La Asamblea del Nobel otorga el Nobel de Física de 2020 a Roger Penrose, Reinhard Genzel y Andrea Ghez por su trabajo teórico y experimental que ha permitido la detección de los agujeros negros. Penrose, colaborador de Stephen Hawking, ha desarrollado su relación con la Teoría de la Relatividad, mientras que Genzel y Ghez destacan por su trabajo para hallar el agujero negro en el centro de la Vía Láctea, nuestra galaxia.
Según el comunicado de la Academia de Ciencias de Suecia, Roger Penrose utilizó "ingeniosos métodos matemáticos" en su demostración de que los agujeros negros son una consecuencia directa de la Teoría General de la Relatividad de Albert Einstein. El mismo Einstein no creía que los agujeros negros realmente existieran, esos monstruos superpesados que capturan todo lo que entra en ellos. Nada puede escapar, ni siquiera la luz.
En enero de 1965, diez años después de la muerte de Einstein, Roger Penrose demostró que los agujeros negros realmente se pueden formar y los describió en detalle; en su corazón, los agujeros negros esconden una singularidad en la que cesan todas las leyes conocidas de la naturaleza. Su artículo innovador todavía se considera la contribución más importante a la teoría general de la relatividad desde Einstein.
Reinhard Genzel y Andrea Ghez lideran cada uno un grupo de astrónomos que, desde principios de la década de 1990, se ha centrado en una región llamada 'Sagitario A*' en el centro de nuestra galaxia. Las órbitas de las estrellas más brillantes más cercanas al centro de la Vía Láctea se han cartografiado con una precisión cada vez mayor. Las mediciones de estos dos grupos concuerdan, y ambos encontraron un objeto invisible extremadamente pesado que tira del cúmulo de estrellas, haciéndolas correr a velocidades vertiginosas. Alrededor de cuatro millones de masas solares se agrupan en una región no mayor que nuestro sistema solar.
Usando los telescopios más grandes del mundo, Genzel y Ghez desarrollaron métodos para ver a través de las enormes nubes de gas y polvo interestelar hasta el centro de la Vía Láctea. Extendiendo los límites de la tecnología, perfeccionaron nuevas técnicas para compensar las distorsiones causadas por la atmósfera terrestre, construyeron instrumentos únicos y se comprometieron con la investigación a largo plazo. Su trabajo pionero nos ha proporcionado la evidencia más convincente hasta ahora de un agujero negro supermasivo en el centro de la Vía Láctea.
"Solo la detección de ondas gravitacionales lograda por el instrumento LIGO, a principios de este año, demuestra con más solidez que estos extraños objetos predichos por la Teoría de la Relatividad General de Einstein realmente existen en el universo", explicaba Genzel en 2016 en una conferencia organizada por la Fundación BBVA en Madrid.
En los últimos años han sido "lo bastante afortunados", en palabras del astrónomo, como para observar cómo una pequeña y polvorienta nube de gas ionizado se acerca tanto al horizonte de sucesos que resulta deformada por las fuerzas de marea -"convertida en espagueti", apunta Genzel- y después vuelve a salir "sorprendentemente intacta". "El centro galáctico siempre alberga sorpresas, que nos hacen aprender más sobre las condiciones y la física que opera en un lugar tan extraño".
Nobel contra la hepatitis
Harvey J. Alter, Michael Houghton y Charles M. Rice fueron anunciados ayer como los ganadores del Premio Nobel de Medicina 2020 por el descubrimiento del virus de la hepatitis C. Estos tres científicos han hecho una contribución decisiva a la lucha contra la hepatitis de transmisión sanguínea, un importante problema de salud mundial que causa cirrosis y cáncer de hígado en personas de todo el mundo.
En concreto, los estudios metódicos de la hepatitis asociada a transfusiones realizados por Harvey J. Alter demostraron que un virus desconocido era una causa común de hepatitis crónica; mientras que Michael Houghton utilizó una estrategia no probada para aislar el genoma del nuevo virus que se denominó 'virus de la hepatitis C'; y Charles M. Rice proporcionó la evidencia final que muestra que el virus de la hepatitis C por sí solo podría causar hepatitis.
El testigo de los cazaplanetas
El Premio Nobel de Física recayó en 2019 en James Peebles "por sus descubrimientos teóricos sobre la cosmología física", un premio que compartió con Michel Mayor y Didier Queloz, los descubridores del primer "exoplaneta que orbita una estrella similar a la del Sistema Solar".
Peebles, nacido en Canadá y nacionalizado estadounidense, está reconocido como uno de los principales teóricos sobre la estructura del Universo mediante modelos que respetan los principios de la Teoría de la Relatividad enunciada por Albert Einstein. Ha contribuido al corpus teórico de la radiación de fondo de microondas que se extiende por todo el Universo, la materia oscura que lo forma al 85% y la nucleosíntesis primordial que ocurrió minutos después del Big Bang.
Por su parte, los suizos Michel Mayor y Didier Queloz "han explorado la galaxia que es nuestro hogar, la Vía Láctea, buscando mundos desconocidos. En 1995, hicieron el primer descubrimiento de un planeta más allá de nuestro Sistema Solar, un exoplaneta en órbita de una estrella de tipo solar, 51 Pegasi".
Este hallazgo, reconoció la Academia, "lanzó una revolución en la astronomía que ha desembocado en más de 4.000 exoplanetas descubiertos desde entonces en la Vía Láctea. Extraños nuevos mundos siguen siendo hallados en estos momentos, con una increíble riqueza de tamaños, formas y órbitas".