El andaluz que miraba las estrellas con el telescopio de su abuelo y acaba de descubrir un exoplaneta
Francisco J. Pozuelos ha participado como coautor del estudio en el que se revela la existencia de un exoplaneta tan ligero como un algodón de azúcar.
17 mayo, 2024 02:58Es complicado que Francisco J. Pozuelos Romero coja el teléfono a la primera. El edificio en el que trabaja no tiene buena cobertura. Una vez que da señal, el investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) se confiesa "muy alegre" tras haber descubierto un planeta que es "tan ligero como un algodón de azúcar".
Sí, ha leído bien, un algodón de azúcar. La comparativa no la realiza para que el hallazgo resulte más atractivo para el público general, es que ciertamente lo es. La densidad de WASP-193b —como se conoce al nuevo planeta— es de 0,059 gramos por centímetro cúbico; esto es, mucho más baja que la de Júpiter (1,33 g/cm³) o la Tierra (5,51 g/cm³), pero muy similar a la del algodón de azúcar (0,05 g/cm³). Se trata del segundo planeta más ligero que se ha descubierto hasta la fecha, sólo superado por Kepler 51d.
Con esta densidad, habrá quien crea que estamos ante un diminuto planeta. Pues bien, se equivoca: es el doble de grande que Júpiter. "Es un planeta grandísimo. No debería existir con el tamaño que tiene", asegura a EL ESPAÑOL Pozuelos, quien es, junto con Khalid Barkaoui, investigador de la Universidad de Lieja, el autor principal del estudio publicado este martes en Nature Astronomy.
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Cuando se produce un descubrimiento tan extraño existe el riesgo de levantar sospechas acerca de su veracidad. Fue lo que le ocurrió precisamente a este grupo de investigadores. Presentaron por primera vez los resultados a la revista científica y los revisores no le dieron el visto bueno porque no se los creían: "Nos pidieron que volviéramos a caracterizar la estrella".
A ellos también les "habían chocado muchísimo los primeros resultados". Pero estaban convencidos de que andaban en lo cierto. Por ello, rehicieron el proceso completo de análisis y obtuvieron los mismos datos. "No había un error en la metodología, es que el planeta tiene estas características".
Un auténtico misterio
Cuando la densidad de un planeta se sitúa por debajo de la barrera de los 0,1 g/cm³, se les denomina ultraligeros. Aunque se conocen desde hace 15 años, siguen siendo "un auténtico misterio". De los 10 de los que tenemos constancia, WASP-193b parece ser el más interesante: "Nos va a permitir desvelar las incógnitas que hay a su alrededor; en especial, acerca de su formación".
La 'carpeta' de WASP-193b no está cerrada todavía. Ahora, comenzarán a estudiar su atmósfera con mucho detalle gracias al telescopio espacial James Webb. El estudio de estos exoplanetas no sólo servirá para entender mejor cómo se forman los sistemas planetarios, sino que, como apunta Pozuelos, "nos ayudará a entender nuestra propia identidad".
Muestra sus reservas, eso sí, sobre si llegaremos o no a encontrar vida más allá de la Tierra: "Todavía nos quedan unos 20 años". Cree que en una sola década sería demasiado pronto. De hecho, los grandes proyectos orientados a la búsqueda de vida tienen previstos comenzar a operar para los años 2030-2040. "El día que hallemos vida se resolverá una de las grandes preguntas que tenemos como especie".
Como se desconoce cuándo será "ese día", lo que conocemos a ciencia cierta es que nadie podrá saber en qué contexto estará. Porque, como dice este investigador, los mejores descubrimientos no entienden de horarios y siempre ocurren fuera de la jornada de trabajo.
A él no le ocurrió esto con WASP-193b, pero sí con otro hallazgo reciente, cuando se encontraba de vacaciones. "De pronto, empiezan a llegarte correos y mensajes de que se ha descubierto algo importantísimo y hay que empezar a operar todos los telescopios para apuntar hacia ese sitio".
