Hace 66 millones de años, el impacto de un meteorito frente a lo que hoy es la península de Yucatán en México desencadenó los acontecimientos que llevaron a la extinción de los dinosaurios no avianos. Sin embargo, miles de millones de años antes, el planeta vecino a la Tierra sufrió una catástrofe similar. En una época en la que todavía conservaba mares de agua líquida, Marte recibió un impacto similar al de Chicxulub en una zona de lecho marino superficial, lo que provocó un 'mega tsunami' que ha quedado marcado en la geología del Planeta Rojo.
La existencia de un tsunami colosal que habría ocurrido hace 3.400 millones de años en las zonas bajas del hemisferio norte de Marte ya había sido propuesta por investigaciones anteriores. Fue la sonda de la NASA Viking-1 Lander, la primera en tocar tierra en 1976, la que fotografió lo que parecía ser un canal esculpido por una inundación catastrófica en un extremo del Maja Valles. Sin embargo, antes del artículo que ahora publica la revista Scientific Reports, no se había conseguido localizar el cráter de impacto del objeto -un asteroide o un cometa- que lo habría provocado.
Coordinados por Alexis Rodriguez, del Instituto de Ciencia Planetaria de Tucson (Arizona), investigadores de varios centros internacionales -entre ellos, el Departamento de Geología de la Universidad de Barcelona- analizaron la superficie de Marte combinando imágenes de varias misiones al planeta. Así, identificaron un cráter que bautizaron como Pohl, con un diámetro de 110 kilómetros y situado en una zona que estuvo cubierta por un océano en el pasado.
Situado a unos 120 metros bajo el nivel del mar, el cráter se habría formado aproximadamente hace 3.400 millones de años, según su posición con respecto a las placas de roca ya datadas tanto por debajo como por encima suyo. A continuación, los investigadores simularon colisiones de asteroides y cometas para determinar qué tipo de colisión podría haber dado lugar a Pohl, y si habría podido dar lugar a un mega tsunami. Según concluyen, hay dos posibles explicaciones, pero en ambos casos las consecuencias habrían sido igual de catastróficas.
En el primer caso, un cráter de las dimensiones de Pohl podría haberse formado por el impacto de un asteroide de un tamaño de al menos nueve kilómetros que habría encontrado una fuerte resistencia del suelo. En este escenario, el impacto habría liberado una energía equivalente a 13 millones de megatoneladas de TNT. En el segundo caso, el asteroide habría sido de tres kilómetros y la resistencia del suelo, baja, con lo que solo se produciría una explosión equivalente a media megatonelada.
En ambas simulaciones, el resultado indicaba la formación de cráteres de 110 kilómetros de diámetro, y la aparición de mega tsunamis con un alcance de hasta 1.500 kilómetros desde el epicentro. El análisis del impacto con el asteroide de tres kilómetros apunta a que las olas pudieron alcanzar una altura de 250 metros por encima del nivel del mar cuando llegaron a tierra. En nuestro planeta, el impacto de Chicxulub dejó temporalmente un cráter de 100 kilómetros de diámetro, y se calcula que las olas alcanzaron los 200 metros de altura.
Por supuesto, en Marte no había vida comparable a la del Cretácico en la Tierra que se pudiera haber visto afectada por la catástrofe, pero el evento podría haber tenido consecuencias para la vida en el Planeta Rojo, plantean los autores. El cráter Pohl proporcionó "energía hidrotérmica" a largo plazo mientras hubo agua líquida, lo que podría haber favorecido la aparición de organismos extremófilos como los que viven junto a las chimeneas volcánicas del fondo oceánico de nuestro planeta.