A menos de 600 kilómetros al este de Moscú, abrazada por el río Volga, se encuentra las instalaciones de calefacción ionosférica Sura. Se trata de unas instalaciones que estudian el comportamiento de la ionosfera con fines incialmente militares. Fueron inauguradas por el departamento de Defensa Soviético en 1981, año en el que Ronald Reagan es elegido presidente de los Estados Unidos. Su ascenso al poder supuso una intensificación del conflicto bélico, así como de la carrera científica que mantenían ambos bloques.
Parece ser que Sura vuelve a utilizarse a pleno rendimiento, y con invitados de honor que traen reminiscencias del pasado siglo. Según South China Morning Post, medio anglófono de Hong Kong, las autoridades rusas colaboraron el pasado junio con el CSES chino (China Seismo‐Electromagnetic Satellite) desde estas instalaciones. El objetivo era realizar una serie de investigaciones para cotejar el comportamiento de la atmósfera. Los efectos que produjeron las ondas de alta frecuencia empleadas fueron visibles en un área de 126.000 kilómetros cuadrados. Si efectivamente los datos del SCMP fuesen correctos, se trataría de una superficie cercana a la suma de Andalucía y Extremadura.
Los cinco experimentos se prolongaron durante 11 días, y se basaron en la expulsión de partículas o electrones a la ionosfera. Durante este período se registró un aumento de la temperatura de más de 100 grados centígrados. No es una anomalía en una capa atmosférica capaz de alcanzar los 1500ºC, aunque sí es significativo que esto suceda de la mano del hombre. Durante los experimentos se alcanzó una potencia energética de 260 megavatios, suficiente como para iluminar una ciudad de pequeño tamaño.
Mientras que los científicos rusos se encargaban desde la base de ejecutar el experimento, el satélite CSES de China -popularmente conocido como Zhangheng 1- registraba los datos extraídos de los experimentos. El doctor Wang Yalu, participante en los experimentos, niega cualquier objetivo militar en las investigaciones: "Solo estamos haciendo ciencia. Si hay otros objetivos, no he sido informado de ellos". Sura también ha realizado investigaciones conjuntas con Estados Unidos o Francia.
La ionosfera es la capa atmosférica que absorbe una parte de la radiación solar que penetra en el planeta. Se encuentra entre los 80 y los 400 kilómetros de altitud, y es donde se producen las auroras boreales. Este fenómeno es consecuencia de la interacción entre las partículas solares y los átomos propios de la capa.
Esta capa juega además un papel fundamental en el mundo de las telecomunicaciones. La ionosfera funciona como un conductor de electricidad: refleja las ondas de radio y permite la transmisión de información a gran distancia. Un control efectivo de la ionosfera podría influir en la capacidad de los satélites, aplicaciones de geolocalización, etcétera. Estados Unidos no se queda atrás en este tipo de investigaciones, y cuenta con su propia base de investigación en Alaska.