocurrido antes sin actividad humana, es que la actividad humana -industrial- no puede provocar una aceleración de este fenómeno. Además, no distingue entre cambios climáticos lentos, que se extienden a lo largo de miles de años, o rápidos como éste, que en apenas siglo y medio ha batido récords de temperaturas.
Por supuesto, en la historia de la Tierra ha habido cambios climáticos tan abruptos como el actual, que a menudo han precedido grandes extinciones como la del Cámbrico.
Es obvio que la causa inicial del cambio climático no es la especie humana, sino factores astronómicos y naturales. Por tanto, lo que hoy realmente discutimos es si la polución humana puede acelerar o no una tendencia al calentamiento que empezó hace 15.000 años.
En realidad, la discusión en el terreno científico se limita a aspectos como la sensibilidad de los modelos climáticos generados por ordenador o el papel de las nubes en el clima global. Con respecto a que el calentamiento está provocado por la actividad humana, no existe ninguna institución científica relevante que lo niegue. Se maneja a menudo entre los científicos climáticos un estudio, publicado en Climate Wire, que analizaba 4.014 estudios sobre el asunto, de los que el 97,2% aseguraban que había una relación entre la actividad humana y el clima.
Un estudio aparecido esta semana atribuía a los humanos toda la responsabilidad por el cambio climático ocurrido desde 1950 y reducía los efectos naturales a un porcentaje casi testimonial.
Durante los siglos IX y X existió un periodo cálido que permitió a los vikingos llegar a Islandia, Groenlandia y Canadá. En aquella época no existía contaminación industrial como la de hoy en día. O la Pequeña Edad del Hielo, una serie grandes heladas y veranos fríos entre el XIV y finales del XIX, cuando Europa ya llevaba contaminada más de un siglo y el clima seguía siendo extremadamente frío.
En efecto, la Pequeña Edad del Hielo sucedió y los científicos llevan décadas investigando qué la causó. Hay dos motivos principales, un descenso de la actividad solar -incluso con varios años en los que no se registraron manchas solares- y un aumento de la actividad volcánica que, como es sabido, provoca que las cenizas se acumulen en la baja atmósfera haciendo de parapeto a la radiación que viene del Sol, lo que reduce las temperaturas medias en la superficie del planeta.
Aún se investiga qué provocó exactamente la Pequeña Edad de Hielo y por qué terminó. La relación entre actividad solar y temperatura inquieta a los científicos, aunque como señalan varios estudios, desde 1950 la actividad del Sol se ha mantenido estable y sin embargo las temperaturas se han disparado.
Aprovecho cuando hablo del Estado español para recordar que España es uno de los países que más está trabajando para cumplir sus obligaciones internacionales. Prueba de eso es que España ha cumplido con el Protocolo de Kioto.
Hace unos meses, en El Español hicimos una valoración del crecimiento de las emisiones en España tras la crisis económica de 2008-2015. Fue uno de los países que más aumentó sus emisiones tras suscribir el Protocolo de Kioto, y se vio obligada a adquirir derechos de emisión a Polonia para cumplir con lo acordado.
"El futuro climático es incierto, y hay que ser críticos con los medios que quieren imponer más opiniones interesadas que datos fundamentados, y también hay que ser críticos con el marketing que surge alrededor del calentamiento global", dijo Xandri para terminar su intervención.
Y pese a todas estas reticencias, el PP votó a favor de la ley. La política puede ser maravillosa.