Obtener los beneficios del deporte sin moverse del sofá, sólo con ingerir una pastilla. Suena a magia o a timo, pero lo cierto es que podría ser realidad en unos años. Científicos británicos planean producir un medicamento que acelerará el flujo sanguíneo e imitará los efectos del ejercicio físico. El compuesto que están desarrollando basa su funcionamiento en una proteína llamada Piezo1, una molécula que participa en el proceso de adaptación del cuerpo humano a la actividad física y permite llevar el oxígeno necesario a los músculos.
Según los investigadores del Leeds Institute of Cardiovascular and Metabolic Medicine, si se aumenta el nivel de esta proteína en el organismo, se puede simular lo que ocurre en el cuerpo cuando alguien practica ejercicio, replicando los beneficios que tiene. Algunos de sus puntos a favor serían la posibilidad de reducir el riesgo de sufrir cáncer, derrames cerebrales o patologías cardíacas como el infarto de miocardio.
"Modificando la concentración de esta proteína en el intestino podríamos actuar sobre algunos problemas como la diabetes. Por lo tanto, el compuesto podría marcarse como objetivo esta zona para tener un efecto funcional", ha afirmado David Beech, uno de los participantes en el proyecto.
Testado en ratones
El fármaco, que ha sido bautizado como Yoda 1 en honor al personaje de la película Star Wars, ha sido probado con éxito en ratones. Al ingerirlo, los roedores sufrieron un aumento de la concentración de la sangre en las zonas deseadas: el estómago y los intestinos.
En concreto, esta medicina tiene un efecto constrictor de los vasos sanguíneos mediante la alteración del balance eléctrico del cuerpo, lo que hace que el líquido rojo se expanda más de lo normal a través de las venas y las arterias.
"Si entendemos mejor el funcionamiento de Yoda 1 respecto a la molécula Piezo 1 podamos acercarnos un paso más a la meta de conseguir un compuesto que controle enfermedades crónicas graves", explica Beech.
Ensayos clínicos en proceso
Gracias a la aportación económica de la Fundación Británica del Corazón, el profesor Beech y su equipo podrán seguir trabajando en Yoda 1 para que se pueda adaptar al consumo humano.
Su intención es modificar el fármaco para que en un futuro puedan impulsarse ensayos clínicos más avanzados que permitan a los investigadores afinar el funcionamiento del mismo.
En cuanto al tiempo que debería transcurrir para que sea apto para el consumo humano, se espera que las primeras pruebas con personas se hagan dentro de cinco años.
Beech sostiene que el fármaco no sustituiría completamente al ejercicio, pero si potenciaría sus efectos. "Podría tomarse como complemento a dar un paseo, por lo tanto, provocaría que un paseo se convirtiese en una carrera para el organismo".