Primer telescopio con recuerdo
El investigador no revela si estaba descansando en su Huelva natal. Allí, entre sus playas, fue donde surgió su interés por la astronomía. Corría el año 1997 cuando el cielo se tiñó de blanco y azul por el cometa Hale-Bopp. Es considerado uno de los acontecimientos astronómicos del siglo XX, ya que se pudo contemplar durante meses por millones de personas.
Una de ellas era el joven Pozuelos, que pasaba las noches con sus amigos en la playa para observar el cometa. "Era fantástico y me despertó muchísima curiosidad", recuerda. A falta de internet, la única forma que tenía para enterarse de las últimas noticias era acudir al quiosco cada mañana.
Pozuelos guarda un recuerdo físco de aquella época. Se lo hizo su madre, quien le dibujó un cuadro del cometa Hale-Bopp. Esta ilustración terminó siendo la portada de su tesis doctoral, puesto que se centraba en los cuerpos menores del sistema solar. Su padre también le compró un póster del cometa visto desde el desierto de Arizona. Aun así, en su familia nunca ha habido tradición por la astronomía.
Prueba de ello era un telescopio de su abuelo que "estaba dando bandazos" por su casa. Ése fue el primer telescopio al que se acercó. Con él, se iba durante su adolescencia a escondidas a la playa en las noches de luna llena: "Es verdad que era muy pequeñito. Pero suficiente como para poder ver los cráteres lunares".
Pasión convertida en oficio
Estudio Física en la Universidad de Sevilla y la tesis la hizo en el IAA. Sin embargo, el periodo posdoctoral estuvo en el extranjero. Fueron "muchos años". Pero le sirvieron para pasar de los cometas y los asteroides a los exoplanetas. "Era realmente a lo que me quería dedicar porque me gustaba muchísimo", reconoce Pozuelos con una efusividad propia de quien se dedica a lo que le apasiona.
Tuvo la suerte de poder regresar a España tras casi siete años de periplo internacional en los que trabajó en la Agencia Aeroespacial Alemana y en la Universidad de Lieja (Béligca), cuyo equipo descubrió un nuevo sistema solar con siete planetas del tamaño de la Tierra —aunque para entonces, Pozuelos no colaboraba aún con ellos—.
Confiesa que aceptó la oferta del IAA por ser "el sitio ideal": ubicado en la región en la que le vio nacer y "con un nivel científico enorme". Además del centro localizado en Granada, Pozuelos considera que "en nuestro país tenemos astrofísicos de altísimo nivel". Extiende esta valoración a los otros campos de investigación: "Es cierto que no se invierte tanto como nos gustaría. Pero España tiene un nivel científico muy alto".
Qué llevaría al espacio
El nombre de los exoplanetas son prácticamente impronunciables. Como canta Arde Bogotá, bien se podría llamar uno "571-/9A". Pozuelos, que se confiesa seguidor del grupo y ha escuchado la canción homónima, ofrece la explicación científica. "En la primera parte de la nomenclatura es donde se indica el telescopio utilizado. Las cifras siguientes se refieren al número de planeta que se ha descubierto. Y la letra sólo aparece si es un planeta".
La banda sueña con fundar Cartagena "en algún exoplaneta" que están valorando ir a colonizar. Pozuelos, por su parte, ni siquiera se ha planteado qué haría si esto ocurre porque sabe perfectamente que no se podrá visitar estos planetas "ni en los próximos 200 años". Aunque puesto a jugar con la imaginación, si tuviera la opción de llevarse comida casera, las albóndigas de choco de su madre estarían sin duda en el menú.
Junto con los fideos con caballa, era lo que gastronómicamente más echaba de menos cuando se encontraba a kilómetros de Punta Umbría. Se crió en este municipio onubense, donde se le conoce como Curro. En el trabajo, le llaman Fran. Pero nadie ha tenido la osadía de referirse a él como 'el Curro Romero de los exoplanetas'. "La verdad es que nunca me lo han dicho", conluye entre risas.