Las separaciones están a la orden del día en España. Según los últimos datos del INE, en 2022 se produjeron más de 80.000 disoluciones matrimoniales, cifra más o menos similar a la de años anteriores. La cantinela de La Jurado, eso de "se nos acabó el amor de tanto usarlo", encaja más que nunca en nuestra sociedad. Según la ciencia, de tanto usarlo, no se sabe. Lo que ha averiguado una reciente investigación es que el amor se acaba cuando el cerebro deja de producir un famoso neurotransmisor: la dopamina.
Publicada en Current Biology y realizada por neurocientíficos de la Universidad de Colorado Boulder (Estados Unidos), sugiere que la domina no sólo es fundamental para que se produzca un primer enganche en la pareja. También para mantener viva la llama del amor.
Los resultados parten de un curioso análisis: las parejas que conforman los topillos de la pradera. Tan sólo entre el 3% y el 5% de los mamíferos son monógamos y esta especie está entre las elegidas. Al igual que los humanos, estos roedores tienden a formar parejas duraderas a lo largo de su vida y crían a los hijos juntos. Incluso se ha comprobado que experimentan algo parecido al dolor cuando pierden a su otra mitad.
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Ahora, también iluminan el camino de la química cerebral del amor. En el experimento, se separaba a una pareja de topillos. Uno de ellos tenía la opción de activar dos palancas: una que le llevaba hacia su pareja y otra hacia un desconocido. En el primer caso, el cerebro liberaba más dopamina. Y no sólo eso. Seguía segregando y segregando mientras estaba con ella.
Cuando se acaba la dopamina
"Básicamente, lo que hemos encontrado es una huella biológica del deseo que nos ayuda a explicar por qué queremos estar con unas personas más que con otras", explica en un comunicado la autora principal, Zoe Donaldson, profesora asociada de Neurociencia del Comportamiento en la Universidad de Colorado Boulder.
No obstante, esta liberación de dopamina puede terminar por distintos motivos, por ejemplo, la monotonía. El comportamiento en pareja entonces cambia, aunque a priori esto pase inadvertido. La Psicología Social y las Ciencias de la Personalidad han intentado encontrar señales que puedan servir como predictores para el fin de una pareja. Así, un estudio publicado por psicólogos de la Universidad de Toronto (Estados Unidos) demostró que la más importante es la pérdida de intimidad.
Lara Ferreiro, psicóloga especialista en adicción emocional y parejas, desgrana para EL ESPAÑOL qué implica esta pérdida de la intimidad. Habla de dos señales relevantes y un añadido que sirve de guía:
1. No te apetece pasar tiempo juntos
"El tiempo de ocio con tu pareja es cada vez menor. Empiezas a estar más con tus familiares y/o amigos y pones excusas continuas para no estar con esa persona", explica la experta.
Esto también engloba la esfera sexual. Como indica la investigación, cuando una persona entra en el modo evitativo, lo hace en todos los ámbitos, incluido el sexo.
2. Pérdida de intereses comunes
"Al principio, la pareja tiene distintas cosas que les une y con el tiempo esas cosas van siendo cada vez menos", añade Ferreiro.
El punto dos es una especie de antesala del uno. Cuando esto ocurre, es normal que la química cerebral se vaya apagando y que las ganas de pasar tiempo juntos sean cada vez menos.
3. No te hace sentir bien
Este es el añadido del que habla la psicóloga. "El truquito". Esa primera señal de alerta por la que toda persona debe empezar a identificar que una relación no marcha como debería. "Todos tenemos un termómetro emocional que nos manda mensajes. Si piensas en tu pareja y te sientes mal, mala señal", advierte.
La buena noticia es que esta situación tiene solución. Para algunos, el arreglo pasará por comenzar lo que Ferreiro denomina "plan de intervención de crisis". Son una serie de pautas que pueden contribuir a volver a encender la llama del amor. Entre ellas, hay cosas básicas como agendar tiempo a solas, hacer actividades placenteras en pareja o llegar a acuerdos dentro de la relación. Para casos más complicados, queda la terapia de pareja.
"Hay veces que esto no se puede", avisa la experta. Hay ocasiones en las que, muy a su pesar, la mejor solución es poner fin a la relación. "He visto en consulta verdaderos cadáveres emocionales, gente que no es consciente de que está en una relación que ya no tiene solución, en la que no hay planes de futuro ni nada de nada, pero están ahí por una adicción emocional", continúa. "Muchas veces la terapia de pareja es un éxito cuando acaban rompiendo".
Cerebro en abstinencia
Para aquellos que estén en esta situación, Ferreiro recomienda que aborden el fin de su relación desde la más absoluta sinceridad. "Si no sientes nada por tu pareja, no digas 'vamos a darnos un tiempo', porque el final puede llegar a ser muchísimo más doloroso", espeta.
También hay situaciones en las que el cerebro de la otra parte sí seguía generando dopamina. Si hace el duelo correctamente, no hay peligro. Pero esto no es sencillo. "Hay quien habla del síndrome del corazón roto. La gente siente un dolor como si se le hubiera roto el corazón, pero realmente son las hormonas. El cerebro entra en abstinencia y se puede generar mucha ansiedad y mucho estrés", avisa la psicóloga. Para ella, dejar una relación puede ser tan difícil como dejar una sustancia. Si bien, siguiendo el símil, el esfuerzo siempre habrá merecido la pena.