Los hermanos que nacen antes obtienen mejores notas y en su vida adulta disfrutan de una mejor situación económica. Cada vez hay más estudios que demuestran esta afirmación y otras parecidas, así como teorías que tratan de encontrarle una explicación. ¿Es una cuestión biológica? ¿Tiene que ver con que los recursos económicos familiares disminuyen a medida que se tienen más hijos?
Una nueva investigación ofrece un enfoque muy diferente: los padres ofrecen menos estimulación cognitiva a los niños que tienen más tarde. Es decir, que se vuelcan en todo tipo de cuidados y atenciones con el primogénito, del que están pendientes al máximo, pero con la experiencia se relajan ante la llegada de un segundo hijo y más aún si tienen un tercero y un cuarto. Así, el orden de nacimiento determina que los mayores tengan un nivel de educación superior, un cociente intelectual más alto y que, como consecuencia, acaben ganando más dinero que sus hermanos pequeños.
"Es un fenómeno muy estudiado y se han descartado todo tipo de explicaciones, no es porque las familias numerosas tengan menos renta per cápita a medida que tienen más hijos, ni porque la madre sea más mayor, ni siquiera porque los padres tengan que repartir su tiempo", comenta a EL ESPAÑOL Marian Vidal Fernández, una barcelonesa que trabaja desde hace varios años en la Universidad de Sidney (Australia).
En un artículo publicado junto a Jee K. Lehmann y Ana Nuevo Chiquero, la investigadora aprovecha la base de datos de un estudio longitudinal que se viene realizando en Estados Unidos durante décadas. En 1979 miles de jóvenes participaron por primera vez en una serie de entrevistas y desde entonces se les realiza un seguimiento cada dos años que incluye a sus familias. Los niños que tuvieron, algunos ya adultos metidos en la treintena en la actualidad, han pasado periódicamente diversos test de inteligencia, psicológicos y cognitivos.
Ahora, Marian Vidal Fernández y sus colegas han extraído esa información para establecer el motivo de las diferencias entre hermanos en un análisis final que incluye a cerca de 5.000 personas. Así han comprobado que el orden de nacimiento ya marca divergencias desde edades muy tempranas, antes de los tres años.
Aparte de las pruebas que ratifican lo que ya aparece en otros estudios, los investigadores estudian en profundidad la relación de los padres con sus hijos, tanto a través de preguntas a vástagos y progenitores como de la observación directa de comportamientos y del ambiente del hogar. Ahí ha estado la clave para llegar a las conclusiones de este análisis.
Calidad del tiempo
A través de una medida de la calidad de la estimulación cognitiva, han comprobado que los padres invierten menos recursos en el desarrollo de sus hijos más jóvenes. En otras palabras, su capacidad para fomentar un desarrollo cognitivo temprano decae a medida que se suman nuevos miembros a la familia. En realidad es fácil de comprender: es complicado sentarse a leer con el más pequeño si el mayor necesita ayuda en matemáticas.
"No se trata del tiempo que pasan con los hijos, sino de que la calidad del tiempo es menor", señala la experta. Entre los elementos que se tienen en cuenta para el desarrollo cognitivo están las lecturas, las salidas culturales o la disponibilidad de instrumentos musicales. Estas diferencias se reflejan en las capacidades del niño, se mantienen cuando llegan a la adolescencia y tienen repercusiones en la vida adulta
Curiosamente, el cambio de comportamiento paterno tiene lugar incluso antes del nacimiento de los hijos más pequeños, hasta el punto de que las madres tienden a fumar y beber más durante el embarazo, algo que también se ha revelado como perjudicial para diversos aspectos del desarrollo de su futuro hijo.
Sin diferencias de personalidad
Sin embargo, desde el punto de vista biológico los hijos que llegan más tarde no tienen ninguna desventaja, más bien al contrario, puesto que pesan más al nacer y algunos estudios relacionan este dato con una mejor salud. Por otra parte, en contra de algunas creencias populares, el estudio tampoco encuentra ninguna diferencia en la personalidad de los hermanos según el orden de nacimiento, es decir, no dan más problemas de comportamiento unos que otros y tienen la misma autoconfianza.
Otro aspecto que hay que tener en cuenta es que estos resultados se extraen de datos tomados en Estados Unidos y que casi todos los estudios que han detectado diferencias entre hermanos por orden de nacimiento se han elaborado en países desarrollados, como Noruega y el Reino Unido. "Hay estudios en Perú y Filipinas en los que no se cumple", señala Marian Vidal, "probablemente porque allí el primogénito, en lugar de recibir más atención, tiene que ayudar a la familia a salir adelante". Del mismo modo, los investigadores dicen no tener aún datos suficientes para saber si dentro de un mismo país podría haber diferencias por clases sociales.
Padres, ustedes saben qué hacer
Y dicho todo esto, el mensaje de los investigadores es tranquilizador: si ustedes son padres, no se preocupen. En primer lugar, porque el estudio sólo se refiere a las habilidades cognitivas. Sí, es cierto que son muy importantes, pero no es lo único en la vida y en cualquier otra medida de destrezas igualmente relevantes y que también influyen en la personalidad y el éxito laboral no se encuentra ningún tipo de diferencia. Además, los progenitores proporcionan el mismo soporte emocional a todos sus hijos con independencia del orden de nacimiento.
"Nuestro estudio sirve para que los padres sean conscientes de que esto ocurre, pero no hay nada malo en ello", comenta la investigadora. Más bien al contrario: "En mi opinión, en los países desarrollados tenemos un exceso de información y de preocupación cuando tenemos un primer hijo, le dedicamos mucho esfuerzo, leemos, consultamos en internet y lo llevamos al hospital más de lo necesario, hasta que vemos que no le pasa nada. Los padres no deberían preocuparse por las diferencias que hemos observado, ellos saben qué decisiones tomar en cada momento".